“El cuerpo -cuerpo físico y
sutil a la vez- se supone constituido por cierto número de nadis (literalmente:
canales, venas o arterias, pero también nervios) y de chakras (literalmente:
círculos, discos, pero generalmente traducido por centros). Podría decirse,
simplificando un poco, que la energía vital, en forma de hálito, circula por
los nadis, y que la energía cósmica y divina se encuentra, en estado latente,
en los chakras”. (Mircea Eliade. Patanjali y el yoga. Cap. Budismo,
tantrismo y Hatha yoga).
Introducción
Este texto trata sobre los sentidos internos y vórtices biomagnéticos que
todo individuo posee. Normalmente, estas facultades, o estos chakras son
ignorados por la mayoría de la gente, a menos que uno haya experimentado sus
efectos, o se interesó por ellos particularmente.
El curso describe estos centros energéticos, sentidos internos o
chakras, con la inquietud de aproximar una idea sobre ellos, y no de ahondar en
su complejidad. El tema se introduce con el objetivo de entender, en el plano
racional y práctico, porqué en la meditación, el alumno precisa centrarse en
distintos puntos del organismo, y pronunciar una vocal o un mantra. Más
adelante, esta exposición se retomará para profundizar en la cuestión de la
transformación de energías, y vitalidad del individuo. Así mismo, en otro
apartado se desarrollará el tema del mantra y de la vocalización, ambos
relacionados con la palabra.
El ser humano dispone de cinco sentidos que aportan información del
mundo que le rodea, a través de los distintos estímulos sensoriales. De este
modo, el sujeto percibe el entorno a partir de impresiones: visuales,
auditivas, olfativas, táctiles y gustativas.
Los sentidos son indispensables para vivir, relacionarse e integrase
con el mundo material, advertir sus características, principios, peligros…, y conocerlo.
Cuando la persona, por ejemplo, se halla privada de la vista o del oído, encuentra
dificultades de aprendizaje, y su existencia resulta más compleja. Despertar la
conciencia a esta realidad, atrae una reflexión sobre la buena fortuna de gozar
de un sistema sensorial sano, y de la necesidad de su uso inteligente. No
obstante, estos sentidos solo recogen energías e información provenientes del
exterior, pero todo individuo también acarrea un mundo íntimo que precisa ser
percibido. La vida interior del ser humano es tan importante como los datos que
se reciben de fuera, aunque esta no se estime en su justa medida. Estos sentidos
internos, los cuales fueron estudiados en profundidad por los antiguos
hinduistas, realizan dos funciones.
La primera función consiste en captar energías más sutiles y
trascendentes que fluyen, tanto dentro del individuo como en la naturaleza. Dependiendo
de las características del sentido interno, este la canaliza, y produce un
efecto sobre el organismo, la psiquis o la conciencia. Por esta causa, también
se les denomina centros o vórtices biomagnéticos, vitales o ambos[1].
Cuando esta energía facilita una información de algún plano de conciencia, el
chakra desempeña su segunda función. Ambas actividades son similares a las
realizadas por los sentidos físicos. Por ejemplo, la visión se produce a causa
de que la energía luminosa incide en los ojos, y estos la canalizan por medio
de impulsos eléctricos hasta el cerebro, el cual recompone la imagen.
La diferencia entre sentidos físicos e internos, se halla en que estos
últimos manejan energías que se procesan dentro del espacio vital, emocional,
mental y anímico. La capacidad de acción del chakra dependerá, tanto de su desarrollo
o abertura como del nivel de conciencia que se despliega en la persona.
¿Qué tipo de información
proporcionan estos sentidos internos? Desde el ámbito psicológico[2],
la capacidad de comunicarse consigo mismo, es posible gracias a que uno percibe
su charla interna. Los oídos no escuchan nuestros pensamientos, sino el oído
interno. Este sentido o chakra permite percibir, tanto la plática continúa
provocada por nuestra mente como en ciertas ocasiones la voz interior, la cual
emana de la propia conciencia. Asimismo, uno evoca imágenes que provienen de la
memoria, visualiza sus sueños, goza de imaginación, y el ego proyecta sobre
nuestra pantalla mental sus fantasías. En ninguna de estas actividades vinculadas
con la visión interior, intervienen los ojos. En la mayoría de estas
operaciones, estos se hallan cerrados. Así mismo, los centros superiores
emocional e intelectual, también se vinculan con estos sentidos internos, los
cuales proporcionan inspiración e intuición. Cualidades como la atención, la concentración,
la autoobservación…, todas expresiones de la conciencia se asocian a estos chakras
que a continuación se estudian.
Definición, constitución y características
Definición
La palabra “chakra” es de origen hindú; su
significado es rueda, disco o círculo.
“Etimología: círculo, disco,
rueda, proviene posiblemente de la raíz sánscrita “char”, moverse: las
personas, los animales, el agua, los barcos, los astros”. (Wikipedia,
la enciclopedia libre. Clave: chakra).
En oriente, este término también goza de una acepción figurada, tal
como ocurre en castellano. Por ejemplo, se habla en un sentido alegórico de “rueda de la fortuna” para referirse al
destino. En este caso, la palabra se refiere a rueda de energía.
Otros autores llaman al
chakra “flor de loto” -padma- por su
configuración, y parecido entre ambos. Esta flor sobresale del agua como ocurre
con estos sentidos internos, los cuales se hallan sobre la superficie del cuerpo.
Por otro lado, el chakra se constituye por medio de una estructura
biomagnética, la cual adopta la apariencia de pétalos. Este mismo símbolo se adoptó
en las doctrinas del Antiguo Egipto y China.
“En sánscrito, la palabra
chakra significa rueda o disco. Dado que los centros sutiles aparecen a la
vista psíquica como vórtices redondos y vibratorios, es fácil ver por qué se
empleó la palabra rueda para definirlos. Muchos autores se refieren también a
ellos como lotos, porque en ciertos momentos se parecen a esa flor, con un
determinado número de pétalos”. (Omar V. Garrison. “Tantra: el yoga
del sexo”. Cap. 3).
La disposición y
composición vital del organismo y sus sentidos internos, aparecen en los textos
religiosos hinduistas “Upanishad”,
que datan de alrededor del siglo VI a. C. Esta tradición es recogida por el
budismo y, sus distintas escuelas, y la extiende por todo Oriente. Estos conocimientos
alcanzan Europa de la mano de los británicos, una vez establecidos en la India
a mediados del siglo XIX. En la actualidad, la creciente práctica del
Hatha-yoga ha difundido por todo Occidente la existencia de estos centros
energéticos en el cuerpo humano. La corriente “New Age”, ha recogido y reelaborado una diversidad de teorías
sobre los chakras, las cuales se alejan considerablemente del sentido
ontológico que los antiguos maestros hinduistas enseñaron.
Constitución
“El bioelectromagnetismo
(BEM) es la ciencia emergente que estudia la forma en que los organismos vivos
interactúan con los campos electromagnéticos (EM). Los fenómenos eléctricos se
hallan en todos los organismos vivientes. Más aún, existen corrientes
eléctricas en el cuerpo que producen campos magnéticos que se extienden fuera
del cuerpo. En consecuencia, los organismos pueden verse influidos también
por campos magnéticos y electromagnéticos externos. Cambios en los campos
naturales del cuerpo pueden producir cambios físicos y de conducta[3]”.
¿De qué está hecho un chakra? Este se compone de un campo biomagnético
en forma de disco o rueda, que tiene una raíz en un punto del cuerpo físico. Esta
rueda gira sobre sí misma, y vibra a una frecuencia determinada según sus
propiedades.
Hasta ahora, solo la obra
“Los chakras”, de C. W. Leadbeater
(1854-1934), representa cada uno de los siete chakras principales, tal como los
percibe una persona que goza de clarividencia. Este autor los dibujó de una
persona que los tenía desarrollados, y su visión es similar a una fotografía realizada
por un estroboscopio[4].
Todos los chakras principales se hallan distribuidos a lo largo de la espina
dorsal. La obra antes mencionada confirma que reflejan distintos colores en
forma de pétalos o cuñas, los tonos de estos colores cambian en la misma
persona según el grado de vitalidad que disfruta en ese momento. Así mismo, también
son diferentes de una persona a otra. Esta variación continua de estos sentidos
internos muestra su sutileza. El ciudadano contemporáneo posee estos vórtices energéticos
en un estado latente, prácticamente cerrados. Las causas fundamentales son: el
estado psicológico de identificación y sueño que acarrea, y el hábitat urbano,
poco natural, donde se desenvuelve su vida.
“Los centros o chakras actúan
en todo ser humano, aunque en las personas poco evolucionadas es tardo su
movimiento, el estrictamente necesario para formar el vórtice adecuado al
influjo de energía. En el hombre bastante evolucionado refulgen y palpitan con
vívida luz, de suerte que por ellos pasa una mayor cantidad de energía, y el
individuo obtiene por resultado el incremento de sus potencias y facultades”. (C.
W. Leadbeater. “Los chakras”. Cap. Los centros de fuerza).
Estos chacras no se hallan aislados unos de otros, gozan de una red de
canales, llamados en la India “nadis”,
que los unen, la cual forma una estructura vital compleja del cuerpo humano. En
un nivel superior, esta malla bioelectromagnética o red búddhica, se
corresponde a los distintos flujos que se procesan a través de los sistemas
respiratorio, circulatorio, endocrino y nervioso. Este último integra todos los
componentes del organismo para transmitir y recibir la información necesaria
para su buen funcionamiento.
El autoconocimiento
profundiza en los siete chakras o sentidos internos principales, los cuales son
facultades relevantes en el ámbito del progreso espiritual. Estos vórtices se
arraigan a lo largo de la columna vertebral[5],
y están vinculados al sistema nervioso central en el plano físico, y con la
conciencia, en el plano interno. La mayoría de los chakras repartidos por todo
el cuerpo, se asocian con el sistema nervioso periférico. En este caso, su
única función es canalizar correctamente la energía que se halla en el medio natural.
Los chakras y la red energética
que envuelve todo el organismo
“Las corrientes vitales que
estos canales conducen para la nutrición del cuerpo, son proyectadas en el
organismo físico por centros focales llamados chakras”. (Omar V.
Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 3).
El cuerpo físico posee muchos vórtices energéticos o chakras. La
tradición hinduista por medio de sus escuelas: Hatha-yoga, Laya-yoga,
Kundalini-yoga…, llegan a contabilizar la cifra de 72.000, junto a sus
correspondientes canales. Esto indica que existen centros vitales en todos los
dedos de pies y manos, brazos, rodillas, piernas, muslos, a lo largo de la
columna vertebral, órganos… En definitiva, todo el organismo se halla envuelto
por este flujo de energía vital.
Esta
distribución biomagnética es la base teórico-práctica de la medicina
tradicional china, concretamente de la acupuntura, la cual trabaja con esta
malla de energía, denominada “Qui o Chi”.
“El
biomagnetismo trata de la medición de los campos magnéticos generados por los
propios seres vivos. La medición de estos campos es útil para obtener
información que ayude a entender sistemas biofísicos, a realizar diagnósticos
clínicos y a crear nuevas terapias. Por exigir instrumental altamente sensible,
que surgió sólo hasta los años setenta, el biomagnetismo es un área
relativamente nueva, si se compara con otras áreas interdisciplinarias que
involucran a la física”.
(Modesto Sosa. Instituto de Física, Universidad de
Guanajuato. México. Biomagnetismo: el magnetismo del cuerpo humano).
El modus operandi de
interacción entre la estructura biológica del organismo, y los diferentes
flujos bioeléctricos, biomagnéticos, vitales, no es la finalidad de esta monografía;
el cómo se produce materialmente el intercambio de información entre estas
diversas energías, pertenece a un nuevo campo de investigación científica. El
autoconocimiento se ocupa de su contenido práctico. Plantea responder a los
interrogantes: ¿cómo se desarrolla un chakra?, ¿cuál es su beneficio?, ¿qué
relevancia tienen en el plano psicológico y anímico?, y finalmente, ¿cuál es la
utilidad de su acción en el terreno de la salud y la conciencia?
Características de los chakras
Todos los chakras tienen una base en el organismo, normalmente,
glándulas, ganglios, órganos, o plexos. Ambos, asiento físico y centro energético,
forman un binomio, es decir, estos son interdependientes. El sentido interno es
un campo biomagnético, refleja la vitalidad de la estructura biológica donde se
apoya físicamente, y se halla en un estado vibratorio. Por esta causa, la
tradición india les asigna una nota musical a los vórtices principales, debido
a que son influenciados por un sonido, o una frecuencia particular[6]. La oscilación del chakra y su intensidad,
se determinan por sus propiedades, su función, y por el estado de salud, o
vigor del asiento físico donde descansa. Esto significa que, por ejemplo, si el
corazón del individuo se halla enfermo, esto afectará a la apariencia y la función
del chakra cardiaco. Inversamente, si este sentido interno está abierto y vibra
con intensidad, el corazón se beneficiará de un aporte suplementario de energía
vital, proporcionada por el chakra. Dependiendo del estado de conciencia de la
persona, esta canalización de energía, se convertiría en información, la cual
se advertiría como intuición o inspiración. Por esta razón, estos sentidos
internos se integran en todas las dimensiones que conforman el ser humano. Un
chakra mantiene su presencia, valor energético, y capacidad de acción en el
campo físico, vital, emocional, mental y volitivo según su desarrollo. De este
modo, un vórtice biomagnético afecta y es afectado, tanto por los estados de
conciencia como de la salud del sujeto. Esta lógica se cumple con el propio cuerpo
físico. Por ejemplo, si los pulmones funcionan correctamente en el intercambio
gaseoso, y asimilan todo el oxígeno posible, todo el organismo se beneficiará
de su acción; y este a su vez, favorecerá y mantendrá la salud de los pulmones.
“La
respiración incorrecta o irregular, el aire impuro, el uso excesivo del
alcohol, y así sucesivamente, pueden dar como resultado serias perturbaciones
dentro de nuestros cuerpos sutiles. Estas perturbaciones, a su vez, se reflejan
en el cuerpo físico, en lo que la medicina conoce hoy en día como enfermedades
psicosomáticas”. (Omar
V. Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 3).
Esta realidad enseña
la importancia de preservar una vida sana y natural[7], y una psicología equilibrada. En
efecto, los procesos de identificación, los cuales atraen estados anímicos
perturbados como son: preocupaciones, emociones negativas, ansiedades, estrés,
irritaciones…, conllevan el deterioro de los chakras. El abuso y mal uso de las
funciones, generan flujos impropios de energía en los planos: emocional,
mental, volitivo y conciencia, los cuales afectan negativamente al organismo.
¿Por qué ocurre esto? La causa se halla en que toda acción que el individuo
realiza en su existencia, se fundamenta en una transformación de energías. La
base de toda labor proviene del asiento vital. Si hay vigor, la persona es
capaz de efectuar esfuerzos físicos, emocionales, e intelectuales hacia un
objetivo, mas si el alumno está agotado, difícilmente podrá llevarlos a cabo. Por
lo tanto, cuando uno se hipnotiza con un ego, la energía que este mueve por las
distintas funciones (pensar, sentir y obrar), es manejada por el subconsciente,
y esto produce desorden en todos los ámbitos.
Esto mismo sucede,
cuando la personalidad se desenvuelve con actitudes automáticas, patrones y
estrategias recurrentes, que se perpetúan en el tiempo; seres llenos de manías,
vicios, costumbres, caprichos, rarezas…, que en muchas ocasiones, son incapaces
de adaptarse a los nuevos retos de la existencia. Esta respuesta a la vida es
horizontal, plana, corresponde a una psicología mecánica, y un nivel de
conciencia bajo. Ambos expresan un estancamiento anímico que influye, tanto a
los asientos vitales como a los sentidos internos. Estos últimos apenas son
utilizados por la propia conciencia, es decir, no se estimulan a través de la
imaginación, inspiración o intuición; igualmente, los centros superiores son
ignorados. Si el ser humano no usa una función, un órgano, un músculo…, este se
atrofia, y así ocurre con los chakras, estos se cierran. Todo en la naturaleza
posee su justo equilibrio, y es importante reflexionar cómo uno se relaciona
con él en todos los apartados de la psiquis.
Este desorden
psicológico no solo aflige la vida del ser humano. En el sentido de que este le
induce al error; es un índice de insensatez; alude a una inmadurez de la
personalidad; acarrea una existencia más compleja, etc., sino que también
influye en su salud, y redunda en un perjuicio a la Esencia. Cuanta más
identificación, más pérdida de energía a todos los niveles de la estructura
física, psicológica y ontológica de la persona. Toda esta vitalidad canalizada
por el ego o la personalidad, no solo deteriora la psiquis, igualmente, lastima
la organización celular y biomagnética, incluidos estos sentidos internos. Esta
malla de energía sutil que envuelve el cuerpo físico, se debilita en la misma
proporción que se dañan sus asientos materiales.
Contrariamente, el
equilibrio de la personalidad y el avance anímico, coordinan y amplifican los
efectos beneficiosos sobre todos los componentes, y en todas las dimensiones del
organismo. La práctica de las claves del autoconocimiento, donde se incide en
el uso de la imaginación, la autoobservación, el discernimiento, la atención,
la no identificación…, atrae una transformación de energías de una naturaleza y
calidad mayor, la cual impregna favorablemente todos los ámbitos del ser
humano, no solo vitales, físicos y psicológicos que se aprecian con facilidad,
sino que penetran en el campo de lo trascendente como es la conciencia, la
Esencia, y la red y los centros biomagnéticos. La sonrisa espontánea, la
felicidad del momento, la emoción sincera de alegría, la dicha de compartir con
los demás, disfrutar de dignidad, serenidad…, suministra bienestar integral.
Toda vivencia que se fundamenta en la “Auténtica
Realidad” del estudiante, aumenta el estado vibratorio del alma. La coherencia
entre la Esencia y su acción, vigoriza esta parte biomagnética, invisible y
sutil del organismo.
Otro elemento que daña la red búddhica y cierra los centros vitales del
cuerpo, son los sonidos, los ritmos o los ruidos estridentes, altisonantes,
chillones, penetrantes, arrítmicos…, los cuales también lastiman los oídos. De
hecho, la contaminación acústica incide sobre los nervios y provocan estrés. Según
el sujeto, si este estado interior se prolonga puede derivar en insomnio,
fatiga, depresión, ansiedad, etc., en un trastorno de tipo psicológico.
“La
contaminación acústica, además de afectar al oído puede provocar efectos
psicológicos negativos y otros efectos fisiopatológicos”. (Wikipedia, la enciclopedia libre.
Clave: contaminación acústica).
En sentido opuesto,
la música clásica o las óperas de los grandes maestros como son: W. A. Mozart,
A. Vivaldi, G. Verdi, J. S. Bach, L. V. Beethoven, R. Wagner, G. F. Handel, H.
Purcell, etc., favorece el alineamiento y desarrollo de estos campos
biomagnéticos en todo el organismo. Igualmente, estas melodías conectan con los
centros superiores intelectual y emocional, intensifican sus valores vitales, e
incrementan su acción. Así mismo, la vocalización del sonido afín a cada
vórtice, por efecto diapasón, lo hace vibrar y lo abre de modo que su acción
sea fructífera.
Otra manera eficaz de desarrollo y activación de estas ruedas, es
por medio de ejercicios que se vinculan con la tradición tibetana, llamados “ritos de lamasería tibetanos”, los
cuales está descritos en el apartado de las prácticas.
La energía vital o prana, propiedades
“Esencialmente, el prana no
es otra cosa que la energía cósmica. Es la suma total de toda fuerza prístina
del universo, ya sea que se halle en estado inerte, de transición o dinámico.
Es el poder tremendo que libera el átomo cuando se fisiona o se funde. Es la
realidad invisible, siempre presente, que hay detrás de todo movimiento, todo
pensamiento, volición, acción”. (Omar. V. Garrison. Tantra: el yoga
del sexo. Cap. 4).
La energía vital es
el componente activo que permite a la materia viva realizar las
transformaciones que le son propias para preservar sus funciones esenciales.
