viernes, 26 de junio de 2020

Los chakras o los sentidos internos


“El cuerpo -cuerpo físico y sutil a la vez- se supone constituido por cierto número de nadis (literalmente: canales, venas o arterias, pero también nervios) y de chakras (literalmente: círculos, discos, pero generalmente traducido por centros). Podría decirse, simplificando un poco, que la energía vital, en forma de hálito, circula por los nadis, y que la energía cósmica y divina se encuentra, en estado latente, en los chakras”. (Mircea Eliade. Patanjali y el yoga. Cap. Budismo, tantrismo y Hatha yoga).
Introducción

Este texto trata sobre los sentidos internos y vórtices biomagnéticos que todo individuo posee. Normalmente, estas facultades, o estos chakras son ignorados por la mayoría de la gente, a menos que uno haya experimentado sus efectos, o se interesó por ellos particularmente.
El curso describe estos centros energéticos, sentidos internos o chakras, con la inquietud de aproximar una idea sobre ellos, y no de ahondar en su complejidad. El tema se introduce con el objetivo de entender, en el plano racional y práctico, porqué en la meditación, el alumno precisa centrarse en distintos puntos del organismo, y pronunciar una vocal o un mantra. Más adelante, esta exposición se retomará para profundizar en la cuestión de la transformación de energías, y vitalidad del individuo. Así mismo, en otro apartado se desarrollará el tema del mantra y de la vocalización, ambos relacionados con la palabra.
El ser humano dispone de cinco sentidos que aportan información del mundo que le rodea, a través de los distintos estímulos sensoriales. De este modo, el sujeto percibe el entorno a partir de impresiones: visuales, auditivas, olfativas, táctiles y gustativas.
Los sentidos son indispensables para vivir, relacionarse e integrase con el mundo material, advertir sus características, principios, peligros…, y conocerlo. Cuando la persona, por ejemplo, se halla privada de la vista o del oído, encuentra dificultades de aprendizaje, y su existencia resulta más compleja. Despertar la conciencia a esta realidad, atrae una reflexión sobre la buena fortuna de gozar de un sistema sensorial sano, y de la necesidad de su uso inteligente. No obstante, estos sentidos solo recogen energías e información provenientes del exterior, pero todo individuo también acarrea un mundo íntimo que precisa ser percibido. La vida interior del ser humano es tan importante como los datos que se reciben de fuera, aunque esta no se estime en su justa medida. Estos sentidos internos, los cuales fueron estudiados en profundidad por los antiguos hinduistas, realizan dos funciones.
La primera función consiste en captar energías más sutiles y trascendentes que fluyen, tanto dentro del individuo como en la naturaleza. Dependiendo de las características del sentido interno, este la canaliza, y produce un efecto sobre el organismo, la psiquis o la conciencia. Por esta causa, también se les denomina centros o vórtices biomagnéticos, vitales o ambos[1]. Cuando esta energía facilita una información de algún plano de conciencia, el chakra desempeña su segunda función. Ambas actividades son similares a las realizadas por los sentidos físicos. Por ejemplo, la visión se produce a causa de que la energía luminosa incide en los ojos, y estos la canalizan por medio de impulsos eléctricos hasta el cerebro, el cual recompone la imagen.
La diferencia entre sentidos físicos e internos, se halla en que estos últimos manejan energías que se procesan dentro del espacio vital, emocional, mental y anímico. La capacidad de acción del chakra dependerá, tanto de su desarrollo o abertura como del nivel de conciencia que se despliega en la persona.
