“La imaginación kantiana tiene el valor de
facultad o de actividad cognoscitiva. Ello implica una conciencia del sujeto en
la elaboración u ordenamiento de imágenes y percepciones. De tal manera, puede
decirse que la imaginación guarda un estrecho nexo con el conocimiento o con
las facultades que lo producen. En tal caso el vocablo "imaginar" no
podría homologarse con "fantasear" en el sentido de hacerlo sin
ninguna base real”. (Roberto Cañas Quirós. Obra: La imaginación y las
ideas estéticas en la filosofía de Kant. Cap. La
imaginación reproductora como facultad psicológica)
Introducción.
Este
tema define conceptual y prácticamente dos actividades psicológicas distintas
que en el lenguaje usual se consideran sinónimas. Desde el auto-conocimiento,
el estudiante precisa distinguir tanto racionalmente como a través de la vivencia
personal las diferencias existentes entre la imaginación y la fantasía. Cada
una de ellas son expresiones que emanan de estados opuestos de la conciencia. La
imaginación es una facultad de la Esencia que se cimienta sobre dos pilares: la
realidad y el impulso creador. En sí misma, esta es una manifestación de la inteligencia
que se despliega por la propia conciencia de modo intencional y dirigido. En la
existencia de todo ser humano esta cualidad es muy importante. A través de ella,
el individuo resuelve problemas, construye, inventa, crea, toma iniciativas
inéditas y acertadas, concibe dispositivos nuevos, etc. De igual manera ocurre
en el ámbito del conocimiento de sí. La imaginación creadora y la meditación
permiten al alumno conectar con su propia realidad interior, abrir la puerta de
la inspiración y captar los hechos desde una perspectiva objetiva.
Opuestamente, la fantasía es una
actividad mental que recurre a la memoria y se vincula a los dos primeros
estados de conciencia: Eikasia y Pistis. Algunas veces esta actividad es
voluntaria y, otras muchas, no lo es tanto. La fantasía se desenvuelve de modo
automático sin un real control del sujeto que inconscientemente la provoca. La
personalidad suele acudir a esta por diferentes causas que se analizarán en
este texto. El ego apela a la fantasía sin que uno pueda evitarlo. Esto sucede
con agregados psicológicos como el miedo. Muchas personas sienten y proyectan
sobre la pantalla mental todo tipo de desastres y calamidades que las alejan de
la realidad y les producen sufrimiento. Siendo la imaginación y la fantasía dos
manifestaciones de diferente naturaleza, la confusión por parte del estudiante
le impide reconocer la expresión de su propia conciencia y discernirla del ego.
Otro punto relevante es que la imaginación es la vía de entrada a la inspiración
e intuición; ambas capacidades se relacionan directamente con los dos centros
superiores del organismo. A continuación se desarrollan ampliamente estas
divergencias entre ambos conceptos y las consecuencias que acarrean esta
algarabía entre ellos.
Definición de los términos.
La
palabra imaginación proviene de “imagen”
y esta del latín “imago”, que significa
retrato, imitar o copiar. Este vocablo transmitía la idea de representación en
un espejo de un retrato o una réplica de un objeto real, en este caso, en la
mente. Asimismo, este término acarrea en la filosofía clásica la afirmación que
todo lo que uno ve es una imitación o reproducción mental de lo que ya existe. En
este sentido se define como imaginación reproductiva.
El DRAE, entre otras acepciones que
se confunden con la fantasía, define imaginación como “la facultad del alma que representa las imágenes de las
cosas reales o ideales”. Para el auto-conocimiento, imaginar es “ver lo real”. Más adelante, el texto desarrollará y matizará esta
afirmación pero para encuadrar la idea se expone un sencillo ejemplo. Un arquitecto
recibe el encargo de diseñar un puente, el cual precisa imaginarlo antes de
construirlo. Para ello, este necesita estudiar a fondo el informe técnico que
realiza el ingeniero civil sobre el terreno donde este se edificará. Esto
significa que el arquitecto restringe su proyecto a las condiciones del lugar y
leyes físicas. Es decir, este evalúa la distancia, los vientos, la estructura y
actividad sísmica del terreno, los materiales a emplear, la carga a soportar, la
fuerza de la gravedad, etc. El diseño del puente imaginado se ajustará a las
condiciones reales. Del mismo modo que el proyecto se originó primero en su
mente, después realizó unos bocetos y, finalmente, unos planos. En todo este
proceso creador el profesional recurrió a su “capacidad de imaginar la realidad” del puente que anhelaba
construir. Este ejemplo, enseña como este se inicia con la imaginación
reproductiva del lugar hasta alcanzar el objetivo anhelado de colocar el puente
a través de la imaginación creadora.
“Distíngase
entre la imaginación intencional y la imaginación mecánica. La imaginación
intencional es el traslúcido que nos permite a nosotros ver las grandes
realidades de los mundos internos. La imaginación mecánica es la fantasía, está
formada con los desechos de la memoria”. (Las facultades del Hombre.
Cap. La fe consciente)
El vocablo fantasía procede del
latín “phantasia” y esta a su vez del griego. Su raíz etimológica se
relaciona con “Phantasos[1]”, dios encargado
de producir visiones en los sueños. Divinidad de las apariencias. Asimismo del
verbo “phainos” que significa
aparecer a la vista de modo pomposo o irreal. Existen diferentes definiciones
de esta palabra según uno consulte un diccionario u otro. Para respetar el
origen etimológico del término fantasía y evitar asimilarlo al vocablo
imaginación se obtienen las acepciones siguientes[2]:
1.“Idea, historia, cosa o percepción falsa de la
realidad que solo existe en la mente de quien la produce”.
2. “ Facultad
de la mente para reproducir en imágenes cosas inexistentes o de idealizar las
reales”.
El auto-conocimiento evidencia esta
distinción clara entre ambos términos con respecto a su relación con la
realidad. La primera, se confina a esta, en cambio, la segunda se aleja de ella.
En estos estudios, la fantasía es el producto de la identificación y refleja el
estado inconsciente que la persona acarrea en el momento de ejercerla. Esta junto
a otros términos como ilusión, ensueño, alucinación, espejismo, quimera,… son
sinónimos de sueño de la conciencia. Todos forman el conjunto de las múltiples
evocaciones, proyecciones, expresiones,… del subconsciente. La fantasía es uno
de los pilares del sufrimiento humano porque este asume lo irreal como verdad.
No cabe duda que esta conlleva, antes o después, el desengaño, la caída libre
en el plano de los hechos a quien la práctica asiduamente. En el ámbito
psicológico es un grave error estimularla debido a que se convierte en un
hábito de la personalidad y el ego estructura sus deseos, planes, ambiciones,…
a través de ella. La fantasía es una enfermedad lenta, imperceptible, que
invade todos los centros y, finalmente, se hace incontrolable por la misma
persona que la provoca. Muchos trastornos de tipo psicológico es benefician de
esta confusión o alteración de la realidad en la mente de la persona que la
sufre. Esta alteración de la verdad es fantasía que proviene del subconsciente.
“Hemos tratado a personas que sufrían desequilibrios
psicológicos por haber traspasado demasiado a menudo la línea entre imaginar y
fantasear”. (Jesús
Jiménez, psicólogo clínico y María Ibáñez, psicoterapeuta. Extracto del articulo publicado en “El Huffington post”, el día 28 de
agosto de 2016)
De este modo es necesario
reflexionar sobre este hábito o mecanismo que todos los seres humanos cultivan y
empezar a observarlo detenidamente. Si uno está presente, capta este proceso
dentro de sí mismo tanto en la vida cotidiana como en la práctica de la
meditación. La fantasía requiere un estudio profundo en el ámbito psicológico. Elementos
subjetivos como: el miedo, la envidia, el orgullo, los celos, la ambición, etc.
utilizan esta poderosa herramienta. Asimismo, la personalidad establecida en el
segundo estado de conciencia tiende a ejercerla con facilidad, escapándose de
la realidad cuando esta última no le conviene a uno. A continuación se analiza
ciertas características de este proceso psíquico.
La fantasía o imaginación mecánica,
características, ejemplos.
La fantasía es un grave obstáculo para el desarrollo
interior puesto que cubre con un manto de irrealidad y auto-engaño tanto los hechos
como las causas íntimas que los provocan. La ignorancia justifica esta actitud,
la engrandece y asimila a la imaginación creadora. La fantasía y la ilusión[3]
son estimadas y alentadas en muchos sectores sociales y económicos. La
industria cinematográfica, de la moda, de los juegos de azar, de los videos
juegos, de la música, del deporte televisivo, de las nuevas tecnologías, etc.
se erigen como factores físicos de evasión de la realidad. Debido a la carencia
de conciencia, el individuo se identifica con la publicidad, las apariencias y
los fenómenos del momento los cuales son estímulos que alimentan esta costumbre.