Por ejemplo, una célula viva desarrolla una actividad (nutrición, interacción,
reproducción…), la cual es producto de un intercambio de sustancias y energía, inherente
a la materia orgánica. Todos estos procesos rompen y crean enlaces químicos,
cadenas de electrones…, es decir, consumen y desprenden energía. En
consecuencia, esta energía vital es el factor fundamental de la vida, y puede
tener diferentes calidades.
El aire puro de las montañas, posee una calidad mayor que el que
uno respira en las ciudades. La tradición hinduista asocia esta energía vital,
al aire y le llama prana. En este
sentido, el oxígeno es un elemento, entre otros, fundamental de la vida. Lo que
permite captar su importancia en el ámbito de la transformación de energía, y su
repercusión en la calidad de los campos biomagnéticos que se crean a raíz de su
uso en todo el organismo. Esto mismo ocurre con el agua, los alimentos que se
ingieren, las impresiones que uno recibe a través de los sentidos y cómo se
reacciona ante ellas. El nivel de energía o prana que se halla en un ser
humano, depende de todo lo anterior, y de cómo y para qué, el alumno usa esta
fuerza vital según su estado de conciencia.
“Para
los organismos biológicos, con inclusión del hombre, la función densa material
más importante del prana es la respiración; pues en el acto de respirar, de
acuerdo con los Shastras[8], absorbemos no solo oxigeno, sino también
la fuerza básica de la vida: el prana”. (Omar. V. Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 4).
Las dos funciones de los chakras, breve explicación
Los chacras fueron
creados por el proceso evolutivo en el ámbito humano para responder a unas
necesidades de tipo anímico. La materia es la parte más externa de la Esencia,
a través de la existencia, ella evidencia en sí misma las consecuencias de sus
acciones. La vida ofrece la oportunidad para que la conciencia aprenda de sus
propios aciertos y errores; reflexione sobre su condición humana, y comprenda
su relación con las demás Esencias, su Ser y el universo que la alberga. En el
plano físico, el individuo precisa sentidos adecuados para estar informado de
todo lo que le rodea, de modo que el conocimiento proporcionado sea suficiente
para desenvolverse en este mundo.
Los chakras o los sentidos
internos que se hallan ligados al sistema nervioso central a lo largo de la
columna vertebral, poseen exactamente esta misma función. Los principios que
rigen este mundo, se hallan en una esfera o una dimensión superior. El tiempo,
la gravedad, los campos magnéticos, la raíz de la vida, el principio de causa y
efecto…, no pueden advertirse con nuestros ojos, oídos, nariz, etc. De la misma
manera, el intelecto es incapaz de aprehender la causa y el sentido trascendente
de la existencia de cada uno de estos principios. No obstante, esto no
significa que el ser humano carezca de la posibilidad de percibirlos, y comprenderlos
para integrarlos inteligentemente en su vida. Los sentidos internos son los que
reciben esa información, la cual alerta a la conciencia de un proceso, o acción
que se inicia en un plano superior al mundo conocido, pero que le afecta. La
conciencia es el principio cognitivo facilitado por la “Auténtica Realidad” o Ser; de modo que el sujeto alcance tal
comprensión, y disponga de los recursos necesarios para preparar una respuesta
adecuada. Por lo tanto, los chakras cuando informan, es porque reciben una
energía que solo ellos son capaces de percibir. Estos sentidos internos, si son
activados por una energía afín, se estimulan, y envían los datos a la conciencia;
ya solo depende de su estado que esta información se convierta en imaginación
creadora, inspiración o intuición. En consecuencia, la canalización de energía
y su transformación en información, como primera y segunda función
respectivamente, son simultáneas. Tal como ocurre con los sentidos físicos.
En Oriente, muchos templos, y en
distintas expresiones artísticas…, los artesanos aludieron a estos chakras
ligados a la espina dorsal. Estos utilizaron, principalmente, la imagen de columnas
o árboles floreados, indicaron que los poderes ocultos a lo largo de la columna
vertebral eran imprescindibles en el campo del Ser.
La multitud de chakras que se conectan con el sistema nerviosos
periférico, canalizan esta energía vital, la cual mejora el rendimiento y la
vitalidad de la estructura biológica a la que se fija. Estos chakras poseen
poca relevancia como sentidos internos, si uno exceptúa las manos. En ellas,
existen una gran cantidad de estos vórtices biomagnéticos. De hecho, en distintas
tradiciones religiosas y culturales, existen escritos y relatos asociados a ciertas
capacidades que se derivan de las manos. No obstante, en la actualidad florecen
una gran cantidad de actividades económica alrededor de esta realidad, donde se
aprecia una carencia absoluta de conciencia, y algunas veces de honestidad, de
sus practicantes.
El estado general de los chakras en el ser humano actual
El modo de vida y el ritmo de la existencia contemporánea, sobre todo
en las medianas y grandes ciudades, no benefician la actividad natural de los
chakras. Esta red invisible y sutil de canales, y centros biomagnéticos, crean
flujos de energía que circulan por el cuerpo a gran velocidad y vibran
delicadamente. Esta arquitectura sensible tiene como objeto detectar la
presencia de energías que son de su misma naturaleza, y concurren en su entorno.
Del mismo modo que los oídos detectan sonidos, los chakras detectan energía
vital.
Las causas que deterioran este entramado biomagnético son, tanto
físicas como psicológicas, tal como se ha detallado en apartados anteriores.
La vida alejada de la naturaleza, con sus ruidos, continuas influencias
electromagnéticas por medio de los dispositivos electrónicos, perjudican estos
vórtices y red energética. Particularmente, móviles y tecnologías de emisión de
ondas, campos eléctricos, etc. Por otro lado, las reacciones psicológicas
inconscientes, y hábitos que el ser humano cristaliza en la psiquis, arruinan
su estructura interna en todos los ámbitos: vital, emocional, mental, volitivo,
anímico y conciencia. Así mismo, hay que sumarle una dieta deficiente en
nutrientes, poco variada y, en muchos casos, excesiva, que produce desórdenes
en todo el funcionalismo orgánico. Otro elemento ya comentado, es la escasa
relación que muchos individuos tienen con el medio natural. No hay que olvidar
que el ser humano proviene de un proceso evolutivo, vinculado a la naturaleza,
no obstante, el sujeto cada día se aleja cada vez más de ella. Esto produce un
perjuicio invisible, pero real, debido a la incapacidad del organismo de
canalizar el prana que el hábitat natural le proporciona.
Todas estas circunstancias concluyen que los chakras en el ser humano,
se hallan en un estado latente, incipiente, con una escasa actividad que los
mantiene prácticamente cerrados.
Finalmente, la carencia de valores humanos implica una escasa
utilización de los sentidos internos. La capacidad de aprehensión de la
conciencia viene determinada por el uso de calidades que se originan en los
chakras. Por ejemplo, la atención, la autoobservación, la imaginación…, emanan
del chakra “ajna”, situado en el
entrecejo, el cual se vincula con la glándula pituitaria. Esto mismo ocurre con
la actividad del chakra del corazón, llamado “anahata”, el cual produce la inspiración e intuición. La
experiencia de la corazonada informa sobre una realidad trascendente a la
conciencia, y esta última opera un modo de pensar, sentir y obrar más
universal. La autoconciencia se expresa a través de las funciones superiores:
intelectual y emocional, gracias a la información aportada por los chakras. Esta
comprensión creadora atrae el despliegue de los valores del alma. De este modo,
el estudiante se beneficia de todos los recursos disponibles para ordenar su
existencia y ocuparse de su desarrollo anímico, lo que constituye el bienestar
integral. Los estados de serenidad, tolerancia, paciencia, sensatez, felicidad,
dignidad…, son propios de la Esencia; todos ellos afectan positivamente a esta
red y centros biomagnéticos, en el sentido que esta energía psicológica y
ontológica los abre, desarrolla y florece.
A continuación, se
explican los siete chakras más relevantes que se asientan a lo largo de la
espina dorsal. Estos centros biomagnéticos constituyen los sentidos internos, y
otorgan facultades a la Esencia cuando se despliegan por medio del despertar,
tanto de la conciencia como de la energía creadora.
Despliegue de las características particulares de los siete chakras
“Es
necesario saber que, en el cuerpo humano, en el organismo celular, existen
algunos chakras que podríamos denominar específicos, especiales para la
vitalidad orgánica; son a modo de vórtices por donde entra el prana, la vida,
en nuestro organismo”.
(Samael Aun Weor. “Cátedra V”. Cap. 77).
La estructura interna en el ámbito vital, emocional, mental y volitivo,
influye al organismo físico, de igual modo que lo biológico obra sobre esta trama
energética más sutil. Estos siete chakras son considerados principales debido a
que se localizan en los plexos, u órganos más significativos de la anatomía del
ser humano. Todos estos centros vitales se hallan unidos por el canal central
de la espina dorsal; esto se aprecia en todas sus representaciones simbólicas.
El desarrollo de cada uno de ellos se vincula directamente con el autoconocimiento.
Según la tradición hinduista, los cinco primeros vórtices se asocian con
los cinco elementos de la naturaleza: tierra, agua, fuego, aire y éter[9].
A todos ellos se les atribuyen rasgos psicológicos[10];
y se supeditan a la conciencia y al progreso anímico.
La descripción siguiente asigna dos imágenes a cada centro biomagnético.
Uno corresponde a su representación real en el cuerpo humano, tal como se
comentó anteriormente; el otro, es un diagrama simbólico de sus características
psicológicas y anímicas.
La concepción arquetipo se
comenta brevemente para comprender su trascendencia en las antiguas
tradiciones, y cómo esta se relaciona con la conciencia. En la India, todo
proceso anímico es regido por una o varias divinidades. Los nombres asignados
son de origen hinduista, tal como ocurre con las etapas de la meditación.
En el centro de cada chakra aparece el mantra, o sonido que
lo caracteriza para meditar sobre él. Así mismo, en cada pétalo de los
respectivos vórtices, se inscribe una letra sánscrita que apela a un rasgo, una
cualidad, o un sonido, según el autor que los describe. En este texto, se obvia
su explicación por la dificultad y complejidad que supone su conocimiento, el
cual excede su objetivo.