¿Qué tipo de información proporcionan estos sentidos internos? Desde el ámbito psicológico[2], la capacidad de comunicarse consigo mismo, es posible gracias a que uno percibe su charla interna. Los oídos no escuchan nuestros pensamientos, sino el oído interno. Este sentido o chakra permite percibir, tanto la plática continúa provocada por nuestra mente como en ciertas ocasiones la voz interior, la cual emana de la propia conciencia. Asimismo, uno evoca imágenes que provienen de la memoria, visualiza sus sueños, goza de imaginación, y el ego proyecta sobre nuestra pantalla mental sus fantasías. En ninguna de estas actividades vinculadas con la visión interior, intervienen los ojos. En la mayoría de estas operaciones, estos se hallan cerrados. Así mismo, los centros superiores emocional e intelectual, también se vinculan con estos sentidos internos, los cuales proporcionan inspiración e intuición. Cualidades como la atención, la concentración, la autoobservación…, todas expresiones de la conciencia se asocian a estos chakras que a continuación se estudian.
Definición, constitución y características
Definición
La palabra “chakra” es de origen hindú; su significado es rueda, disco o círculo.
“Etimología: círculo, disco, rueda, proviene posiblemente de la raíz sánscrita “char”, moverse: las personas, los animales, el agua, los barcos, los astros”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: chakra).
En oriente, este término también goza de una acepción figurada, tal como ocurre en castellano. Por ejemplo, se habla en un sentido alegórico de “rueda de la fortuna” para referirse al destino. En este caso, la palabra se refiere a rueda de energía.
Otros autores llaman al chakra “flor de loto” -padma- por su configuración, y parecido entre ambos. Esta flor sobresale del agua como ocurre con estos sentidos internos, los cuales se hallan sobre la superficie del cuerpo. Por otro lado, el chakra se constituye por medio de una estructura biomagnética, la cual adopta la apariencia de pétalos. Este mismo símbolo se adoptó en las doctrinas del Antiguo Egipto y China.
“En sánscrito, la palabra chakra significa rueda o disco. Dado que los centros sutiles aparecen a la vista psíquica como vórtices redondos y vibratorios, es fácil ver por qué se empleó la palabra rueda para definirlos. Muchos autores se refieren también a ellos como lotos, porque en ciertos momentos se parecen a esa flor, con un determinado número de pétalos”. (Omar V. Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 3).
La disposición y composición vital del organismo y sus sentidos internos, aparecen en los textos religiosos hinduistas “Upanishad”, que datan de alrededor del siglo VI a. C. Esta tradición es recogida por el budismo y, sus distintas escuelas, y la extiende por todo Oriente. Estos conocimientos alcanzan Europa de la mano de los británicos, una vez establecidos en la India a mediados del siglo XIX. En la actualidad, la creciente práctica del Hatha-yoga ha difundido por todo Occidente la existencia de estos centros energéticos en el cuerpo humano. La corriente “New Age”, ha recogido y reelaborado una diversidad de teorías sobre los chakras, las cuales se alejan considerablemente del sentido ontológico que los antiguos maestros hinduistas enseñaron.
Constitución
“El bioelectromagnetismo (BEM) es la ciencia emergente que estudia la forma en que los organismos vivos interactúan con los campos electromagnéticos (EM). Los fenómenos eléctricos se hallan en todos los organismos vivientes. Más aún, existen corrientes eléctricas en el cuerpo que producen campos magnéticos que se extienden fuera del cuerpo. En consecuencia, los organismos pueden verse influidos también por campos magnéticos y electromagnéticos externos. Cambios en los campos naturales del cuerpo pueden producir cambios físicos y de conducta[3]”.
¿De qué está hecho un chakra? Este se compone de un campo biomagnético en forma de disco o rueda, que tiene una raíz en un punto del cuerpo físico. Esta rueda gira sobre sí misma, y vibra a una frecuencia determinada según sus propiedades.
Hasta ahora, solo la obra “Los chakras”, de C. W. Leadbeater (1854-1934), representa cada uno de los siete chakras principales, tal como los percibe una persona que goza de clarividencia. Este autor los dibujó de una persona que los tenía desarrollados, y su visión es similar a una fotografía realizada por un estroboscopio[4]. Todos los chakras principales se hallan distribuidos a lo largo de la espina dorsal. La obra antes mencionada confirma que reflejan distintos colores en forma de pétalos o cuñas, los tonos de estos colores cambian en la misma persona según el grado de vitalidad que disfruta en ese momento. Así mismo, también son diferentes de una persona a otra. Esta variación continua de estos sentidos internos muestra su sutileza. El ciudadano contemporáneo posee estos vórtices energéticos en un estado latente, prácticamente cerrados. Las causas fundamentales son: el estado psicológico de identificación y sueño que acarrea, y el hábitat urbano, poco natural, donde se desenvuelve su vida.