El problema de la fantasía en el ser humano es que
levanta unos cimientos psicológicos falsos sobre diversos aspectos de la
existencia y de sí mismo. En consecuencia, esta se caracteriza por ignorar o
huir de lo verdadero, de lo que es. También se le denomina imaginación mecánica
porqué se produce de modo inconsciente y, en muchas ocasiones, sin un debido control
ni voluntad por parte de la persona.
El
primer impedimento para comprender las consecuencias de esta conducta es uno
mismo. Mucha gente está arraigada a este proceso que le permite seguir con su
vida presente proyectándose hacia un próximo futuro que, en muchos casos, nunca
llega. De igual manera, uno lo práctica hacia el pasado, donde sus más añorados
recuerdos están siempre presentes y diluyen el ahora.
Otro
aspecto de la fantasía es que facilitad una imagen de sí mismo que no siempre
corresponde con lo que uno es como Esencia. Es muy común que la personalidad se
otorgue cualidades humanas que, en realidad no posee, y niegue defectos y
carencias de tipo ético y psicológico que sí acarrea. Este proceso del ensueño
se observa claramente en los demás pero es más difícil percibirla en uno mismo.
“Uno
se puede sentir genial, capaz de dominar el mundo, con chispeante
intelectualidad, está convencido. Mas si se viera en su crudo realismo, si
descubriera que lo que tiene en su personalidad no es propio, sino ajeno;… Pocos
son los que tienen el valor de desnudarse ante sí mismos, para verse tal cual
son. Cada cual ha proyectado alguna forma de su fantasía sobre sí mismo,…” (Psicología del trabajo interior. Cap. Imaginación y fantasía)
Fantasía e
ilusión son:
Ø Pensar y sentir de sí mismo algo que no
corresponde con la realidad. Muchas personas tienen una imagen de sí misma
alejada de los hechos. Esto se observa fácilmente en los demás pero uno no
percibe la fantasía que acarrea sobre sí mismo.
Ø Estar en un lugar pero sentir y pensar en otro,
de modo que uno no vive el instante presente. Por ejemplo, el sujeto se halla
en su trabajo pero piensa en su novia o en sus hijos, en un problema económico,
etc.
Ø Hallarse ante una persona pero sentir y pensar en
otra.
Ø Estar en un bosque, en una ciudad, una fiesta,…
y compararlo con otro que uno vio o disfrutó en el pasado.
Ø Que una persona le declare continuamente su amor
a la pareja pero los hechos demuestran todo lo contrario. Es fantasía en ambos
casos porque cada uno de ellos así lo cree. No obstante, cuando se derrumba la
estructura psicológica de la ilusión sobreviene el desencanto.
Ø Pensar que los problemas se solventan solos con
el tiempo sin que uno aporte un esfuerzo y su inteligencia para colaborar en su
solución.
Ø Asumir como realidad el “cuento de la lechera” y llevarlo a la práctica en la existencia.
Ø Ser atendido en algún comercio, servicio, etc. por
una persona del sexo opuesto con amabilidad y pensar que esta trata de
establecer una relación sentimental con uno.
Ø Depositar la propia felicidad en los demás
porque harán lo que uno anhela.
Ø Imitar a un ídolo o alguien que le fascina a
uno, adoptar su imagen, conducta, etc. y pensar, sentir, que uno es semejante a
él, diluyendo su propia identidad.
Ø Etc.
Estos ejemplos muestran la gran vaguedad que la fantasía
y la ilusión acarrean porque carecen de los valores humanos que se le atribuyen.
Por ejemplo, en diferentes ámbitos, incluyendo la disciplina de la psicología,
se le otorga a la ilusión la cualidad de la esperanza. Esto acarrea una grave confusión
al individuo debido a que esta última es un atributo de la Esencia la cual se basa en
el presente; en un estado superior de la conciencia; en la confianza que le
inspira sus propias cualidades y el conocimiento que se tiene de la realidad. Cada
término denota una actitud psicológica bien definida. La esperanza concreta una
acción sensata que encamina las consecuencias que los mismos hechos revelan. Esta
es confiar en que uno tendrá una buena cosecha porque la siembra se elaboró con
respeto a los principios básicos de la agronomía. Si, más adelante, sobreviene
una catástrofe natural, es normal que el agricultor se afligirá. Aunque esto no
lo conducirá a la desesperación ni perderá su aliento en el trabajo que ahora
precisa continuar. El clima no se controla con meses de antelación. La
esperanza es un atributo que acarrea conciencia a cada momento, aprende a
adaptarse según las circunstancias y sobrepasa los obstáculos que le
sobrevienen.
Asimismo, esta confusión entre fantasía, ilusión, y
realidad se evidencia en las relaciones humanas. Muchas parejas se forman sin
apenas conocerse y se prodigan una gran cantidad de proyectos de vida juntos.
Todos ellos basados en fantasías que cada uno tiene de sí mismo y de la otra
persona. Otros, después de un largo noviazgo residiendo cada uno en la casa de
sus padres, se casan y, a los pocos años, constatan que no se entienden. Cada
uno carga con una forma de ser que sorprende al cónyuge, se desconocían o tenía
la ilusión que una vez casados se comportarían de otro modo, cambiarían, etc. Esta
fragilidad psicológica explica que cuando los hechos no corroboran la ilusión,
entonces se abre la puerta de la decepción y del dolor. La fantasía describe una
visión psicológica errónea de los hechos y atraen como consecuencia la
confusión entre la realidad y “cómo uno
la interpreta”. Particularmente, uno mismo lo ha vivido en muchas ocasiones;
igualmente, uno lo observa en personas cercanas. Es fácil constatar como la
ilusión en el ámbito del amor y de los sentimientos se confunde con la amistad,
el sexo, la dependencia psicológica, el apego, el deseo, los celos, etc.
Todo esto
es radicalmente opuesto al estar presente, mantener la atención en el aquí y
ahora y atraer el estado de auto-conciencia. La ilusión que suscitan todas las
industrias vinculadas a los bienes de consumo, al entretenimiento, a los medios
de comunicación,… se propaga con facilidad. Esto es debido a los pocos
alicientes o al fastidio que la existencia le proporciona a la mayoría de las
personas. En muchos casos, la fantasía origina bienestar, emociones positivas,…
las cuales se fundamentan en emisiones mentales en el tiempo o se concentran en
uno mismo. Este mecanismo constituye un arma eficaz para conducir al individuo
al sueño de la conciencia porque la ilusión solo mira una cara de la realidad: el
éxito, reconocimiento, premio, etc. Esta íntima verdad se descubre si uno es
capaz de contemplar la psiquis y “aprehender
cómo la mente se evade del momento presente y del lugar donde se halla”.
Cada instante de la existencia que uno vive posee un valor incalculable y si
uno no se halla presente a él, lo pierde. No obstante, la ilusión distrae la
atención de este principio y proyecta sobre la pantalla de la mente una
realidad ficticia y paralela a la existente según su deseo. Uno podría pensar
que es mejor fantasear que estar presente a la realidad. Puesto que esta atrae
sentimientos, imágenes y vivencias de tipo psicológico muchas más interesantes
que los hechos presentes. Uno puede razonar que es mejor salirse de la realidad
que estar en ella. De este modo totalmente subjetivo, uno crea una visión
incongruente y sin consistencia de las situaciones de la vida o se aparta de
ellas, obviándolas. En este caso, el individuo tendrá que asumir como, poco a
poco, se halla entre dos mundos: uno interior y el otro exterior, sin que
exista un auténtico vínculo entre ambos. Irremediablemente, el plano físico
atraerá su atención pero las circunstancias serán todavía más complejas porque
el sujeto no se ha ocupado debidamente de ellas. Esto explica la frustración que
uno experimenta cuando ante la realidad uno alega: “es que yo creía que…, no sabía que…, pensaba que…, suponía que…” Todas
estas afirmaciones muestran como uno ignora tanto su mundo interior como el que
le rodea. El mecanismo de la fantasía y de la ilusión en el sujeto es uno de
los responsables de la carencia de conciencia, conocimiento de sí mismo y de presencia
a su realidad física.
“La
fantasía es la que tiene a la humanidad sumida en el estado de inconsciencia en
que se encuentra. Mientras exista la fantasía, la conciencia continuará
dormida”. (Psicología del trabajo interior. Cap. Imaginación y
fantasía)
En el desarrollo interior lo primero es captar
racionalmente esta verdad sobre la fantasía y la ilusión. Este punto es
indispensable porque animará al estudiante a observarla para comprobar sus nefastos
efectos en la vida y cómo es la causa de muchos desengaños. Si uno atrae la
atención plena sobre sus propios procesos racionales y emocionales constatará
por sí mismo como la fantasía obra en dichos centros particularmente.
La característica fundamental de la fantasía es que se
instaura como un “hábito mental que modifica, disfraza la realidad o se
abstrae de ella”. El individuo lo utiliza para evadirse del mundo que le
rodea como un dispositivo psicológico de compensación y se sostiene por el
deseo. Sin este último no puede haber fantasía ni ilusiones.