“Cada uno de los pétalos de
nuestras flores de loto representa determinada virtud. Sin estas virtudes, las
flores de loto no podrán abrirse para recibir el sol de la verdad”.
(Samael Aun Weor. “Los misterios del fuego”. Cap. El chakra vishuddha).
Chakra muladhara
La raíz, también llamada
“Kanda” por los practicantes del yoga,
de este vórtice de energía vital se ubica en la base de la columna vertebral,
concretamente en el sacro. Su acción se localiza en el plexo sacro-coccígeo, es
decir, entre el ano y el sexo, rige la energía y centro sexual, la semilla
reproductora del hombre y de la mujer. Simbólicamente, la tradición oriental lo
asocia al elemento tierra, el seno donde esta germina y se desarrolla.
“La palabra sánscrita muladhara
significa raíz de soporte o fundación”. (Wikipedia, la enciclopedia
libre. Clave: muladhara).
Este chakra es la base de todos los posteriores, su estado de
vibración y actividad influencian a todos los demás. Este centro biomagnético
posee la particularidad de encerrar una energía espiritual, la cual se
encuentra latente o dormida, y es llamada “Kundalini”.
El tema del despertar de esta fuerza enroscada en el vórtice muladhara, se
explicará más adelante en distintas exposiciones.
Este centro vital es
afín a las propiedades del elemento tierra, y se le representa como una flor
con cuatros pétalos junto a unos símbolos, tal como se visualiza en la figura. La
idea de asignar a estas energías biomagnéticas aspectos materiales, animales o
divinidades se justifica por varios motivos:
Ø
Todos los símbolos atribuidos a estos vórtices representan
cualidades del mismo o de la Esencia. Por medio de analogías de los rasgos o aspecto
tangibles del símbolo, el sujeto aprehende su trascendencia. En este caso, el
elefante marca claramente su vinculación con la tierra, y sus rasgos de
firmeza, fuerza, solidez, confianza y voluntad.
Ø
Aporta arquetipos conocidos a los devotos de la
época, los cuales facilitan imaginar y meditar sus características. Por ejemplo,
el elefante alude al dios Ganesha, del panteón hinduista, como sabiduría, quien
mueve los obstáculos, creador de los elementos, etc.
Ø
Finalmente, la ciencia y el conocimiento de los
elementos de la naturaleza y sus propiedades, propicia un indudable beneficio
al ser humano. Así mismo, las antiguas civilizaciones estudiaron las
características de estos centros biomagnéticos, y cómo les influyen los estados
de ánimo. Esto significa que, internamente, el dominio de ciertos estados
psicológicos, o el ejercicio de valores humanos, favorecen el desarrollo de los
chakras. Como las cualidades anímicas son intangibles, inmateriales y
abstractas, la tradición hinduista optó por referirlos con símbolos, tal como
se indica en los dos párrafos anteriores.
“Se les atribuyen a los
elefantes una gran variedad de comportamientos asociados a la inteligencia como
duelo, altruismo, adopción, juego, uso de herramientas, compasión y
autorreconocimiento”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave:
elefante).
En consecuencia, este centro vital se equilibra y desarrolla, si el
estudiante practica el anhelo de despertar la conciencia, y los valores como: la
firmeza o la fuerza de voluntad por objetivos que reafirmen la Esencia; asume
una actitud sensata en la existencia; y su labor es honesta consigo mismo.
Los cuatro pétalos alegorizan la estabilidad, indican los cuatros
puntos de apoyo, la cual se traslada a este vórtice. El triángulo hace
referencia a la fuerza femenina, debido a la presencia de esa energía dormida
comentada anteriormente; en el centro se visualiza la conciencia de Brahma. Las
divinidades de esta rueda son Ganesha[11]
y su consorte, Dakini.
Los elefantes tienen el sentido del olfato muy desarrollado, esto
coincide con el chakra muladhara que se vincula con este sentido.
El sonido que lo hace vibrar es la consonante “s”, la concentración en su localización, el coxis, y el estado de
presencia, son esenciales para que la práctica de vocalización sea efectiva.
El mantra “bhur”, sirve junto a la imagen
simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido
trascendente. Diversas escuelas de yoga consideran que estos sentidos internos,
son puertas de entrada a la “Auténtica
Realidad Espiritual” de cada persona. El desarrollo de este chakra facilita
el despertar de la conciencia, y revitaliza toda la estructura orgánica del
cuerpo físico. Así mismo, aporta esplendor sexual.
Chakra svadhisthana
Este centro vital toma
su raíz en la primera vértebra lumbar, rige el plexo esplénico y las glándulas
próstata en el hombre y útero en la mujer. Es un loto de seis pétalos. Su
influencia se extiende hacia los riñones, la pelvis, la parte baja del abdomen,
incluyendo las piernas. Este vórtice prostático o uterino se asocia al centro
instintivo.
“Es un loto color bermellón,
de seis pétalos, ubicado en el centro espinal de la región de la base de los
genitales”. (Sir John Woodroffe. “El poder serpentino”. Cap. Los centros
o lotos -chakra, padma-).
Este chakra pélvico se representa con una media luna, la cual simboliza
los procesos vegetativos, los más automáticos del cuerpo. Así mismo, aparece la
imagen de un cocodrilo[12]
que lo vincula con el elemento agua. Esto indica que este vórtice afecta a los
fluidos del cuerpo físico. También aparecen las deidades que lo rigen[13].
Las características psicológicas del elemento agua, se vinculan al
ámbito de cómo el individuo se relaciona con la existencia, y con todas las
circunstancias que surgen de ella.
El agua se caracteriza por ser un elemento
adaptable, manejable, dúctil, voluble y escurridizo, de modo que adopta la
forma del recipiente que lo contiene, sin perder sus principios. El elemento
acuático no posee una morfología concreta, su capacidad es la adaptabilidad,
incluso cambia de estado según la temperatura del medio, no obstante, su
esencia permanece. Esta cualidad del agua, se traslada al ámbito psicológico.
Un estudiante que desarrolla este chakra aprende a adaptarse a los eventos,
sean estos favorables o adversos. La preferencia del ser humano es seguir los
preceptos del hedonismo. Filosofía de elegir la vía de la facilidad, de lo
agradable, cómodo, seguro…, que aporta satisfacción, y, por otro lado, huir de
lo desagradable o costoso. Esta actitud merma el aprendizaje, dificulta una
relación correcta con este centro biomagnético, el cual enseña a adaptarse a cualquier
circunstancia para aprender de ella, las propias carencias, desarrollar
habilidades y conciencia.
En el plano psicológico, actitudes basadas en el deseo; escapar de la
realidad circundante con fantasías; estados anímicos de autocompasión,
consideración interna, sentir piedad de sí mismo, frustración o insatisfacción,
daña el chakra pélvico. Estos estados inferiores de conciencia impiden
amoldarse a las nuevas situaciones, y la energía que circula, se canaliza en
detrimento de este centro vital.
El desarrollo de este vórtice faculta a ser dúctil; atrae la mente abierta,
comprensiva, cooperadora con la realidad que rodea al individuo; acepta los
cambios, y se adapta a ellos, sin perder los propios valores y principios de la
Esencia.
Este chakra se relaciona con el sentido del gusto. El sonido que lo
hace vibrar es la consonante “m”, es
necesario fijar la atención sobre la zona pélvica para su desarrollo, y estar
presente, en el momento de la vocalización.
El mantra “bhuvar”, sirve junto a la imagen
simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido
trascendente.
Chakra manipura
“Este centro se ubica en la región lumbar a la altura del
ombligo sobre el plexo epigástrico”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: manipura).
Este centro biomagnético afecta a toda la región umbilical: parte del
abdomen, hígado, páncreas, estómago, bazo… Todos los elementos que se vinculan
con el plexo solar, donde se ubica la función emocional.
Este chakra
posee diez pétalos, en su interior figuran un carnero y un tríangulo. Estos símbolos
son elementos relativos al dios Agni, divinidad del fuego creador, solar, reproducido
junto a su consorte. Este dios formaba parte de los tres dioses primordiales o
creadores en los Vedas[14], los cuales aluden a las tres
fuerzas presentes en la naturaleza: positiva, negativa y neutra.
En la mitología
india, el dios del fuego, Agni cabalga sobre un carnero. Este animal es un símbolo
común a varias tradiciones antiguas: india, egipcia, hebrea…, y todas se
asocian al fuego creador. En lo que respecta al ser humano y al chakra
manipura, todos los
Los rasgos psicológicos del elemento fuego y, por lo tanto, del centro
emocional son los que impulsan la acción, como son: valentía, fuerza, pasión,
entusiasmo…, por lo que uno anhela trasladar a los hechos. Esto significa que
la energía que se procesa en el centro emocional puede ir en detrimento del
alma o en su beneficio, y esto es lo que determina su expansión o regresión
vital de este chakra.
En el plano
psicológico, el uso del centro emocional repercute, tanto en su asiento físico
como biomagnético. Si el alumno se identifica con egos que crean hábitos como
son: emociones negativas, estrés, miedos, ansiedad…, estos afectarán
negativamente a los asientos de estos órganos. Esta conducta inducirá, tanto problemas
del aparato digestivo como desequilibrios emocionales, y finalmente el chacra
manipura se verá perjudicado en la misma índole. La cobardía, la debilidad en
la acción, la negligencia, la inercia, la tibieza, la aversión, el rencor, el odio…,
análogamente, el exceso de pasión, excitación, avidez…, son estados anímicos
que se relacionan incorrectamente con el elemento fuego. El centro emocional y
sus correspondientes asientos materiales y vitales, precisan la práctica de una
psicología basada en templanza, serenidad, entusiasmo, valentía, dulzura… Este vórtice
manipura adquiere equilibrio y desarrolla su potencial, si el estudiante no mal
usa ni abusa de su centro emocional. Esta función alberga el elemento fuego, el
cual unifica pensamiento y acto; atrae la fuerza o el entusiasmo suficiente
para que la acción sea coherente, justa, un reflejo de coordinación de la
psiquis. La personalidad acarrea defectos psicológicos tales como: la ira, el
pánico, el amor propio, la impaciencia, la intolerancia, la lujuria…, estados
de identificación incompatibles con el desarrollo interior. El individuo
precisa observar con atención las causas de estos arrebatos, los cuales perjudican
su Esencia en todos los ámbitos: físico, vital y psicológico.