“Los centros o chakras actúan en todo ser humano, aunque en las personas poco evolucionadas es tardo su movimiento, el estrictamente necesario para formar el vórtice adecuado al influjo de energía. En el hombre bastante evolucionado refulgen y palpitan con vívida luz, de suerte que por ellos pasa una mayor cantidad de energía, y el individuo obtiene por resultado el incremento de sus potencias y facultades”. (C. W. Leadbeater. “Los chakras”. Cap. Los centros de fuerza).
Estos chacras no se hallan aislados unos de otros, gozan de una red de canales, llamados en la India “nadis”, que los unen, la cual forma una estructura vital compleja del cuerpo humano. En un nivel superior, esta malla bioelectromagnética o red búddhica, se corresponde a los distintos flujos que se procesan a través de los sistemas respiratorio, circulatorio, endocrino y nervioso. Este último integra todos los componentes del organismo para transmitir y recibir la información necesaria para su buen funcionamiento.
El autoconocimiento profundiza en los siete chakras o sentidos internos principales, los cuales son facultades relevantes en el ámbito del progreso espiritual. Estos vórtices se arraigan a lo largo de la columna vertebral[5], y están vinculados al sistema nervioso central en el plano físico, y con la conciencia, en el plano interno. La mayoría de los chakras repartidos por todo el cuerpo, se asocian con el sistema nervioso periférico. En este caso, su única función es canalizar correctamente la energía que se halla en el medio natural.
Los chakras y la red energética que envuelve todo el organismo
“Las corrientes vitales que estos canales conducen para la nutrición del cuerpo, son proyectadas en el organismo físico por centros focales llamados chakras”. (Omar V. Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 3).
El cuerpo físico posee muchos vórtices energéticos o chakras. La tradición hinduista por medio de sus escuelas: Hatha-yoga, Laya-yoga, Kundalini-yoga…, llegan a contabilizar la cifra de 72.000, junto a sus correspondientes canales. Esto indica que existen centros vitales en todos los dedos de pies y manos, brazos, rodillas, piernas, muslos, a lo largo de la columna vertebral, órganos… En definitiva, todo el organismo se halla envuelto por este flujo de energía vital.
Cuadro de texto: “Todos los chakras son vitales; por allí entra la vida”. (Samael Aun Weor)Esta distribución biomagnética es la base teórico-práctica de la medicina tradicional china, concretamente de la acupuntura, la cual trabaja con esta malla de energía, denominada “Qui o Chi”.
“El biomagnetismo trata de la medición de los campos magnéticos generados por los propios seres vivos. La medición de estos campos es útil para obtener información que ayude a entender sistemas biofísicos, a realizar diagnósticos clínicos y a crear nuevas terapias. Por exigir instrumental altamente sensible, que surgió sólo hasta los años setenta, el biomagnetismo es un área relativamente nueva, si se compara con otras áreas interdisciplinarias que involucran a la física”. (Modesto Sosa. Instituto de Física, Universidad de Guanajuato. México. Biomagnetismo: el magnetismo del cuerpo humano).
El modus operandi de interacción entre la estructura biológica del organismo, y los diferentes flujos bioeléctricos, biomagnéticos, vitales, no es la finalidad de esta monografía; el cómo se produce materialmente el intercambio de información entre estas diversas energías, pertenece a un nuevo campo de investigación científica. El autoconocimiento se ocupa de su contenido práctico. Plantea responder a los interrogantes: ¿cómo se desarrolla un chakra?, ¿cuál es su beneficio?, ¿qué relevancia tienen en el plano psicológico y anímico?, y finalmente, ¿cuál es la utilidad de su acción en el terreno de la salud y la conciencia?