Estas existen en las cinco funciones del organismo, por
lo tanto, hay fantasía: racional, emocional, motora, instintiva y sexual. Es
necesario captar de modo práctico que la “fantasía
es sueño, proviene de un proceso de identificación y fascinación” con algún
estímulo exterior o interior. Esta goza de una ausencia de conciencia y, por lo
tanto, de discernimiento. La fantasía intelectual es aquella que le hace pensar
a uno sobre algo que no es real. Por ejemplo, uno puede considerar que aprobará
unos exámenes sin conocer la materia y sin un previo estudio. O bien, al
contrario, prepararse debidamente y pensar que suspenderá. En ambos casos, es
fantasía porque uno no sabe qué ocurrirá en ese momento y todo pensamiento que
se proyecta hacia el futuro retira la atención al instante presente. Fantasía
racional es no disponer de medios económicos para disfrutar de una mansión pero
uno se ve en una; no poder viajar pero contemplarse en las playas del Caribe;
ser propietario de un pequeño utilitario pero pensar que tendrá un deportivo de
último modelo; etc. Fantasía es “desear y
proyectar en la pantalla de la mente” todo esto y muchas más cosas aunque
no se hace nada para conseguirlas y que los juegos de azar las facilitarán.
Un ejemplo de fantasía emocional es sentirse que uno
canta como los ángeles y, sin embargo, no ser admitido en un coro. A
continuación, pensar que el director del coro cometió un gran error, entonces
uno se ve interpretar en un gran auditorio donde todo el mundo le aplaude y
sentir su genial interpretación. Esta fantasía corresponde a un proceso de “compensación psicológica”. Este recurso
es muy empleado por el ser humano si sus planes o deseos son frustrados.
La fantasía emotiva implica actitudes de sentirse el
mejor o el más en algo. Por ejemplo: los mejores padres posibles, el mejor
profesional de la empresa porque lleva muchos años en ella; el mejor comercial
porque hace cinco años batió un récord de ventas; etc.
Asimismo, uno acarrea quimeras en los centros motor e
instintivo. Es el caso de una persona que pretende afrontar marchas a pie de 20
o 30 kilómetros al día, recorrer el camino de Santiago, sin una preparación
previa. Después llega el momento, ella es la primera en abandonarlo, lesionarse,
quejarse de la dureza del recorrido, etc. Otra fantasía muy común del centro
motor es la conducción de motocicletas y automóviles. Muchos individuos adoptan
una imagen de corredores de competición y cuando se hallan sobre la vía pública
se convierten en un peligro.
Fantasías del centro instintivo son beber, fumar, comer,…
en exceso y asumir que perjudica quizás la salud de los demás pero no la suya.
La fantasía también alcanza el centro sexual con
escenarios de tipo erótico. Muchos procesos que uno asume como enamoramiento
son solo una fantasía emocional dirigida por el centro sexual. Una vez esta
función se satisface, la persona pierde todo interés por la relación.
Otra propiedad de este hábito es que estimula la práctica
de la mentira, la falsedad y el engaño. Algunas veces, esta es voluntaria y
otras es producto de su propio sueño e inconsciencia. El caso es que esta
actitud conlleva que uno pierde la dignidad y renuncia a ciertos valores
humanos como son la honestidad y la verdad. La consecuencia de este
comportamiento es que complica paulatinamente la psiquis del individuo el cual se
carga de descrédito y frivolidad. En muchos casos, la gente suele justificar la
fantasía alegando que no hace daño a nadie pero esto es un nuevo sofisma. La
primera víctima del ejercicio de esta costumbre es ella misma. No obstante, quien
convive con un “sujeto fantasioso”
que se auto-engaña a sí mismo y embauca a los demás verifica que las ilusiones
arrastran efectos desastrosos cuando la realidad lo alcanza.
La imitación es otra característica de la fantasía. De
hecho, el asumir patrones de conducta, formas de pensar, vestir, etc. de ídolos,
personas populares, encumbradas, de moda,… no sería posible sin el deseo y la
ilusión de parecerse a ellos. Esta fantasía acarrea un olvido total de sí mismo
y de sus propios valores como alma. Una de las causas de la reproducción de
modelos se halla en la falta de confianza en uno mismo, el miedo y al complejo
de inferioridad. Este tema por su amplitud se estudiará posteriormente, pero la
observación de las funciones evidencia esta realidad que se manifiesta a través
de la comparación y la fantasía.
En todos
los casos, la apariencia, fantasía e ilusión revelan desconocimiento e
inmadurez ante las exigencias de las circunstancias. Ambas son proyecciones
mentales que provienen del subconsciente y son emanadas tanto por la
personalidad como por el ego.
Las proyecciones mentales y la fantasía.
“No
existe nada que nos engañe más que nuestro propio juicio”. (Leonardo
da Vinci. Alegoría, pensamientos y profecías. Cap. Pensamientos sobre la
ciencia)
Este punto se desplegará más adelante en el curso pero es
necesario observar como la parte subconsciente interviene en la vida diaria a
través de sus proyecciones. Estas últimas se definen como manifestaciones que
emanan de la zona oculta de las funciones del organismo las cuales se hallan
continuamente activas. En muchos casos, estas proyecciones de los centros son
la misma fantasía. Estas se componen de recuerdos: vivencias pasadas,
conocimientos adquiridos, informaciones acumuladas en la memoria. Si uno
contempla la acción de este hábito en alguna función psicológica[4]
constatará que son elementos conocidos. La fantasía se compone de retales, combinaciones,
más o menos afortunadas, de lo que está depositado en la mente. Esta inercia
inconsciente no crea ni inventa ni innova nada sino que deforma, exagera,
recompone la realidad para presentarla bajo un aspecto diferente. La fantasía
crea narraciones, cuentos, películas, objetos,… En ciertas ocasiones sin
utilidad que son auténticas mezclas de lo que ya existe. En su gran mayoría el
mundo de la ciencia ficción despliega un enorme potencial de fantasía[5].
Serie o sagas populares como: Terminator, Alien, La guerra de las galaxias, Star
Trek, Harry Potter, El planeta de los simios, etc. Todas ellas son un extenso ejemplo,
de cómo se estructura la fantasía sobre la base de factores seudo-científicos
proyectados en diferentes direcciones. Los argumentos retuercen la magnitud
Tiempo; se recombinan especies animales; alienígenas normalmente
mal-intencionadas; lugares exóticos, lúgubres planetas… Sin embargo, todos los
argumentos reflejan las mismas cualidades y carencias humanas; Idéntica ética o
falta de ella, los mismos dilemas morales; etc. Todas estas manifestaciones
basadas en la ficción e ilusión generan todavía más fantasía en la psiquis de
muchas personas. De hecho, existe un gran mercado de objetos, concentraciones
de fans, video-juegos, etc. de estas producciones. Todas estas proyecciones son
propias del subconsciente. Esto mismo ocurre en la gran mayoría de las
manifestaciones artísticas del momento. Numerosas son las actividades que solo
buscan hacer pasar el rato, olvidarse de uno mismo, de la existencia que uno
tiene y perder el contacto con la realidad[6].
Esto induce al ser humano a establecer como centro de gravedad válido a la
fantasía, la ilusión, la apariencia y el “postureo[7]”. Esto implica una mayor influencia del
sueño de la conciencia y de presencia del subconsciente en la vida cotidiana
del ser humano. Actualmente, la atención de mucha gente se halla durante la
mayor parte del día distraída por sus pensamientos, sentimientos, deseos, etc. Toda
esta actividad psicológica son proyecciones que irrumpen a la parte superficial
de los centros, atrapan la conciencia y producen la identificación. Esto
significa que el individuo está más pendiente de lo suyo y de sí mismo que de
su entorno, de lo que hace, le dicen,… Este solo presencia su vida desde la
superficie. Asimismo sucede con su conciencia la cual tampoco vela por sus
procesos psicológicos. La atención está hundida en la mente como la quilla de
un barco en el mar. De esta manera, el sujeto ignora las causas de sus
pensamientos, sentimientos y acciones. Como un espejismo, uno simplemente asume
que son propios de su personalidad cuando en realidad, la mayoría de ellos, son
proyecciones del ego. La fascinación hace que el ser humano se atribuya el
control de las respuestas racionales, emocional, verbales, etc. de los celos, la
ira, el orgullo, miedo,… Cuando la realidad es totalmente opuesta porque él no
es dueño, ni obra libremente ni con la verdad. Ciertamente, lo que ocurre es
que un ego ha atrapado la conciencia y usa los centros del sujeto a pesar de él.
Sin embargo, su fantasía le hace creer que es él quien actúa.
La
fantasía está íntimamente ligada a las proyecciones de la mente, el estudiante
puede comprobarlo sin dificultad en la práctica de la meditación. La emisión de
pensamientos, sentimientos, apetitos, deseos,… del subconsciente no tiene otra
vocación que reducir o atrapar la conciencia para entrar en el estado de
ensoñación.
En resumen las características de la
fantasía y de la ilusión son:
Ø Estimula a la persona a evadirse de la realidad,
se olvide del momento presente y de sí mismo.