El fuego
creador y la función emocional que lo canaliza, son indispensables a la vida. La
expresión correcta de este elemento fuego, se halla en el entusiasmo por la
acción que le hace feliz; calor y simpatía en las relaciones humanas; amor y
ternura por los seres queridos; expresión de sentimientos de modo natural,
sincero y sencillo; estado de ánimo positivo ante la existencia; confianza en
sus posibilidades; etc.
Con el
desarrollo de este centro biomagnético, la tradición hinduista otroga la
facultad de entender a los demás. Una especie de telepatía al poder percibirlos
con una conciencia libre de perjuicios, y una mirada atenta a la persona.
Este chakra se relaciona con el sentido de la vista. El sonido que lo
hace vibrar es la vocal “u”, es
necesario fijar la atención sobre el plexo solar para su desarrollo, y estar
presente, en el momento de la vocalización.
El mantra “Ram”, sirve junto a la imagen simbólica
para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra anahata
“Anahata se asocia con el equilibrio, la quietud y la
serenidad”. (Wikipedia,
la enciclopedia libre. Clave: Vedas).
Esta rueda
vital nace en el corazón, se vincula con el plexo cardiaco, y consta de doce
pétalos. La acción de este chakra corresponde a las expresiones de la intuición
e inspiración, las cuales integran el centro emocional superior. El chakra
anahata es un sentido básico del progreso interior, constituye una ventana para
el alma y la conciencia, donde la realidad se experimenta de modo directo y por
sí mismo.
En el diagrama simbólico, aparecen dos triángulos
entrelazados, formando la estrella de David; una antílope cervicapra, y las
deidades, ambos devas del elemento aire, el dios Rudra (Ishá), y la diosa Kakini, de la
mitología hinduista.
Esta especie de antílope es el más veloz de la india, alude a correr
como el viento, y, en consecuencia, al elemento aire. Igualmente, este animal
es muy precavido, por lo que está atento a todo cuanto se mueve a su alrededor.
Este hecho representa la atención plena, la sutileza, y la acción lacónica de
la conciencia. La estrella de seis puntas simboliza la intersección del plano interno y
externo, tal como ocurre en este centro magnético. Esto significa que este
vórtice vital une los dos mundos que componen la realidad: el físico con el
psíquico.
Este sentido interno conecta al estudiante con el plano trascendente,
le permite un conocimiento de su “Auténtica
Realidad”. Así mismo, cuando este se halla activo capta las causas de los
eventos, y previene de los efectos que engendran las acciones del sujeto por
medio de la corazonada o intuición. El chakra anahata es una herramienta
poderosa de la conciencia y facilita la comprensión creadora.
El desarrollo de este chakra se relaciona con las cualidades
psicológicas del elemento aire, el cual representa el plano espiritual. Físicamente,
el aire no tiene raíces, ni una residencia fija, circula libremente de un lado
para otro, nadie sabe de dónde viene ni a dónde va, es soberano. De este modo,
el alumno precisa desapego con los ritmos de la
existencia, lo material, y los
lazos de dependencia de crea cuando hay identificación con su entorno, y sus
modelos de pensar y sentir. Esta enseñanza enfatiza el uso de la conciencia y
Esencia libres. En efecto, la autonomía es la base de todo conocimiento
objetivo, la acción de humanidad que define el aumento del nivel de Ser. Estos
estados anímicos repercuten favorablemente en este centro biomagnético.
De este modo, el alumno precisa desapego con los ritmos de la existencia,
lo material, y los lazos de dependencia que crea cuando hay identificación con
su entorno. Así mismo, los modelos egocéntricos de pensar y sentir, los cuales
perjudican la acción espontánea y natural del corazón como es cooperar con los
demás, y los impulsos de la compasión. Este chakra anahata otorga confianza,
esperanza, fe en su conciencia y “Auténtica
Realidad”, cualidades basadas en la experiencia propia. La labor dedicada a
adquirir los valores de humanidad, es lo que facilita el desarrollo real de
este vórtice biomagnético, el cual implica un aprendizaje sobre la incertidumbre.
La vida ofrece por sus rasgos continuas dudas, dificultades, todas ellas son la
base de instrucción, descubrimiento de un defecto, o ejercicio de un valor
universal. La búsqueda de seguridad, comodidad, hedonismo, temor a enfrentarse
a la adversidad, refugiarse en lo conocido…, son actitudes y estados
psicológicos que cierran este sentido interno. Las vibraciones generadas por
este tipo recurrente de moldes del comportamiento, acaban por deteriorar, tanto
el campo vital como el asiento físico del corazón.
Este vórtice rige el
sentido del tacto, e influencia el sistema circulatorio. El sonido que lo hace
vibrar es la vocal “o, también el
mantra “om”, es necesario
concentrarse sobre el corazón, y estar presente, en el momento de la
vocalización.
“Meditar sobre este centro
equivale a practicar el yoga en una de sus formas más elevadas, pues de él
habrá de oírse el Shabda Brahma, la sílaba primordial “OM”, que es el sonido
combinado del universo, el tono de la creación”. (Omar. V. Garrison.
“Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 3. Ruedas de éxtasis, Anahata).
El mantra “Yam”, sirve junto a la imagen simbólica
para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra vishuddha
Este centro vital se sitúa en la garganta; tiene su raíz en la tercera
cervical; posee dieciséis pétalos; se vincula con las glándulas tiroides y rige
el plexo laríngeo. Su centro de gravedad es el verbo, la palabra emitida y las
consecuencias que esta engendra. En el plano interno, otorga la capacidad de oír
la propia charla interna y, en una octava superior, la expresión de la “Auténtica Realidad”, llamada “la voz del silencio”.
El diagrama de este chakra representa la luna llena, el elefante
blanco con una flor de loto en la trompa, y sus respectivas deidades:
Sudashiva, y su consorte Shakini.
La luna llena se
asimila al sentido poético de su brillo plateado y simbólico, el cual hace referencia
al quinto elemento de la naturaleza, el éter, causa de todos los demás. Esto
significa que este chakra posee un poder creador, en este caso, a la concepción
de la palabra, saber hablar con inteligencia, respeto y amabilidad. El elefante
blanco personifica esta facultad, el cual alude a la sabiduría, concretamente
al dios Ganesha según las creencias de la India.
“En el pericarpio de este
loto está la región etérea, de forma circular y blanca como la luna llena. Sobre
un elefante blanco como la nieve, está sentada la divina semilla del verbo”.
(John Woodroffe. “El poder serpentino”. Cap.
II. Los centros o lotos -chakra, padma-).
Cada persona desarrolla una voz singular; algunas de ellas, valiosas, se
benefician de tesitura, vibrato y timbre peculiar. Muchos individuos gozan de
una voz potente, armoniosa, son cantantes, locutores, poseen oratoria, arte en
la palabra para hacerse oír, influenciar a las personas que le rodean o le
escuchan.
Este magnetismo en la voz proviene del desarrollo de este chakra
vishuddha, el cual se complementa con un contenido inteligente, envuelto en
valores de humanidad. Esta capacidad de hablar con propiedad, se integra con el
saber escuchar. La dilatación de este centro biomagnético se relaciona con la
conciencia de la palabra y de la escucha; con su equilibrio, uno expresa lo que
quiere decir de una forma fluida y sencilla.
El estudiante precisa estar atento al uso del verbo para que su palabra
deje de ser mecánica e inconsciente. Esto ocurre cuando uno se identifica con
la crítica, la protesta, la queja, etc.; se dirige a los demás de modo
irrespetuoso; habla con impaciencia, intolerancia, egocentrismo… Por ejemplo:
solo habla de sí mismo; interrumpe a los demás para contar sus anécdotas, o transmitir
su manera de pensar; trata de centrar las conversaciones sobre su persona, sus
opiniones, sus ideas, etc.
El éter es una energía desconocida,
pero creadora y asociada la naturaleza. En el plano interno, la canalización
adecuada de esta energía, se transforma en la facultad de crear estados de
bienestar en el sujeto; permite influenciar a los demás de modo positivo con
escucha y reflexiones inteligentes; pone orden ante la adversidad, hablando de
los hechos con sensatez; etc. El verbo de la persona requiere fluir con espontaneidad,
naturalidad, sencillez, lucidez, sinceridad…, todos valores humanos necesarios
en las relaciones con nuestros semejantes. Cuando el alumno se esfuerza en
despertar su conciencia a cómo habla, rectifica sus hábitos y mal usos, entonces,
este centro vital se abre y vibra en coherencia con la energía de la Esencia.
La flor de loto sobre la trompa del elefante alude a que la palabra debe
florecer en la persona. Esto indica que, para hablar correctamente, se precisa pensar
y sentir rectamente, a causa de que toda expresión es solo reflejo de la
estructura psicológica de la persona.
“El chakra
vishuddha se relaciona con el verbo creador. Hay veces que hablar es un delito
y otras que callar es otro delito. Hay silencios delictuosos, hay palabras
infames. Lo más difícil en la vida, es aprender a manejar la lengua.” (Samael Aun Weor. “Los misterios del fuego”. Cap. El
chakra vishuddha).
El florecimiento
de este centro vital ahonda en una percepción objetiva del tiempo, donde las fases
temporales pasado, presente y futuro se experimentan como un instante. Estas
facultades de tipo anímico progresan en el ser humano en la medida que su
conciencia y su nivel de Ser se incrementan paulatinamente. En realidad, estos sentidos
internos solo se accionan y vibran con la naturaleza del alma; son el reflejo del
equilibrio interior entre los actos, inspirados por la Esencia y las consecuencias
dignas de humanidad.
El área de acción del chakra vishuddha se asocia al sentido del oído.
Así mismo, su campo magnético influencia la zona del cuello, mandíbula, laringe,
boca, lengua, y regula la tiroides.
El sonido que lo hace vibrar es la vocal “e”, con plena atención en la garganta.