Características de los chakras
Todos los chakras tienen una base en el organismo, normalmente, glándulas, ganglios, órganos, o plexos. Ambos, asiento físico y centro energético, forman un binomio, es decir, estos son interdependientes. El sentido interno es un campo biomagnético, refleja la vitalidad de la estructura biológica donde se apoya físicamente, y se halla en un estado vibratorio. Por esta causa, la tradición india les asigna una nota musical a los vórtices principales, debido a que son influenciados por un sonido, o una frecuencia particular[6]. La oscilación del chakra y su intensidad, se determinan por sus propiedades, su función, y por el estado de salud, o vigor del asiento físico donde descansa. Esto significa que, por ejemplo, si el corazón del individuo se halla enfermo, esto afectará a la apariencia y la función del chakra cardiaco. Inversamente, si este sentido interno está abierto y vibra con intensidad, el corazón se beneficiará de un aporte suplementario de energía vital, proporcionada por el chakra. Dependiendo del estado de conciencia de la persona, esta canalización de energía, se convertiría en información, la cual se advertiría como intuición o inspiración. Por esta razón, estos sentidos internos se integran en todas las dimensiones que conforman el ser humano. Un chakra mantiene su presencia, valor energético, y capacidad de acción en el campo físico, vital, emocional, mental y volitivo según su desarrollo. De este modo, un vórtice biomagnético afecta y es afectado, tanto por los estados de conciencia como de la salud del sujeto. Esta lógica se cumple con el propio cuerpo físico. Por ejemplo, si los pulmones funcionan correctamente en el intercambio gaseoso, y asimilan todo el oxígeno posible, todo el organismo se beneficiará de su acción; y este a su vez, favorecerá y mantendrá la salud de los pulmones.
“La respiración incorrecta o irregular, el aire impuro, el uso excesivo del alcohol, y así sucesivamente, pueden dar como resultado serias perturbaciones dentro de nuestros cuerpos sutiles. Estas perturbaciones, a su vez, se reflejan en el cuerpo físico, en lo que la medicina conoce hoy en día como enfermedades psicosomáticas”. (Omar V. Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 3).
Esta realidad enseña la importancia de preservar una vida sana y natural[7], y una psicología equilibrada. En efecto, los procesos de identificación, los cuales atraen estados anímicos perturbados como son: preocupaciones, emociones negativas, ansiedades, estrés, irritaciones…, conllevan el deterioro de los chakras. El abuso y mal uso de las funciones, generan flujos impropios de energía en los planos: emocional, mental, volitivo y conciencia, los cuales afectan negativamente al organismo. ¿Por qué ocurre esto? La causa se halla en que toda acción que el individuo realiza en su existencia, se fundamenta en una transformación de energías. La base de toda labor proviene del asiento vital. Si hay vigor, la persona es capaz de efectuar esfuerzos físicos, emocionales, e intelectuales hacia un objetivo, mas si el alumno está agotado, difícilmente podrá llevarlos a cabo. Por lo tanto, cuando uno se hipnotiza con un ego, la energía que este mueve por las distintas funciones (pensar, sentir y obrar), es manejada por el subconsciente, y esto produce desorden en todos los ámbitos.
Esto mismo sucede, cuando la personalidad se desenvuelve con actitudes automáticas, patrones y estrategias recurrentes, que se perpetúan en el tiempo; seres llenos de manías, vicios, costumbres, caprichos, rarezas…, que en muchas ocasiones, son incapaces de adaptarse a los nuevos retos de la existencia. Esta respuesta a la vida es horizontal, plana, corresponde a una psicología mecánica, y un nivel de conciencia bajo. Ambos expresan un estancamiento anímico que influye, tanto a los asientos vitales como a los sentidos internos. Estos últimos apenas son utilizados por la propia conciencia, es decir, no se estimulan a través de la imaginación, inspiración o intuición; igualmente, los centros superiores son ignorados. Si el ser humano no usa una función, un órgano, un músculo…, este se atrofia, y así ocurre con los chakras, estos se cierran. Todo en la naturaleza posee su justo equilibrio, y es importante reflexionar cómo uno se relaciona con él en todos los apartados de la psiquis.