Ø Se instaura como un hábito en todos los centros
del organismo que paulatinamente se hace imperceptible porque se asume como una
realidad personal y subjetiva. La verdad se convierte en una cuestión de
interpretación.
Ø Implica caer bajo el proceso de identificación,
fascinación y sueño de la conciencia.
Ø Detrás de la fantasía se esconde un deseo el cual
es un simple reflejo de un factor interno que puede ser la personalidad o el
ego.
Ø En muchos casos, la fantasía se produce por un
mecanismo de compensación psicológica.
Ø Finalmente, la fantasía es un recurso del
subconsciente para permanecer vivo en la existencia y mantener la hipnosis de
la conciencia. Esta utiliza la continua emisión en la pantalla de la mente o
charla interna. En sí misma, la ilusión es un poderoso alimento psicológico del
ego.
La fantasía es un grave impedimento para el despertar
de la conciencia puesto que cada agregado psicológico acarrea su propia
fantasía. Asimismo, la personalidad tiende a reproducir los mismos modelos que
son inmamentes al ego. A esto último, hay que sumarle el contexto social,
familiar, religioso, etc. que, como se ha visto, propagan la ilusión y el
sueño. Esto significa que la fantasía es una actividad psicológica que precisa
ser examinada atentamente y aprehender sus estructuras, causas y consecuencias
con el objetivo de erradicarla de la psiquis. La herramienta que la conciencia
desarrolla con el esfuerzo de atención en la existencia y la meditación es la “memoria trabajo”. Esta se forma por
medio de la propia observación y comprensión del mundo interior de la persona.
Este tema se profundizará en el curso más adelante.
La imaginación creadora y consciente:
definición y características. Ejemplos.
Fundamentalmente,
la imaginación creadora es solo posible en el estado de auto-conciencia, sin la
presencia de la atención plena las funciones carecen del principio inteligente.
Esta facultad solo tiene sentido cuando se expresa sobre los contenidos de la
realidad. Tal como uno aprendió en el colegio, las leyes físicas que rigen la
naturaleza tienen sus efectos continuamente en su organización. Esto significa,
por ejemplo, que la fuerza de la gravedad está presente en la vida de cualquier
criatura u objeto que se halla sobre la superficie terrestre. No obstante,
nadie ve directamente con sus ojos este principio. Por lo tanto, imaginar es
ser capaz de visualizar qué ocurrirá si uno deposita un vaso de vidrio en el
aire o lo suelta desde el balcón del primer piso. La consecuencia previsible de
tal acto es que este objeto caerá libremente hasta conectar con el suelo y
este, probablemente, se romperá si su superficie es rígida. Esto incluso se
puede calcular matemáticamente. Ni los animales, ni el ser humano precisa, en condiciones
normales de vida, calcular con papel y pluma complejas fórmulas para captar
esta realidad. Este hecho está claro. Nadie en sus cabales se tira por una
altura considerable porque las posibilidades de sobrevivir son escasas. Uno
aprehende está verdad porque adquiere sentido común, es decir, conciencia de la
realidad que le rodea. A partir de su propia experiencia consciente uno es
capaz de imaginar una gran cantidad de situaciones con el objetivo de velar por
su seguridad en relación con este principio. Por ejemplo, un encargado poco
ejercitado puede mandar a un operario a soldar unas piezas a una altura de seis
metros. Sin embargo, el operario no ve la tarea segura. No se le proporciona
ningún elemento de protección. La escalera no se mantiene firme, la carga del
equipo de soldar es pesada, la colocación de la pieza, compleja. El operario
aprehende en el lugar donde se realiza la faena que las posibilidades de caerse
son amplias, por lo que decide bajarse y comunicar la imposibilidad de
realizarla en esas condiciones. Ante esta situación existen otras
posibilidades, continuar cuando los hechos muestran a la conciencia que el
peligro es inminente pero no escucharla y asumir las consecuencias. Estas
últimas pueden ser que uno efectivamente se cae o que, finalmente, uno efectúa
la faena debido a su sumo cuidado y destreza. Otra reacción es que el miedo
empiece a proyectar, desde el subconsciente, pensamientos y emociones que uno
se caerá. No obstante, este miedo y sus emisiones son fantasía, un condicionamiento,
porque este es incapaz de percibir objetivamente como actúa internamente este
principio de la gravedad. El miedo, como todos los demás agregados, usa en sus
proyecciones mentales, su memoria, lo que ha visto, experimentado, etc. Pero
todas estas informaciones no son producto de una comprensión directa y creadora
de la realidad tal como lo hace la conciencia. Esta facultad integra los
valores humanos y es depositaria de la inteligencia humana. La conciencia fue
creada por la naturaleza anímica para prevenir al ser humano en sus actividades
de cualquier consecuencia de sus acciones. El principio de la gravedad, como
todos los principios físicos, se procesa en la estructura oculta de la
naturaleza por esta causa la conciencia los percibe. Ambos se hallan en el
mismo plano de expresión. La conciencia del hombre y de la mujer es un atributo
interno y autónomo para advertir y comprender los procesos internos de la
existencia, de la materia y de sí mismo. La imaginación creadora es el primer
escalón de su expresión y uno de sus recursos para orientar, enseñar y prevenir
tanto a la Esencia
como a la mente del ser humano. Del mismo modo que lo son la inspiración y la
intuición. Estas cualidades revelan con profundidad a la mayoría de los
científicos, artistas, músicos,… que conectan y aprehenden estas realidades internas
o leyes de la naturaleza[8].
La imaginación para que sea creadora precisa, por lo tanto, de la presencia de
la atención para que toda la información posible llegue a los sentidos. Esto
significa que uno requiere estar presente a la realidad, a los hechos y que
estos no sean reinterpretados o modificados por la mente. El primer escollo que
el individuo encuentra para desarrollar la facultad de la imaginación es su
carencia de discernimiento entre la mente y la conciencia. Esto se traslada, en
consecuencia, a diversos ámbitos de la vida como son la falta de distinción
entre:
Ø
La imaginación y la fantasía.
Ø
La realidad y lo falso.
Ø
La verdad y la mentira.
Ø
Lo objetivo y lo subjetivo.
Ø
Lo justo y la injusticia.
Ø
Lo primario y lo accesorio.
Ø
Lo absoluto y lo relativo o transitorio.
El
estudiante necesita aprehender su estado psicológico actual y esforzarse a obrar
para despertar sus aptitudes superiores, humanas e inteligentes integradas en
la conciencia. Cualquier persona que seriamente se lo proponga es capaz de
emancipar su imaginación. En muchas ocasiones, uno la utiliza pero no en todas
aquellas ocasiones que realmente se solicita o hace falta, porque uno ignora
sus rasgos. Muchos alumnos del auto-conocimiento reniegan de su propia
imaginación creadora. En la práctica de la meditación, muchos individuos
perciben de modo sutil, liviano y lacónico la expresión de la conciencia a
través de una imagen o escena. No obstante, como esta llega al espejo de la
mente por una vía distinta a los estímulos que provienen de los sentidos o del
subconsciente, uno la desecha sin cuestionamiento. De este modo, uno queda
restringido a lo conocido. Todo requiere su aprendizaje. Cuando uno nació no
conocía el idioma que habla, escribe y lee pero una vez pasado su periodo
escolar, la persona no acarrea dificultad con esta materia. Asimismo, ocurre
con la conciencia y su expresión, uno precisa aprender su lenguaje. El idioma
de la inteligencia se manifiesta a través de estos tres recursos: la
imaginación, la inspiración y la intuición. Cada escalón es un grado de
profundización en la naturaleza de lo aprehendido. Esto enseña que un día uno
capta una imagen y para comprender su contenido, se precisa profundizar,
meditar, en dicha imagen para acceder a la inspiración. Así les ocurre a los
grandes inventores, científicos, literatos, artistas,… si anhelan descubrir, aprehender,
componer, crear,… no siempre surge todo en un instante[9].
En muchas, ocasiones uno advierte algo. Otro día, después de varios esfuerzos
en vano, brota otra comprensión y así sucesivamente. Esto explica y amplifica la
definición de esta actividad o facultad de la imaginación como “ver lo real”. Esta última para que sea
creadora se fundamenta en estos dos pilares: La conciencia y la realidad.
El ser
humano no se halla privado de lo que el mismo universo disfruta. Este último demuestra
una enorme creatividad e imaginación en la expresión de su propia diversidad
aunque se halle confinado a su ordenamiento. Las leyes y los principios de la creación
se encuentran presentes desde el primer instante de la aparición del universo,
de la naturaleza y de la vida. Estos principios causales constriñen todo lo
existente de modo que modela los ecosistemas, la formación de las especies
vegetales y animales, sus organismos, incluido el cuerpo humano. En el macrocosmos,
las leyes moldean el espacio sideral con sus galaxias, astros, planetas, etc. Estos
principios ordenan la energía y materia presentes en el universo, en la Tierra
y en el Hombre. No obstante, la naturaleza prodiga una cantidad innumerable de
formas, expresiones, características, colores, combinaciones, etc. inconcebibles
para la mente humana. Cualquiera persona se asombra de la belleza y diversidad
de las distintas galaxias que últimamente fotografían los potentes telescopios
o el Hubble[10].