El mantra “Ham”, sirve junto a la imagen simbólica
para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra ajna
Este sentido interno arranca de la primera cervical, rige la glándula
pituitaria o hipófisis, y se asocia al plexo carotídeo o cavernoso; es llamado
el loto de dos pétalos y se sitúa en el entrecejo. Su florecimiento se relaciona
con la atención plena, la observación, la imaginación, la capacidad de
concentrarse, el discernimiento y, con una vibración considerable, alcanza la clarividencia.
En el mundo de los sueños, o cuando fantasea, el ser humano ve con los ojos
cerrados, gracias a la acción de este sentido interno. Recordar algo con la
memoria, es muy distinto a verlo en la pantalla de la mente. Por otro lado,
este chakra ajna está vinculado con el centro intelectual superior, donde se
expresa la conciencia o inteligencia práctica, tal como sucede con el chakra
anahata, y el centro emocional superior. En Oriente, esta rueda biomagnética es
conocida como el “tercer ojo”, y el
mundo Occidental la denomina percepción extrasensorial o sexto sentido.
En el diagrama
simbólico de este vórtice, se aprecia un triángulo invertido, el cual alberga el
signo masculino y parte del mantra “Om”.
Los hinduistas denominan a la pareja hombre-mujer, lingam-yoni representada por
un falo y un triángulo. La silaba “Om”
goza de un significado complejo. Se le considera el sonido primordial, de donde
surgen todos los demás[15],
y unifica sus deidades más sagradas: Brahma, Vishnu y Shiva. También identifica
a Atman, el Ser de toda Alma Humana, alude a la unión de lo espiritual con lo
material. En este caso, refuerza la idea de integración de los pares de
opuestos. Junto al triángulo aparece la diosa Hakinki, emparejándose con el signo
“Om” como consorte de Brahma.
“Puede
notarle aquí que Sakti es representada con un triángulo debido a su
manifestación triple como voluntad, acción y conocimiento. Así, en el plano
material, si hay tres fuerzas, no hay otro modo de ponerlas en interacción que
en forma de triángulo en el que, si bien cada una es separada y distinta de la
otra, empero se relacionan todas recíprocamente y forman parte de un todo.” (John Woodroffe. “El poder serpentino”. Cap. II. Los centros o lotos -chakra, padma-).
En la parte superior se completa el ideograma “Om”, con los tres fonemas “a,
u, m[16]”, que también representan la luna, el sol
y el fuego, respectivamente. Estos tres elementos profundizan en lo
anteriormente comentado, en una octava superior.
En el plano humano, las creencias hinduistas y budistas, aluden a la
unión de lo masculino y lo femenino por medio del fuego. En el ámbito ontológico
sería, el amor consciente sobre la base del entusiasmo que impulsa la acción
por integrase con la “Auténtica Realidad”,
la cual se halla más allá de los sentidos. Este símbolo revela la realidad ignota,
que origina todo lo que percibe el sujeto. Este sonido primordial del mantra “Om”, se refiere a una vibración, o
energía vinculada a la realidad más trascendente que surge de un punto
misterioso, y que despliega la creación.
El chakra ajna es una herramienta de la conciencia para el alumno que
anhela incrementar esa percepción de la realidad, y conocerse a sí mismo. El
budismo, lo llama la “visión clara”. El
desarrollo de este vórtice se inicia con el uso de la conciencia, la cual se
halla presente cuando el individuo está atento cabalmente. El primer rasgo de
acción de la conciencia de modo intencional por parte del alumno, es prestar
atención[17]
a todo lo que perciben nuestros sentidos. Esta voluntad se traduce en esfuerzo,
energía, y este afán activa este centro biomagnético. Según la práctica del
conocimiento de sí ahonda en su esfuerzo, hay que aprender a dividir la atención,
dentro y fuera; contemplar lo que ocurre en la psiquis, y lo que aportan los
sentidos físicos. El sentido de la autoobservación se halla directamente
asociado a este chakra. La concentración, tanto en todos los ámbitos de la existencia
como en la meditación, son cualidades que progresan con la acción de la
conciencia. Así mismo, el uso de la imaginación consciente en cualquier campo
que se necesita. Todas estas acciones propician el desarrollo de este vórtice
ajna, porque son necesarias para percibir la realidad que nos rodea, y aquella
que se halla dentro de uno en un momento dado. Igualmente, hay que sumarle la
capacidad de distinguir en diferentes apartados de la existencia; lo que es de
lo que no, la apariencia de la realidad, junto a la presencia de la conciencia.
Este sentido interno es un elemento indispensable para el desarrollo del alma. Es
la ventana por donde entra la luz del conocimiento adquirido por la conciencia
en un nivel más profundo, y amplio de la realidad, tanto física como
psicológica o anímicamente.
La claridad en la forma de pensar se basa siempre en la facultad de
captar el mundo que le rodea tal cual es, sin diluirlo por una carencia de atención
o concentración. En la misma proporción, si no hay conciencia, es decir, sin presencia
a cómo se recibe la información cuando llega a la mente, ni a lo que provoca, no
será posible “ser objetivo” con
respecto a lo que significa. La autoconciencia posee, junto a los sentidos
físicos, estos chacras para advertir, discernir y aprehender la realidad, que
la limitación de las ventanas sensoriales pasan por alto. Estos sentidos internos
informan, pero con sutileza y acción lacónica, semejante a la expresión de la
conciencia. Esto es debido a que ambos comparten la misma naturaleza, son intangibles,
y se mueven en el plano interno. Los chacras, si están abiertos y vibran en el
momento de entrar en contacto con la escena, producen inspiración o intuición,
y la conciencia aprehende la verdad del instante. De esta forma, el individuo
se conecta con los centros superiores.
La comprensión de la realidad se fundamenta en la experiencia directa
de la misma, la cual es percibida en los diferentes planos donde esta se
manifiesta. Esto facilita la sensatez en el modo de pensar, sentir y obrar. De
hecho, la conciencia despierta a la realidad, tanto interna como externa, en la
medida que la persona está presente a los distintos planos del evento, y usa su
conciencia para darle respuesta.
La autonomía de la conciencia es el axioma indispensable para que el
estudiante aprenda a pensar por sí mismo, el cual fundamenta su libertad
intelectual.
Este centro biomagnético se deteriora, si el individuo se asienta en un
modo de pensar y sentir hedonista, materialista, escéptico, excesivamente racionalista.
Estos estados mentales basados en la identificación, obstruyen la psiquis; esta
pierde espontaneidad, elasticidad; no está abierta a lo nuevo, al instante, a
lo que está más allá de los sentidos. Una mente que no está dispuesta a
asombrase, descubrir, indagar, aprender, cuestionar, reflexionar…, sobre la
realidad que vive, se encierra en sus propios dogmas y creencias. Esta mente
queda fija, recurre, y sus aguas se estancan, no se renuevan con las
experiencias de su conciencia.
Por otro lado, la mente del alumno precisa sobrepasar los dualismos, las
luchas de opuestos, y sustituirlos por la llama de la comprensión creadora. Las
dudas, los intereses creados, los miedos…, son fuentes de preocupaciones, las
cuales dañan este sentido interno ajna, del mismo modo que lo hacen con el
centro intelectual.
El centro de gravedad de la mente está en el cerebro, y de él parte
esta energía hacia todas las funciones: intelectual, emocional,
instintiva-motor-sexual. Si la actividad neuronal del cerebro, es inadecuada
debido a la identificación, la fascinación y la hipnosis, esto perjudicará a
todas las estructuras cerebrales, tanto materiales como intangibles. Es
necesario que se respete un buen uso del centro racional, sin abusar de él, y dormir
las horas que los facultativos aconsejan. De este modo, uno preserva su salud
mental, y este vórtice ajna.
La carencia de esfuerzo en la atención, la concentración, la
imaginación…, es fundamento de: distracción, rechazo de actividades cognitivas,
fantasía, etc. Así mismo, la sobreestimulación promovida por videojuegos, móviles,
tabletas, cine de acción, incluso a infantes con dibujos animados cuyas escenas
desfilan a toda velocidad… daña la psiquis. Esto significa que generan problemas
en la mente, como hiperactividad, impulsividad, adicción a sensaciones fuertes,
etc. Lo que acarrea un deterioro de los dos chakras superiores, cuyas
consecuencias derivan en trastornos de las funciones de estas glándulas y, en
enfermedades de tipo psicológico.
Esta rueda biomagnética posee su núcleo en el centro intelectual
superior; es un sentido interno de la conciencia, pero su labor opera en la mente.
Una personalidad equilibrada y una mente receptiva, cooperan con las informaciones
adquiridas por este chakra y con los impulsos de la conciencia, entonces, el
centro intelectual gozará de lucidez. El vórtice ajna se relaciona íntimamente con
la rueda sahasrara, y es su puerta de entrada. En consecuencia, el área de
acción del chakra ajna se asocia con el centro intelectual, tanto inferior como
superior. Así mismo, su campo magnético influencia la zona cerebral.
El sonido que lo hace vibrar es la vocal “i”, con plena atención en el entrecejo.
El mantra “Om”, sirve junto a la imagen simbólica
para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra sahasrara
Este centro vital arranca de la primera cervical, rige la glándula pineal
o epífisis y el cerebro, y se asocia al plexo cervical; es llamado el loto de los
mil pétalos, y se sitúa en la coronilla. Su florecimiento se relaciona con el
despertar de la conciencia y la iluminación, tal como lo entienden las
corrientes filosóficas orientales. En la tradición cristiana y Occidente, es conocido
con el nombre de la “corona de los
Santos”, y es representado con una aureola o un nimbo dorado.
También, se le atribuye un estado de felicidad, o “anada”, tal como enseña el budismo.
Este sentido interno recoge la percepción de todos los chakras
anteriores, tal como ocurre con el cerebro, donde transitan las corrientes
nerviosas más importantes del organismo.
Este chakra sahasrara es el vehículo de expresión de
la “Auténtica Realidad”, o Ser del individuo.
El diagrama simbólico, más tardío que los anteriores chakras, presenta un
círculo con un triángulo, y un punto en su interior.
