jueves, 20 de octubre de 2011

Las funciones psíquico-físicas del ser humano

Introducción
El cuerpo del ser humano es una gran estructura que fusiona la belleza con lo funcional, dispone de una gran cantidad de facultades y funciones que lo convierten en un ser único de la Creación. El organismo humano es una auténtica obra de arte de la arquitectura de la vida que puede adaptarse a cualquier tipo de ambiente. Un conjunto de disciplinas del conocimiento se vuelcan en su estudio para elucidar los secretos de su constitución a todos los niveles: anatómico, fisiológico y psicológico.
En el siglo pasado y en estos últimos años las ciencias de la salud han progresado considerablemente en la comprensión de esta máquina orgánica compleja, precisa y perfecta. Hoy en día, el estudio del cuerpo humano ha incorporado la investigación sobre el genoma humano, el cual abre grandes expectativas en el conocimiento de las bases de la vida, la comprensión de enfermedades graves, su curación y el restablecimiento satisfactorio del paciente. La comunidad científica ha alcanzado un alto grado de manipulación de la vida. Por ejemplo, se implantan con éxito órganos, se crean fármacos a través de la transformación de células vivas, etc. Sin embargo, la vida no puede crearse, ésta conserva todavía su misterio.
Aunque las condiciones de los enfermos han mejorado sensiblemente, casos de lesiones medulares, enfermedades mentales profundas, etc., éstos no son sanados. La causa se halla en el desconocimiento de los valores o asientos vitales inmanentes sobre los cuales se fundamenta la materia viva.
El niño hereda un potencial y principios vitales que se desarrollan y utilizan durante toda su existencia. Éstos se distribuyen por todo el organismo a través del sistema nervioso, el cual controla y establece las diferentes funciones psíquicas y físicas junto a los diversos órganos y componentes que lo constituyen.
El auto-conocimiento divide estas funciones de forma práctica en tres centros neurálgicos vinculados al sistema nervioso donde se realizan una gran cantidad de operaciones y transformaciones de energías tanto a nivel físico como psicológico. En cada uno de ellos se depositan estos principios vitales.
Un individuo recibe energía a través de la respiración, comida, bebida, cuando duerme, incluso, por los estímulos del exterior que reciben los sentidos y, a través de un complicado proceso de transformación, se convierten en pensamientos, emociones, deseos, acciones, actitudes, etc.
Los seres humanos de forma independiente a factores ambientales no nacen con las mismas aptitudes vitales, resistencia a la enfermedad, adaptación, destreza física, intelectual, instintiva, etc. No todos las personas aunque dispongan de todos los medios posibles a su alcance pueden correr cien metros en menos de diez segundos o escalar el Himalaya sin oxigeno o competir en un deporte al mismo nivel que lo hacen los jugadores de élite, correr cuarenta kilómetros en poco más de dos horas, disponer de una intuición intelectual como Albert Einstein,…
Estos centros neurálgicos empiezan su desarrollo con un capital vital determinado por la herencia de sus padres y los factores ambientales lo potenciarán o disminuirán según la influencia sea beneficiosa o perjudicial.
El mal-uso o abuso de estas funciones debilita, deteriora, los órganos vinculados a ellas o agota de forma prematura sus principios vitales, adelanta su envejecimiento. La ignorancia y falta de atención plena sobre estos centros y sus propiedades conlleva al individuo a ser más vulnerable a la enfermedad, le complica considerablemente la existencia y diminuye su calidad de vida.
Por ejemplo, cuando una persona mantiene un esfuerzo abusivo, sin descanso, no duerme correctamente y está sometida a una continua preocupación, es muy posible que caiga enferma por agotamiento o tenga síntomas de desequilibrios, sufra de estrés. Si esto se mantiene durante largos periodos, probablemente, aparezcan patologías graves.
Estos centros neurálgicos o funciones psíquico-físicas son[1]:
Ø        El centro intelectual.
Ø        El centro emocional.
Ø        Un centro que se divide en tres funciones o sub-centros ligados íntimamente pero que se distinguen entre sí por sus características particulares.
§           Un centro motor.
§           Un centro instintivo.
§           Un centro sexual.
En el conocimiento de sí estas funciones se estudian a través de la observación de uno mismo, en el estado de presencia con el objetivo de experimentar el cómo se despliegan en la vida diaria, cuales son sus propiedades para establecer a través de la comprensión creadora su equilibrio, reforzarlas y respetar sus limitaciones.
El estudio del cuerpo humano por parte del auto-conocimiento no se realiza a nivel físico, para ello hay que matricularse en una universidad, sino al nivel anímico o psicológico. Este texto proporciona al lector herramientas y conocimientos para responder a los interrogantes que surgen en un instante dado “dentro de su mundo interior” y verifique en sí mismo el cómo, por poner un ejemplo, sus emociones influyen en sus pensamientos y acciones. Esta enseñanza orientada hacia el bienestar integral instruye sobre el cómo aprender a relacionarse correctamente con sus pensamientos; el saber discernir lo real o fantasioso de un concepto o discurso intelectual; el practicar la solución de problemas y evitar las preocupaciones; el ser consecuente con la palabra, educarla; el saber escuchar a los demás, respectar sus opiniones;… un sin fin de ejemplos que permiten, a quien le presta la atención debida a estas funciones, una existencia más equilibrada, inteligente, feliz.
Conocerse a sí mismo empieza por “presenciar con todo realismo y atención consciente” qué factor psicológico (personalidad, ego o Esencia) utiliza, en un evento, las capacidades de la persona (intelectuales, emocionales, motoras, instintivas o sexuales) para comprender de forma cabal cual es la naturaleza de sus pensamientos y/o sentimientos y/o acciones en ese momento.
Un individuo que anhela relacionarse debidamente consigo mismo observará plenamente las características propias de estos centros y las asociaciones que mantienen entre sí para adquirir independencia sobre ellos. Desde la perspectiva interna, el estudiante requiere comprender que las operaciones o los procesos del pensar, sentir y actuar son herramientas de expresión que están a su disposición. A él le corresponde conocerlos y manejarlos de forma recta, oportuna y sensata.
 
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[1] Para mayor facilidad en la lectura reduciremos el concepto “centro neurálgico” por centro.

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