Asimismo, es sorprendente la capacidad que impulsa la vida a reinventarse a sí
misma. Esta variedad se origina a pesar de las constricciones que cualquier
sistema halla en las leyes que le rigen. ¿Cómo es posible tanta diversidad
cuando todo está sometido a los mismos principios? Esta realidad solo sería posible
si esta energía o materia en su actividad dispusiera, igualmente, de ciertas cualidades.
En el caso que nos ocupa se consideran como mínimo dos facultades: “el libre albedrío y la inteligencia”.
Todo lo existente goza de estos dos principios, de igual manera que todo se
halla bajo el imperio de las leyes que les gobiernan. Esto significa que el
principio creador es “inteligente” que,
por un lado, disfruta de libre albedrío y, por el otro, se halla restringido.
En conclusión se puede aseverar que la inteligencia[11]: “es la capacidad de la naturaleza de crear
dentro de los límites establecidos por ella misma”. Si el principio creador
no dispusiese de libre albedrío, la inteligencia sería inútil debido a que no
gozaría del contexto vital para desarrollarse. En este caso, ni los seres
humanos ni los animales ni la creación lo incorporarían a la existencia. Ahora
bien, esta inteligencia precisa estar presente a su propia restricción. De este
modo, el principio creador que es también inteligencia usará la imaginación y
los recursos disponibles para engendrar su actividad o respuesta a la
constricción. Esta acción se orientará para solventarla y progresar en su
autonomía, diferenciación o diversidad. La gran variedad de la naturaleza y del
cosmos demuestran la realidad de una fecunda imaginación y creatividad en la
adaptación a los diferentes hábitats o entornos. En consecuencia, todo ser humano
como parte integrante de la naturaleza posee imaginación como una expresión de su
inteligencia o conciencia. Asimismo, en este contexto general se concluye,
igual que en los párrafos anteriores, que la imaginación creadora requiere de
estos dos factores inherentes a su naturaleza: la realidad y la conciencia.
“Cuando
uno ahonda en lo que es la vida, profundamente, descubre que, francamente, no
ha visto el mundo como es verdaderamente. Lo ha visto a través de las formas de
su fantasía y nada más”. (Psicología del trabajo interior. Cap.
Imaginación y fantasía)
Antes de
explicar una de las prácticas más importante y eficaces para aprender y
desarrollar la imaginación es necesario realizar ciertas aclaraciones.
Imaginar es diferente a recordar.
La acción de recordar es una proyección de la información
registrada por la mente en ausencia de auto-conciencia que se establece en la
memoria. Los recuerdos son el resultado de una grabación en el subconsciente de
unos hechos vividos en un estado más o menos de identificación. Esto produce un
registro parcial, subjetivo y deformado de las circunstancias según el factor
psicológico presente en ese instante. Por esta causa, la vivencia instaurada en
la memoria de los diferentes centros del organismo es infiel y se graba como
una fantasía más o menos profunda. En el momento de evocar los hechos, aunque
estos sean recientes, la memoria suma o resta datos a la realidad pasada de
modo que los recuerdos están falseados. Esto es debido a la carencia de
fiabilidad y veracidad en el modo de cómo los eventos se perciben y registran.
Este hecho indica que recordar no respeta las características innatas de la
imaginación, no hay presencia de la conciencia ni despliegan la realidad. Este
proceso psicológico origina una gran confusión en el individuo y muchos
malentendidos en sus relaciones humanas. Los acontecimientos siempre
sobrevienen de una manera única. No obstante, cada persona los percibe y
recuerda de forma subjetiva y, en muchos casos, las versiones están alejadas
unas de otras considerablemente. Esta situación que se reproduce con asiduidad
demuestra la fantasía que cada sujeto acarrea en su existencia en la manera de
experimentarla, advertirla y recordarla. La mente, el modo de percibir y
memorizar la información no son útiles para recuperar la realidad que se vivió
en el pasado. Normalmente, la persona suele recordar el pasado apelando a la
memoria racional, la cual se establece a través del pensamiento. Esta última se
olvida habitualmente de los procesos emocionales, instintivos y motores que uno
experimentó en el desarrollo de una escena de la vida. Aunque puede ocurrir
justo lo contrario, el individuo recuerda que sintió algo en un momento pero no
lo que pensó o habló, etc. porque la vivencia se concretó con más fuerza en la función
emocional. Normalmente, la atención del sujeto no presencia la actividad de
estos centros, esta se halla volcada hacia el exterior. En conclusión, el
recordar como una acción intelectual es vano y desaconsejable porque es incapaz
de reproducir eficaz y fielmente la realidad desde la perspectiva del
auto-conocimiento.
Con esta aclaración se descarta que imaginar es una
actividad racional de asociación de pensamientos o imágenes que uno recuerda.
Por esta causa, para aprender y respetar las cualidades de la imaginación es
necesario practicar la retrospección en estado de meditación. Esto es debido a
que se requiere que la mente se halle en silencio y serena. En consecuencia,
este ejercicio es una actividad que invoca las imágenes, sonidos, estados
interiores, etc. que se produjeron en el pasado y se grabaron en presencia de
la conciencia. La retrospección es la base fundamental para aprender a
desarrollar la imaginación reproductora para después iniciarse en la
imaginación creadora.
El primer
grado de la imaginación es una reproducción dinámica y natural de los hechos
captados por la conciencia o atención plena, presente en el aquí y ahora.
La práctica de la imaginación reproductora:
el ejercicio de la retrospección.
“Hay
que observar antes de nada que la palabra imaginación tiene dos sentidos
diferentes según que se la emplee para designar a la imaginación reproductora o
a la imaginación creadora”. (Rene Guénon. Psicología. Cap. La
imaginación reproductora)
Didácticamente, estos dos rasgos fundamentales a la imaginación:
realidad y conciencia, indican que esta se despliega escalonadamente desde dos
estrados distintos. Para que esta sea creadora, primero precisa iniciarse desde
la realidad. El estudiante empieza su ejercicio de imaginación reproduciendo en
imágenes con fidelidad los hechos o el escenario que uno anhela aprehender o
experimentar con su conciencia. En este sentido, “imaginar es ver la realidad tal y como ocurrió”. Esta imaginación
reproductora es el primer escalón del estrado.
Antes de
explicar el ejercicio para fomentar la imaginación reproductora se requiere
explicar los dos tipos de memoria que existen en el ser humano.
La memoria “tipo cola” y la memoria “tipo
pila”.
Todo
individuo posee dos tipos de memoria. La memoria mental y aquella que se
vincula a la conciencia. La primera, tal como se aclaró en el punto anterior no
es válida para reproducir fielmente la realidad. La memoria de los centros inferiores
es de “tipo cola”. Este tipo de
memoria ordena la información recibida de modo que esta constituye una cola de
datos, el segundo detrás del primero. Cuando se precisa recuperar los datos, el
orden de salida respeta el orden de entrada. Por lo tanto, el primero en salir
será el que entró primero. En consecuencia, la persona con la mente rememora un
escenario pasado en un orden directo a los acontecimientos según fueron
ocurriendo. Lo que el sujeto hace habitualmente cuando recuerda algo es que se
sitúa en el primer instante de la escena y visualiza los acontecimientos según
discurrieron hasta que esta termina. Por ejemplo: primero ve a mi amigo;
segundo, ambos se paran; tercero, conversan y quedan para cenar mañana a las
22:00 horas en su casa; se despiden. Si alguno de ellos quiere recordar la hora
con su memoria racional, visualizaría los distintos tramos de la escena en el
mismo orden de sucesión a la magnitud tiempo. Es exactamente igual que cuando
uno ve una película en un video, empieza el primer escenario y termina con la
palabra fin. Esta reproducción sigue el formato de la memoria de tipo cola.
Diferentemente,
la conciencia almacena los hechos con una memoria de “tipo pila”. Esto significa que el orden de entrada de los datos o sucesos
no es el mismo que el de salida. El proceso de recuperación de la información
se realiza en sentido inverso a como se acumuló en la memoria. Por ejemplo, uno
compra todos los días el periódico y una vez que lo lee, lo pone encima del día
anterior, es decir, se forma una pila o columna de diarios. Si se quiere
consultar el periódico de hace tres semanas, tendrá que sacar el primero de
encima de la pila, que será, el de hoy; el segundo será, el de ayer; el tercero
será, el de anteayer, y así sucesivamente. El primer dato o imagen en salir de
la memoria de tipo pila será el último en entrar. De esta manera, el proceso de
recuperación de datos es inverso al de registro en la memoria. Cuando se trata
de imaginar y observar los hechos según los registró la conciencia, la
imaginación reproductora lo hace de forma inversa[12].
Esto es la retrospección. Esta palabra se compone de dos partes: “retro”, significa hacia atrás, e “inspección”, que expresa la acción de examinar[13]
atentamente. En una retrospección, la imaginación reproduce los eventos más
recientes y las imágenes se deslizan hacia atrás en hechos más lejanos en el
tiempo.