El punto hace referencia a la glándula pineal. Por la
función de esta última, se asimila a un ojo que, dentro de un triángulo, y por
su relación con el chakra ajna, representa la omnipresencia y omnisciencia.
Este vórtice es el asiento donde se expresa la iluminación de la conciencia.
Esta última transita por cuatro estados. El tercer estado, autoconciencia, es
indispensable para que esta facultad de cognición, aprehenda lo que los
sentidos internos perciben. Sin un estado psicológico adecuando, es decir, presencia
de la conciencia y mente receptiva, la información advertida por los chakras pasa
desapercibida. El tercer estado, “Dianoia”,
corresponde al despertar de la conciencia; es autoconocimiento, pero la
iluminación se atribuye al cuarto estado, “Nous”,
e incumbe la comprensión profunda de la realidad que se percibe.
El chakra sahasrara es el sentido interno que provoca la intuición[18]
, la cual se aloja en el centro intelectual superior, distinta a la corazonada.
Aunque ambos, tercer y cuarto estado de conciencia, gozan de objetividad, la penetración
del conocimiento es distinta; no es igual ver que comprender. Una persona contempla
un fenómeno y su conocimiento sobre él, es revelador, pero la comprensión del
mismo, otorga un entendimiento mayor, más amplio y significativo. Por ejemplo, esto
ocurre con asiduidad en el esfuerzo por conocerse, el sujeto observa un estado
interior de identificación, lo capta, no obstante, no lo comprende en
profundidad, ignora su causa.
Por otro lado, para que la conciencia se ilumine, antes precisa estar
en estado de autoconciencia de modo natural y espontáneo, es decir, la
naturaleza de la conciencia resida en su propia virtud. Establecerse en “Dianoia”, el despertar la conciencia,
significa que esta se mantiene en equilibrio dentro del ejercicio de su
función. Tal como ocurre con la digestión que se activa porque el individuo ha
ingerido alimentos, del mismo modo, la conciencia conserva su presencia y sus
cualidades en acción, sin ningún tipo de esfuerzo particular. Esta capacidad se
debe al florecimiento de estos sentidos internos. Un recién nacido es incapaz
de gozar de una visión perfecta hasta que, poco a poco, los ojos y el sistema
visual son operativos. Después, estos realizan su labor durante toda la vida
sin esfuerzo. Esto mismo ocurre con el sujeto que se asienta firmemente en autoconciencia,
y estos dos chakras, ajna y sahasrara, vibran y florecen en un grado suficiente
y continuo.
La
iluminación es un proceso superior, el cual nace de la integración de
conciencia, y los atributos de la Esencia cuando se liberan. Si el alumno
elimina un ego, desenfrasca la Esencia atrapada de un condicionamiento, y esta
queda libre. Después, de su cautiverio precisa despertar a su cualidad, por
ejemplo, si era miedo, ahora desplegará coraje, unida con los demás porcentajes
de Esencia libre. La iluminación requiere un amplio porcentaje de conciencia
liberada, y un uso asiduo de la misma. Esta condición es la que produce el
florecimiento de este chakra sahasrara. El conocimiento de sí mismo y de sus circunstancias,
atraen los estados de felicidad que son propios de la expansión de la
conciencia. De alguna manera, la vivencia de la iluminación se relaciona con el
proceso de la liberación del alma, tal como indican todas las doctrinas
orientales con el “Nirvana”.
“En esa oscuridad que
nosotros llamamos “la ignorancia fundamental” es donde se halla la raíz del
sufrimiento. Cuanto más grande sea nuestra luz interior, más débil será la
oscuridad interior. Ese es el camino que lleva a la liberación o nirvana”.
(Dalai Lama. “Samsara”. Cap. Fe, ciencia y religión).
A efectos prácticos, luz interior implica claridad mental en el momento
de percibir la realidad; es discernimiento, una comprensión que determina
respuestas que se distinguen por su rectitud, dignidad y creatividad. Una
persona con luz es un ser responsable y comprometido con la propia conciencia,
la cual alumbra su existencia.
Una conciencia
iluminada significa que tiene luz, es decir, brilla, e ilumina todo aquello que
enfoca. De esta manera, disipa la oscuridad[19].
Esta alegoría define el carácter del conocimiento de la verdad, el cual libera
la mente de sus limitaciones, y la integra en la naturaleza del alma. Así,
conciencia, alma, voluntad y mente se fusionan con la realidad ontológica o
Ser.
No existe ningún sonido específico para hacer vibrar este centro biomagnético,
pero se puede utilizar la vocal “i”,
como en el chakra anterior. Las glándulas pituitaria y pineal están muy próximas,
y cuando vibran se influyen una a la otra.
El mantra “Aum”, sirve junto a la imagen simbólica
para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente. Así
mismo, el mantra “om, mani, padme, hum”,
vocalizado: “om, masi, padme, yom”, también
lo activa junto a la intuición del centro intelectual superior[20].
Los chakras pulmonares
Una mención a estos
chakras secundarios que no se hallan directamente conectados a la espina dorsal.
Su vibración se asocia a la reminiscencia de la Esencia y, por consiguiente, a la
memoria de la conciencia. Esta última es muy útil en el ejercicio de la
retrospección, atraer todos los datos registrados por ella, y que forman la
memoria de la mente interior. Estos vórtices se encuentran sobre cada uno de los
pulmones, y vibran con la vocal “a”,
en la medida que uno se concentra en ellos cuando vocaliza este sonido en
meditación.
Conclusiones
El organismo y las continuas transiciones que concurren en su interior,
son, en parte, un misterio. Aunque, la humanidad progresa en todos los campos
del saber, la ciencia no ha despejado todas las incógnitas del cuerpo físico.
Hoy en día, la medicina dispone de medios tecnológicos, y aparatos
altamente sofisticados para observar la constitución interna del individuo. Los
escáneres, TAC, resonancia magnética, rayos X, transductor de ultrasonidos,
electrocardiograma…, aportan una información efectiva y valiosa de la
composición y estado orgánico de la persona. En este caso, los campos
electromagnéticos, ultrasonidos…, se utilizan para conocer, diagnosticar, y analizar
enfermedades.
La ciencia, según abra
sus expectativas a nuevas fórmulas más sensibles de diagnóstico, accederá a explorar
partes más internas de los órganos. De este modo, esta detectará funcionamientos
o estructuras básicas dañadas, tanto en el plano material como energético o psíquico.
Estas últimas se revelarán como las causas invisibles de muchos trastornos de
salud que en la actualidad son de origen desconocido o denominadas raras.
“Uniendo física, ingeniería y
microbiología, un equipo de investigadores del MIT[21]
ha medido la frecuencia a la que los glóbulos rojos de la sangre vibran,
demostrando que dichas frecuencias pueden reflejar la salud de las células. La
investigación podría significar un avance para los diagnósticos médicos. De
hecho, el trabajo realizado por los científicos se utilizaría como fórmula de
diagnóstico de la malaria… El estudio ha permitido establecer, por vez primera,
una relación experimental entre la vibración de la membrana celular y el estado
patológico de una célula viva, señalaron los científicos”. (http://news.mit.edu/2008/blood-cell-0901).
Por otro lado, la relevancia de esta componente sutil del organismo se
halla en el campo del autoconocimiento. Los chakras son ventanas para el alma.
Los sentidos físicos aportan información a la mente, pero esta la interpreta y
usa, en la mayoría de los casos, de modo subjetivo. Esta carencia de
autoconciencia acarrea la incorrecta transformación de impresiones. Estos
sentidos y cualidades internas siguen un itinerario inverso, sus actividades
son percibidas, primero por la Esencia y la conciencia, después la información pasa
a la mente. Cuando el estudiante se esfuerza por conocerse, goza por medio de
estos vórtices de vivencias directas, las cuales corresponden a procesos
internos más sutiles e intangibles. Por esta causa, imaginación, inspiración e
intuición son facultades vitales en el progreso anímico. Así mismo, la
capacidad de adaptarse, ser voluntarioso, desapegado, y entusiasta son
cualidades, junto con otras muchas, básicas en los campos del Ser y del Saber.
En este sentido, el desarrollo de estos centros biomagnéticos facilita, tanto la
existencia como la guía necesaria hacia un equilibrio interior. La vibración de
los chakras proporciona al sujeto unas herramientas eficaces a la conciencia y
unas vías de percepción objetivas para la toma de decisiones y el conocimiento
de la realidad. Igualmente, en el campo de la salud, esta canalización de la
energía vital o prana aporta un suplemento energético, el cual incide en el
equilibrio orgánico. Este será perceptible en el individuo con los años de
trabajo sobre ellos, tal como indican las distintas disciplinas y tradiciones
orientales.
Más adelante, el curso profundizará
en un nivel superior sobre la transformación de la energía y sus distintas manifestaciones.
Estos estudios incidirán en su uso consciente y equilibrado con el objetivo de un
despertar de las mismas, y beneficie el progreso vital, anímico y espiritual
del estudiante.
Tabla de ilustraciones
1.- “Yogi y los siete chakras”, (más tarde del siglo XVIII). Localización: ciudad
de Kangra, India.
2.- “Flor de loto”, Localización: complejo de Qutb (1060), Nueva Delhi, India.
Representa el chakra Muladhara.
3.- Estructura completa del chakra ajna. Confección propia.
4.- “Descripción de los nadis”, (siglo XIX), atribuida al sabio tibetano
Ratnasara. Localización: cortesía de la University
of the Trees Press, California, EEUU.
5.- “Los chakras y el sistema nervioso”, (1987), lámina 6, Autor: C. W.
Leadbeater. Obra: “Los chakras”, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
6.- “Loto de oro”. Situado en el estanque del loto sagrado, “Potramarai Kulam”, en el templo de Meenakshi
Amman, (siglo VI), Madurai, India.
7.- “Detalle de uno de los techos del templo de Meenakshi Amman, Madurai, India.
Este templo está dedicado a Parvati y Shiva. Fue destruido en la conquista
musulmana y reconstruido en el siglo XVI. En la imagen se representan los siete
chakras junto a divinidades del panteón hinduista.
8.- “El chakra muladhara”, (1987), lámina 1, Obra: “Los chakras”, C. W.
Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
9.- “Diagrama simbólico del chakra muladhara”, (1979), lámina 2. Autor: John
Woodroffe. Obra: “El poder de la
serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos
Aires, Argentina.
10.- “El chakra svadhisthana”, (1987), lámina 2, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater,
Editorial Edaf, S. A., Madrid.
11.- “Diagrama simbólico del chakra svadhisthana”, (1979), lámina 2. Autor: John
Woodroffe. Obra: “El poder de la
serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos
Aires, Argentina.
12.- “El chakra manipura”, (1987), lámina 4, Obra: “Los chakras”, C. W.
Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
13.- “Diagrama simbólico del chakra manipura”, (1979), lámina 3. Autor: John
Woodroffe. Obra: “El poder de la
serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos
Aires, Argentina.
14.- “El chakra anahata”, (1987), lámina 5, Obra: “Los chakras”, C. W.
Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
15.- “Diagrama simbólico del chakra anahata”, (1979), lámina 4. Autor: John
Woodroffe. Obra: “El poder de la
serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos
Aires, Argentina.
16.- “El chakra vishuddha”, (1987), lámina 7, Obra: “Los chakras”, C. W.
Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
17.- “Diagrama simbólico del chakra vishuddha”, (1979), lámina 5. Autor: John
Woodroffe. Obra: “El poder de la
serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos
Aires, Argentina.
18.- “El chakra ajna”, (1987), lámina 9, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater,
Editorial Edaf, S. A., Madrid.
19.- “Diagrama simbólico del chakra ajna”, (1979), lámina 6. Autor: John Woodroffe. Obra: “El poder de la serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos Aires, Argentina.
20.- “El chakra sahasrara”, (1987), frontispicio, Obra: “Los chakras”, C. W.
Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
21.- “Diagrama simbólico del chakra sahasrara”, (2007). Autor: Nyo. Localización: Creative Commons atribución 2.0 Genérica. Wikipedia.
Biografía consultada
“El poder de la serpiente”. Autor: John Woodroffe. Contiene la traducción de dos textos
hindúes, el Sat-chakra-nirupana, y el Padaka-panchaka. Asimismo, todos los
diagramas simbólicos de los chakras de este texto.
“Los chakras”.
Autor: C. W. Leadbeater. Contiene todas las láminas de los chakras principales
de este texto.
“Los misterios del fuego”. Autor: Samael Aun Weor.
“Los chakras”.
Autor: Christian Rossel.
“Kundalini Yoga”. Autor: Swami
Sivananda.
“Tantra: el yoga del sexo”. Autor: Omar
V. Garrison.
“Shiva Sanhita”, los chakras. Autor: anónimo.
“El secreto tibetano de la eterna juventud”.
Autor: Peter Kelder.
“Patanjali y el yoga”. Autor: Mircea Eliade.
Lecturas
“En
el estudio de otras modalidades médicas alternativas, el BEM ofrece una
estructura conceptual unificada que podría ayudar a explicar cómo ciertas
técnicas diagnósticas y terapéuticas (por ejemplo, acupuntura, homeopatía, ciertos
tipos de etnomedicina, y efectos de curanderos) pueden producir resultados que
son de difícil comprensión desde un punto de vista más convencional. Estas
áreas de la medicina alternativa se encuentran en la actualidad completamente
basadas en enfoques empíricos (es decir, experimentación y observación antes
que teoría) y fenomenológicos (es decir, la clasificación y descripción de
cualquier hecho, circunstancia, o experiencia, sin intento alguno de su
explicación). Así, su futuro desarrollo podría verse acelerado como una
comprensión científica si su mecanismo de acción pudiera ser dilucidado”. (Institutos
Nacionales de la Salud, EE.UU. Aplicaciones del Bioelectromagnétismo en
Medicina. Conclusiones. Autores. Beverly Rubik, Ph.D.; Robert O. Becker; M.D.;
Robert G. Flower, M.S.; Carlton F. Hazlewood, Ph.D.; Abraham R. Liboff, Ph.D.;
Jan Walleczek, Ph.D.).
"El
mundo es magnético, el sol es magnético, el universo es magnético, lo es desde
las gigantescas nebulosas lejanas hasta las partículas elementales. Miríadas de
campos magnéticos de diferente origen atraviesan al Hombre. El Hombre también
es un imán: las corrientes biológicas del cuerpo engendran en derredor un
fantástico dibujo pulsativo de líneas de fuerza magnéticas. La Tierra en la que
vivimos es un gigantesco imán azul. El sol -la esfera amarilla de plasma- es un
imán mayor aún. Las galaxias y las nebulosas, apenas visibles con
radiotelescopios, son imanes de dimensiones inconcebibles". (V. P. Kartsev. Tres milenios del
imán. Introducción).
Poema
CLVI
(Galerías) VII
En el silencio
sigue
la lira
pitagórica vibrando,
el iris en la
luz, la luz que llena
mi estereoscopio
vano.
Han cegado mis
ojos las cenizas
del fuego
heraclitano.
El mundo es, un
momento,
transparente, vacío, ciego, alado.
Antonio
Machado
La mayoría de los temas expuestos en este blog se hallan en estos dos tomos de esta obra, ampliados y corregidos. Más adelante, se editarán más volúmenes donde se desarrolla con más profundidad este curso de autoconocimiento y meditación, cuyos capítulos también se irán colocando en el blog.
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[1] C.W. Leadbeater (1854-1934), los
define como “los centros magnéticos
vitales del Hombre”, en su obra: “Los
chakras”.
[2] En
el plano biológico, estos procesos del pensamiento, y de cómo esta labor se
realiza en el cerebro, son extremamente complicados, y en ningún caso son
objetos de estudio en esta exposición.
[3] (Institutos
Nacionales de la Salud, EE.UU. Aplicaciones del Bioelectromagnetismo en
Medicina. Autores. Beverly Rubik, Ph.D.; Robert O. Becker; M.D.; Robert G.
Flower, M.S.; Carlton F. Hazlewood, Ph.D.; Abraham R. Liboff, Ph.D.; Jan
Walleczek, Ph.D.).
[4]
Este aparato proyecta un continuo haz de luz
sobre un objeto que gira, por ejemplo, un ventilador. Cuando la imagen que
refleja el objeto es estática, es decir, es iluminado siempre en la misma
posición, entonces, se conoce su velocidad de rotación.
“Instrumento
que permite visualizar un objeto que está girando como si estuviera inmóvil o
girando muy lentamente. Este principio es usado para el estudio de objetos en
rotación o vibración”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave:
estroboscopio).
[5] En
los distintos yogas, se denomina nadis “Sushumná”.
[6]
Este fenómeno se conoce como resonancia. El uso de dos diapasones idénticos
demuestra esta propiedad de las ondas sonoras, el cual consiste en hacer vibrar
uno de modo que el otro se activa solo, y repica con el primero en la misma
frecuencia o tono. El diapasón es un instrumento que se utiliza para afinar
instrumentos musicales. Este vibra a una frecuencia determinada, normalmente
estándar, es decir, un tono justo y un patrón de afinación del sistema musical.
[7]
Consumir una dieta equilibrada; evitar la ingesta de sustancias psicotrópicas,
alcohol, tabaco…; mantener un contacto con la naturaleza, sus elementos, por
ejemplo, el campo, el sol, el mar, el viento, la lluvia, el frío del invierno,
el calor del verano, disfrutar de espacios abiertos y luz solar, adquirir el
hábito de caminar en las distintas estaciones del año en un entorno natural, o
practicar una actividad física al aire libre; conservar las relaciones personales
en lugar de hacerlo siempre por vía telemática; compartir tiempo con los demás;
dormir las horas recomendadas por OMS; gozar de una vida sencilla…, en
definitiva, no olvidar que el ser humano es un ser vivo, y forma parte de la
naturaleza.
[8] “Los sastra, o shastras, son un conjunto
de textos budistas e hinduistas que contienen tratados y enseñanzas”. (Wikipedia, la enciclopedia libre.
Clave: shastra).
[9]
En la
antigüedad, el éter, describía el elemento base o la causa de los demás
elementos de la naturaleza. En la Edad Media, fue llamado quintaesencia, y hoy
en día, en cosmología, este término da nombre a una energía hipotética que
explica una expansión acelerada del universo.
“En el diálogo de Platón, “Timeo”
(58d), hablando sobre el aire, Platón menciona que existe el tipo más translúcido
al que se le llama éter”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: éter).
[10] Las
antiguas tradiciones orientales (India, China, Mesopotamia…) como occidentales
(Grecia, Roma, celtas…) consideraban a los cuatro elementos (tierra, agua,
fuego y aire), fundamento y estructura de la naturaleza. Los filósofos de la
antigüedad añadían a estos cuatro elementos, un quinto más sutil e invisible
llamado éter, origen de todos ellos.
[11]
Esta deidad es conocida por ser representada con un cuerpo de hombre con cabeza
de elefante.
[12] Makara
blanco. John Woodroffe. “El poder serpentino”, Cap. II. Los Centros o Lotos (Chakra, Padma).
[13] El
dios Brahma o Vishnu y la diosa Rakini, según Swami Sivananda o Sir John
Woodroffe respectivamente.
[14] “Se denominan Vedas (literalmente
conocimiento, en sánscrito) a los cuatro textos más antiguos de la literatura
india, base de la religión védica (que fue previa a la religión hinduista”. (Wikipedia, la
enciclopedia libre. Clave: Vedas).
[15] Tal
como ocurre con la luz blanca que se descompone en los colores del Arco Iris.
[16] En
sanscrito las vocales “a, u” se
pronuncian “o”.
[17] La
relación entre la atención y la conciencia se estudia en una monografía
particular en el curso.
[18] El
diccionario de la RAE define: “La intuición es la visión o la comprensión
directa e inmediata de la realidad, sin razonamientos”.
[19]
El subconsciente y, en consecuencia, los procesos de identificación,
fascinación, sueño e hipnosis.
[20] “Este
mantra sirve para despertar el séptimo sentido, que es la intuición”.
(Samael Aun Weor. “Las facultades superiores del hombre”. Cap. Lección
mántrica).
[21] Instituto
de Tecnología de Massachusetts (MIT), en EEUU.
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