El porqué de la retrospección.
Este
ejercicio es fundamental porque aporta cuatro cuestiones muy importantes de cómo
se despliega la imaginación en el ser humano y este adquiere conocimiento de sí
mismo.
Ø Con su práctica el estudiante aprende y fomenta
la primera parte o estrado de la facultad de la imaginación: la reproductora.
Ø Si uno observa serenamente un escenario o evento
de su vida aprehende claramente todos sus detalles tanto internos como externos
con su conciencia. Imaginar es ver la realidad. Si la persona la contempla,
capta las causas de lo que pensó, sintió, habló, actúo,… Observar directamente
sin intermediarios porqué la actitud fue de una manera y no de otra y qué
relación tiene esta con los hechos. Es decir, imaginar la realidad en
retrospección es una segunda oportunidad para descubrirse sin estar en el centro
de la situación y advertir qué le ocurrió. Esto es auto-conocimiento objetivo, revelado
y subordinado a la realidad, según los hechos y no lo que se piensa, siente,
recuerda,… sobre lo que ocurrió.
Ø Sin estos dos pasos anteriores no será posible
desarrollar la imaginación creadora, la cual se edifica sobre la imaginación
reproductora. Esto es así porque el alumno parte de lo conocido por medio de esta
última para transitar hacia lo desconocido. La imaginación creadora proviene
directamente de la conciencia y se denomina de esta manera porque es productiva
de conocimiento interior vinculado con el alma.
Ø Este ejercicio es un método eficaz para la
transformación correcta de los estímulos que se perciben a través de los
sentidos y que atraen la identificación[14].
Ø Finalmente, la imaginación creadora abre la
puerta al conocimiento inspirado e intuitivo, los cuales son una expansión de
lo que uno aprehende con la imaginación.
Explicación de la práctica.
El ejercicio de la retrospección en la meditación se
realiza sobre lo que el estudiante hizo durante el día. Como ejemplo, se comenta
el proceso de cómo esta se desarrolla de modo práctico. Este requiere asentarse
firmemente en la tercera fase de la meditación: la concentración o “Dharana”. Mantener la mente en
silencio, serena y estado de presencia.
Se trata de imaginar, ver las imágenes de los hechos tal
cómo se vieron, es decir, “visualizar”,
no es pensar, ni recordar, ni especular, ni reflexionar, etc. Este es un
ejercicio de visualización. Al iniciar el ejercicio se observa los
acontecimientos hacia atrás desde el momento que empieza la retrospección hasta
llegar al instante de despertar por la mañana. Para mayor comprensión, es como
si se coloca una cinta de video en el reproductor, se ejecuta la función “atrás” y se ve la película rebobinando
la cinta.
El movimiento será más o menos de esta índole: antes de
estar sentado en la sala de meditación estaba de pie; para estar en la sala
tuve que entrar a ella; para entrar tuve que llegar al centro; antes de llegar al
centro, tuve que desplazarse hasta donde se halla; si vine en coche, tuve que
salir de él; antes de salir del vehículo, tuve que entrar en él; antes de
entrar, tuve que desplazarme hasta este; antes de desplazarme hacia él, tuve
que salir de casa; antes de salir de casa tuve que arreglarme,…. De este modo,
uno visualiza retrocediendo todos los escenarios que protagonizó durante el
día. Es posible que se olviden o salten alguna escena. Por ejemplo, el salir
del coche sin haber entrado; visualizar que se marcha del trabajo a las seis de
la tarde y pasa a la escena de la comida,… esto es normal. Cuando el individuo
se inicia en esta práctica, un día de doce horas, la realiza en cinco minutos.
Esto significa que este se olvidó de casi todo. La cuestión es “no bailar”, es decir, no ir de atrás
hacia delante y después volver hacia atrás. Por ejemplo, si en la retrospección
uno se halla en la escena de la comida de las 14:00 horas y la mente le envía
que se olvidó de las cinco de la tarde cuando se duchó, continuar en la escena
de la comida. Hay que avanzar siempre en la misma dirección: de lo más cercano
a lo más alejado en el tiempo. Este ejercicio de imaginación es un manejo de la
atención voluntaria y consciente. La persona es quien determina el ritmo. Esta
se halla concentrada, no es la mente quien la hace o recompone los escenarios.
Una vez terminada la primera retrospección que duró cinco minutos. La reinicia
de nuevo en la última escena, la cual corresponde a estar sentado en la sala de
meditación, y en esta ocasión coloca en su lugar la escena de las cinco de la
tarde. Al principio, la retrospección es muy corta, pero con la práctica una
escena de una media hora puede aportar todos sus detalles: lo que se vio,
escuchó, habló, sintió, pensó; lo que le respondieron; lo que uno hizo; qué
agregados psicológicos intervinieron desde el subconsciente; cómo se
identificó; qué estímulos recibió, a través qué sentidos, etc. La retrospección
puede durar igualmente media hora o más.
El alumno
precisa paciencia y perseverancia para aprender a realizarla. Todo lo que el
auto-conocimiento enseña es nuevo y se utilizan herramientas desconocidas. Tal
como ocurre con el manejo de la atención por parte de la conciencia, la
imaginación, la meditación, etc. No inquietarse por dejar huecos o si se
acuerda de algo una vez pasado el momento durante el ejercicio. Después lo
incorpora en el lugar adecuado al volver a ejecutar la retrospección. Esta
práctica desarrolla la imaginación, la capacidad de verse a sí mismo y refuerza
la actividad de la conciencia durante el día. No es un ejercicio de memoria,
del pensar o razonar qué es lo que el sujeto hizo en un momento dado o no.
La persona
que se inicia en este ejercicio comprenderá que muchas cosas se olvidaron
porque cuando ocurrieron, su conciencia no estaba presente. Es decir, estaba
identificado. Cuando la Esencia
no está presente y uno se olvida de sí mismo, la cámara de video está
desconectada. En consecuencia, cuando se requiere esa información, la cinta
está en blanco. Existe una íntima relación entre conciencia y retrospección.
Cuanto más presente esté uno durante el día, mejor y más fructífera será la
retrospección. Paralelamente, al día siguiente, se atraerá con más facilidad el
recuerdo de sí mismo. Este proceso es como el pez que se muerde la cola.
Igualmente, esto ocurre en sentido contrario, cuanto más se olvida de sí mismo,
más dificultosa y menos provechosa es la retrospección. No hay que olvidar que si
hay fascinación con el ego o la personalidad, la vivencia se registra con la
sola participación de la mente en el subconsciente. Desde la memoria mental, la
imaginación reproductora no puede desplegar la realidad, todo lo que está
encerrado en el subconsciente se halla deformado. Cuando hay identificación la
atención entra en el subconsciente por lo que es imposible la reproducción objetiva
de los escenarios. Inversamente, el estado de auto-observación
lo graba todo, no solo imágenes, sino las conversaciones, los ruidos, gestos,
estado interiores... La conciencia no utiliza la memoria mecánica que es de
tipo cola. El modo de archivar de la mente los sucesos es incompatible con la
dialéctica de la conciencia. Una vez entendido cómo funciona y se desarrolla la
imaginación reproductora uno precisa aprender cómo la conciencia utiliza esta
última para entrar en la imaginación creadora.
La imaginación creadora o trascendente.
“Contempla
el curso de los astros, como si tú evolucionaras con ellos, y considera sin
cesar las transformaciones mutuas de los elementos. Porque estas imaginaciones
purifican la suciedad de la vida a ras de suelo”. (Marco Aurelio.
Meditaciones. Libro VII. 47)
Aunque la imaginación transcendente puede brotar en
cualquier instante, es más probable que surja en estado de meditación. Para
ello, el estudiante debe reconocer las bases de esta disciplina y saber
mantenerse en ellas. Asimismo, adquirir suficiente discernimiento y estado de
presencia. Esto es necesario para distinguir entre lo que proviene del
subconsciente, la fantasía, y aquello que procede de la conciencia: la
imaginación creadora. Esta facultad se despliega en la cuarta fase de la
meditación: “Dhyana”. Para penetrar
en esta cuarta fase se requiere una sabia combinación y equilibrio entre la
duermevela y la concentración.
La
imaginación creadora y la experiencia directa de la realidad que se halla
oculta y que uno anhela aprehender es fruto de la expansión de la conciencia. La
voluntad, el esfuerzo y los valores requeridos para lograrlo ya están
desplegados cuando uno llega a esta etapa de la meditación. En este caso, al
estudiante solo le queda ser paciente y perseverante con una cuidadosa y sutil atención.
En Oriente, a este estado se le llama “cabalgar
sobre los lomos del dragón”. Este dragón es el subconsciente que debe mantenerse
quieto, sin movimiento. Esto permite que la conciencia se expanda sobre aquello
en lo que uno se concentra. El resultado son imágenes que se despliegan sobre
la realidad interior del objeto investigado. La conciencia conecta con la
naturaleza más oculta y desconocida de esa realidad, tal como se explicó en un
apartado anterior. En muchas ocasiones, la imaginación creadora recurre a la
alegoría o despliega una representación dramático-simbólica. Paralelamente, si
uno es capaz de salvaguardar su expresión enlaza con los centros superiores. Estas
funciones profundizan la experiencia por medio de la inspiración y la intuición
y otorgan un conocimiento completo del escenario. Esta expansión de la
conciencia se inicia con la imaginación y finaliza con la experiencia directa
de la verdad sobre un tema de estudio. En Oriente, esto se conoce como la “visión interior o espiritual”.
La importancia de aprender a observar con
la conciencia.
La facultad de la imaginación creadora se fomenta si se cambia
el estado psicológico de identificación que uno arrastra en su vida diaria. Con
la personalidad activa uno apenas percibe cabalmente el mundo que le rodea y
mucho menos el plano psicológico. La vida ofrece una gran cantidad de fenómenos
de gran belleza, diversidad, armonía, orden, etc. Cada amanecer, la claridad de
la luz ofrece una sinfonía de colores que varían según avanza el día para
envolverlo todo más tarde a la oscuridad. Todos los días, el ser humano asiste
a una fiesta para los sentidos y una fuente de inspiración proporcionado por la
vida. No obstante, el sujeto apenas es capaz de mirar con sus ojos y observar
esta creación que continuamente trata de atraer su atención. El individuo está
ausente al mundo que le rodea y no mira la naturaleza ni a las personas de su
entorno con el estado psicológico adecuado.
La imaginación es ver lo real, pero para imaginar,
primero hay que aprender a mirar. En estos estudios, al estudiante se le abre
la oportunidad de cambiar su modo de observar la existencia e iniciarse a contemplar
de modo consciente. Mirar sin olvidarse de sí mismo es descubrir aquello que
está siempre cerca pero que antes no lo percibía. La observación de sí mismo
excluye la identificación, la mirada se renueva, se hace dinámica, viva, se
advierte con intensidad, uno aprecia este mundo. Asimismo, aparece el mundo
íntimo, se descorre el velo de los pensamientos, de las emociones, de los
deseos y fantasía, etc. Una mirada neutra sin juicios ni moralidades adquiridas
o impuestas. Una percepción de la conciencia de la realidad que aprehende
simultáneamente los dos mundos para comprenderlos y descubrir cómo se
influencian. Esta es la autentica visión de la vida que se completa con la
ciencia de la meditación.
La
imaginación creadora es una herramienta de la conciencia para profundizar en
aquello que los ojos no pueden ver, pero si la persona es incapaz de observar
lo que ocurre delante de sí, ¿cómo alcanzará ver lo que esta más allá de lo
visible? La imaginación reproductora es un paso imprescindible del
auto-conocimiento, aunque insuficiente. Esto es así, porque la auténtica causa
de los hechos, lo trascendente, se enhebra en los planos sutiles de la
naturaleza. El individuo precisa iniciar el día para descubrir y vivificarlo
con todos sus primores, de este modo surgirán en su mente las preguntas, los
porqués, que abre el mundo de las inquietudes y los anhelos. La conciencia de
vivir nace de este estado de entusiasmo por experimentar la vida. Cuando uno es
consciente de la existencia, la valora en su justa medida y la disfruta pero,
¿cómo sentir la alegría de la vida si no está presente a ella, ni la observa
atentamente? Es necesario que el alumno comprenda que ahora vive en un mundo de
sombras. Estas nubes de pensamientos, proyectos, deseos, fantasías,… están
dentro de él de manera que le impide mirar su entorno con anhelo de descubrir y
aprender. Uno perdió la visión del niño cuando observaba el mundo con asombro.
No cabe duda que el sujeto requiere recuperarla. El auto-conocimiento se inicia
en recobrar la mirada de la
Esencia , la cual es conciencia del momento y del aquí. De
esta forma, la vida se grabará en ella y podrá desplegarla en el momento que lo
necesite. La persona no tendrá dificultad en verse a sí misma objetivamente
tanto en la vida como en la práctica de meditación. Su retrospección fluirá y
será capaz de responder por sí mismo a los interrogantes que la vida le plantee
a través de la imaginación creadora.
“Alzamos
los párpados y distinguimos formas diversas. Pero en verdad nuestras
sensaciones visuales siguen siendo embrionarias: como el capullo de la rosa
todavía cerrada, estamos fundamentalmente ciegos. Todavía no nos ha sido dado
cosechar los frutos de una vista perfecta,... Nuestros ojos, aún sin abrir,
constituyen un obstáculo a la auténtica percepción de las cosas”. (Rabindranath
Tagore. La morada de la paz. Cap. La visión)
Tabla de ilustraciones.
Pág. 2.- “Sueño y realidad”, (1908). Autor: Ángel
Morbelli. Localización: Galería de arte de Italia. Plaza de la Scala, Milán.
Pág. 4.- “Portada de la versión ilustrada del Quijote”,
(1863). Autor: Gustave Doré. Localización: Biblioteca nacional, Madrid.
Pág. 7.- “La condición humana”, (1933). Autor: René
Magritte. Localización: Galería nacional de arte, Washington DC. Esta obra
enseña que el ser humano confunde con facilidad la realidad con las
apariencias. De hecho, los estímulos visuales o impresiones no son la realidad
sino su reflejo. El cuadro describe un paisaje que se observa desde una ventana
e inserta un cuadro pintado que se acomoda en él, generando una confusión entre
el paisaje y la pintura, entre imagen y realidad.
Pág. 9.- “Figura Nº 15 de la versión ilustrada del
Quijote”, (1863). Autor: Gustave Doré. Localización: Biblioteca nacional,
Madrid.
Pág. 12.- “Casa Batlló y Jardines de Can Artigas en la
Pobla del Lillet”, (1906). Autor: Antonio Gaudí. Localización:
Barcelona. Estas obras como todas las realizadas por este arquitecto muestran
en su diseño y construcción imaginación creadora. Este se inspiraba en la
naturaleza, supo trasladar sus formas a sus proyectos e integrarlos respetando
el lugar natural que ocupan.
Pág. 17.- “Puente del Gard”, viaducto romano, (Siglo I
d.C.). Localización: Nimes, Francia. A continuación, Plaza de Leones, arte
andalusí musulmán, (Siglo XIV) Localización: Alhambra, Granada. Dos obras
monumentales como ejemplos de la capacidad de la imaginación creadora de
diferentes culturas y en distintas épocas.
“El Ponte del Gard” fue
construido poco antes de la era cristiana para permitir que el acueducto de Nimes
(que tiene casi 50 kilómetros de largo) cruzara el río Gard. Los arquitectos e
ingenieros hidráulicos romanos que diseñaron este puente, que se alza hasta
casi los 50 metros y está a tres niveles –el más largo mide 275 m. crearon una
obra maestra técnica así como artística”. (Pág. Web de la Unesco)
Pág. 18.- “Bajorrelieve, Tres musas”, (siglo IV a. C).
Autor: Atribuido al taller de Praxíteles. Localización: Mantinea, Peloponeso,
Grecia. Las tres musas griegas en los primeros tiempos era tres hermanas y
siempre se representaban juntas: Meletea era la musa que inspiraba la creación
a través de la imaginación en la mente del artista, corresponde al primer
momento a la búsqueda de ideas, imágenes,… esta acción se vinculaba a la
meditación. Nnemea, esta musa se encargaba de plasmar, retener y darle forma
concreta a lo revelado por la anterior musa. Aedea era la musa que llevaba a la
acción lo compuesto, revelado, creado,… a los hechos. Por ejemplo, si era una
composición musical, ella la interpretaba; Si era una poesía, ella la recitaba,
etc.
Lectura.
“Imaginar es pensar
en imágenes, y podemos utilizar esta capacidad de la mente a nuestro favor o en
nuestro perjuicio. A nuestro favor sería pensar en imágenes para reflexionar,
planificar, entender problemas, recordar, resolver cuestiones prácticas...
También para crear algo nuevo, lo cual formaría parte de la creatividad, que
sin duda es una capacidad de gran utilidad. Por ejemplo, si vamos a construir
algo, primero lo imaginamos mentalmente, luego lo podremos construir; o si
tengo que ir a la estación, puedo ver en imágenes mentales el camino hasta
llegar allí, esto me facilita el trayecto. Sin embargo, utilizar el pensamiento
en imágenes para ensoñar algo quimérico, fingido, hechos inventados que no
tiene realidad con el fin de auto-producirse sensaciones generalmente
placenteras, eso sería fantasear y es perjudicial psicológicamente hablando. Es
el equivalente a una droga, una droga
psicológica que produce un falso bienestar temporal, con su consiguiente
decaimiento posterior que incita a administrarse una nueva dosis, en este caso de irrealidad”.
Fantasear es adictivo,
sólo tienen que intentar dejar ese hábito, para darse cuenta de que no resulta
tan sencillo evitarlo. Incluso, muchas personas son apenas conscientes de que
fantasean.
- Entonces ¿la
fantasía de los niños...?
- En los niños es similar. Por ejemplo, hay una etapa
evolutiva en la que juegan a roles, imaginan ser papá o mamá y con ello ensayan
situaciones, crean nuevas asociaciones, no están fantaseando, están usando la
imaginación para aprender. Pero cuando inventan que su "tío es policía y
tiene un tanque", aún cuando sepan que eso es falso, se auto-engañan con
el propósito de escapar de la realidad, tratando de esquivar así algún temor. Imaginar
cómo serían las cosas si hubieran ocurrido de otra manera, sería eso, imaginar,
y podemos aprender con ello. Fantasear, embriagarse suponiendo una vida
diferente en la que habitualmente el que ensueña es el protagonista, es una
forma de evadirse de la realidad. Esta forma de evasión ocurre cuando algún
aspecto de la realidad resulta desagradable o hace sufrir, y no se sabe cómo
afrontarla. Pero fantasear es un sistema de falsa compensación emocional, y
produce un ilusorio bienestar que confunde la mente, la desorienta, fomenta el
bloqueo mental y la inseguridad. Aumenta la frustración y el rechazo hacia la
vida, pues las circunstancias y las personas del entorno del soñador no cumplen
con las expectativas de sus sueños. Conlleva además un elevado gasto de energía
psicológica, lo que hace más difícil afrontar los desafíos de la vida cotidiana
y profundizar en su entendimiento, y con ello se agravan los problemas de los
que se huye. En casos extremos, el hábito de fantasear puede llegar a conformar
un trastorno patológico por sí mismo. La mayoría de las personas que sufren un
trastorno de este tipo lo mantiene en secreto, y tienen dificultades para
comportarse de forma fluida en situaciones de la vida real. Cuando se aborda
con ellos este asunto, reconocen que este desorden tiene un efecto negativo en
sus vidas. También, fantasear puede estar aparejado a trastornos como la fobia
social y la depresión, o utilizarse para tratar de gestionar erróneamente una
situación traumática como un abuso.
Aprender a afrontar la realidad con
inteligencia
Una persona que
aprenda a afrontar los conflictos de la vida cotidiana, que logre vivir con
intensidad y curiosidad la vida, no necesitará fantasear y dejará de evocar
irrealidades. Como siempre, no es cuestión de juzgarse por ello, sino de
entender que es una salida falsa a los problemas, y que va a generar más
dificultades. La parte emocional juega un papel fundamental en cualquier
conflicto, pero en este caso especialmente. Son las emociones auto-generadas
por la fantasía las que crean adicción
y hay que aprender a desengancharse
de ellas.
Por otro lado, para dejar este hábito hay que
identificar los aspectos de la realidad que se temen, que no se saben resolver
o se cree que no tienen solución, y aprender a afrontar esos temores. En ese
sentido, como fórmula sencilla podemos deducir que si se fantasea con una
pareja maravillosa, probablemente se teme la soledad o no tener una imagen
social concreta; si se fantasea con tener mucho dinero, el temor sería a la
escasez; si se fantasea con algún tipo de éxito social, el miedo sería a no ser
valioso a los ojos de los demás, etc. Hay que abordar las emociones
desagradables que generan las circunstancias de la vida real, y que están
siendo rechazadas, para poder afrontar con serenidad los problemas y darles
solución, tanto si son circunstancias reales del presente como si son temores
hacia el futuro. Psicológicamente hablando, todo tiene solución, si se aprende
cómo. El futuro es la consecuencia, el efecto del presente, así como el
presente es el resultado del pasado. Si ponemos nuestro interés en resolver lo
que anda mal en el presente, nuestro futuro será mucho más satisfactorio, para
nosotros y para los demás. (Jesús Jiménez, psicólogo
clínico y María Ibañez,
psicoterapeuta. Extracto del articulo publicado en
“El Huffington post”, el día 28 de
agosto de 2016)
Películas.
“Una mente maravillosa”, (2001). Director:
Ron Howard. Este drama reproduce en versión cinematográfica la vida de John
Forbes Nash, Premio Nobel por su contribución a la economía. Este matemático
brillante fue diagnosticado de esquizofrenia y, poco a poco, fue recuperando su
vida a base de esfuerzo y discernimiento. En la película se muestra claramente
como la fantasía en una mente enferma lleva a la persona a asumir las
proyecciones del subconsciente como reales.
“La costa de los mosquitos”, (1986). Director: Peter Weir. Este drama de
ficción relata como un padre considerado como un genio autodidacta, visionario
y acérrimo adversario del “American way
of Life”, mantiene despóticamente a su familia bajo la fascinación de sus
fantásticas ideas. Un buen día, harto de la civilización, decide partir con los
suyos hasta la hondureña “Costa de los
Mosquitos”. Allí, la azarosa lucha por construir y mantener la disparatada
utopía del padre se convierte en una aventura delirante y trágica.
Poesía.
Imaginación.
“El árbol que mueve algunos a lágrimas de
felicidad,
en la mirada de otros no es más que un
objeto verde
que se interpone en el camino.
Algunas personas ven la naturaleza como
algo ridículo y deforme,
pero para ellos no dirijo mi discurso;
y aun algunos pocos no ven en la naturaleza
nada en especial.
Pero para los ojos de la persona de
imaginación,
la naturaleza es imaginación misma.
Así como un hombre es, ve.
Así como el ojo es formado, así es como sus
potencias
quedan establecidas”.
William Blake, carta al
Dr. Trustler.
La mayoría de los temas expuestos en este blog se hallan en estos dos tomos de esta obra, ampliados y corregidos. Más adelante, se editarán más volúmenes donde se desarrolla con más profundidad este curso de autoconocimiento y meditación, cuyos capítulos también se irán colocando en el blog.
La obra se halla, tanto en versión e-book como en papel en Amazon donde se realizan los pedidos, y se entregarán a la dirección indicada con la garantía que te ofrece esta plataforma. Aquí tienes el enlace.
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Para más información, en este mismo blog en la primera entrada del mes de diciembre de 2020, o en las misma página de Amazon.
[1] “En la mitología griega, Phantasos era uno de los
oniros los hijos de Hipnos y la cárite Pasítea que personificaban los sueños
ilusorios”.
(Referencia: Ovidio. Las metamorfosis. Libro XI, 641)
[2]
La primera se halla en el diccionario de Google, la segunda en Wordreference.
[3] “La
palabra ilusión viene del latín illusio, -ionis, que significa
"engaño", del verbo illúdere que quiere decir "burlarse de"
y "jugar contra". De ahí que en español, como en otros idiomas, tenga
que ver con engaño, idea irreal o distorsión de la percepción de los sentidos,
que se hace patente en expresiones como "ilusión óptica", "ser
iluso", "de ilusión también se vive" o "hacerse
ilusiones", entre otras”. (Pedro Menoyo Bárcenas. Diccionario
etimológico. Palabra: Ilusión) A este término se le atribuyen, en ciertas
ocasiones, valores humanos que no le son propios como son: el entusiasmo, la
esperanza, la alegría de la vida, la motivación, la voluntad, etc.
[4]
Sea un pensamiento, sentimiento, deseo, apetito,… En el caso de este último se
entiende que no es una necesidad objetiva. Es decir, uno podría pensar, sentir
y tener un gran apetito en el ámbito instintivo porque hace dos días que no
come.
[5]
Esto ocurre en cualquier género cinematográfico: drama, suspense, thriller,
comedia, tragedia, romántico, musical, terror, western, aventura, etc.
[6]
Con este argumento el texto no prescribe ninguna consideración particular con
respecto al mundo del espectáculo ni ningún otro. De hecho, cualquier contexto
puede ser eficaz para enseñar una realidad. El auto-conocimiento solo enseña
estar presente en cualquier lugar donde uno se halla y verificar los contenidos
psicológicos por sí mismo. La inteligencia se produce a través del
discernimiento y no por el aleccionamiento doctrinario.
[7] “El término postureo es un neologismo acuñado recientemente
y usado especialmente en el contexto de la redes sociales y las nuevas
tecnologías, para expresar formas de comportamiento y de pose, más por imagen o
por las apariencias que por una verdadera motivación. No tiene todavía registro
en los diccionarios”. (Wikilengua.
Clave: Postureo)
[8] Todos
los ejemplos proporcionados en el texto de los centros superiores ilustran de
modo cabal esta afirmación.
[9]
Albert Einstein tardó diez años en elaborar su Teoría de la relatividad
general. Desde 1905 cuando reveló su Teoría de la relatividad especial hasta
1915 cuando enunció la general.
[10] Se
puede ver una colección de en este sitio oficial de la Nasa: http://hubblesite.org/gallery/album/
[11]
Esta definición general es válida para el ser humano y toda criatura que goza
de esta cualidad.
[12]
Existen muchos testimonios de personas que se hallan cerca de la muerte que
rememoran su vida en este sentido.
[13]
DRAE: Observar atenta y
cuidadosamente a alguien o algo para conocer sus características o cualidades,
o su estado.
[14] A
esta clave conocida como la transformación de las impresiones se le dedicara
una monografía.