Este desorden psicológico no solo aflige la vida del ser humano. En el sentido de que este le induce al error; es un índice de insensatez; alude a una inmadurez de la personalidad; acarrea una existencia más compleja, etc., sino que también influye en su salud, y redunda en un perjuicio a la Esencia. Cuanta más identificación, más pérdida de energía a todos los niveles de la estructura física, psicológica y ontológica de la persona. Toda esta vitalidad canalizada por el ego o la personalidad, no solo deteriora la psiquis, igualmente, lastima la organización celular y biomagnética, incluidos estos sentidos internos. Esta malla de energía sutil que envuelve el cuerpo físico, se debilita en la misma proporción que se dañan sus asientos materiales.
Contrariamente, el equilibrio de la personalidad y el avance anímico, coordinan y amplifican los efectos beneficiosos sobre todos los componentes, y en todas las dimensiones del organismo. La práctica de las claves del autoconocimiento, donde se incide en el uso de la imaginación, la autoobservación, el discernimiento, la atención, la no identificación…, atrae una transformación de energías de una naturaleza y calidad mayor, la cual impregna favorablemente todos los ámbitos del ser humano, no solo vitales, físicos y psicológicos que se aprecian con facilidad, sino que penetran en el campo de lo trascendente como es la conciencia, la Esencia, y la red y los centros biomagnéticos. La sonrisa espontánea, la felicidad del momento, la emoción sincera de alegría, la dicha de compartir con los demás, disfrutar de dignidad, serenidad…, suministra bienestar integral. Toda vivencia que se fundamenta en la “Auténtica Realidad” del estudiante, aumenta el estado vibratorio del alma. La coherencia entre la Esencia y su acción, vigoriza esta parte biomagnética, invisible y sutil del organismo.
Otro elemento que daña la red búddhica y cierra los centros vitales del cuerpo, son los sonidos, los ritmos o los ruidos estridentes, altisonantes, chillones, penetrantes, arrítmicos…, los cuales también lastiman los oídos. De hecho, la contaminación acústica incide sobre los nervios y provocan estrés. Según el sujeto, si este estado interior se prolonga puede derivar en insomnio, fatiga, depresión, ansiedad, etc., en un trastorno de tipo psicológico.
“La contaminación acústica, además de afectar al oído puede provocar efectos psicológicos negativos y otros efectos fisiopatológicos”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: contaminación acústica).
En sentido opuesto, la música clásica o las óperas de los grandes maestros como son: W. A. Mozart, A. Vivaldi, G. Verdi, J. S. Bach, L. V. Beethoven, R. Wagner, G. F. Handel, H. Purcell, etc., favorece el alineamiento y desarrollo de estos campos biomagnéticos en todo el organismo. Igualmente, estas melodías conectan con los centros superiores intelectual y emocional, intensifican sus valores vitales, e incrementan su acción. Así mismo, la vocalización del sonido afín a cada vórtice, por efecto diapasón, lo hace vibrar y lo abre de modo que su acción sea fructífera.
Otra manera eficaz de desarrollo y activación de estas ruedas, es por medio de ejercicios que se vinculan con la tradición tibetana, llamados “ritos de lamasería tibetanos”, los cuales está descritos en el apartado de las prácticas.
La energía vital o prana, propiedades
“Esencialmente, el prana no es otra cosa que la energía cósmica. Es la suma total de toda fuerza prístina del universo, ya sea que se halle en estado inerte, de transición o dinámico. Es el poder tremendo que libera el átomo cuando se fisiona o se funde. Es la realidad invisible, siempre presente, que hay detrás de todo movimiento, todo pensamiento, volición, acción”. (Omar. V. Garrison. Tantra: el yoga del sexo. Cap. 4).
La energía vital es el componente activo que permite a la materia viva realizar las transformaciones que le son propias para preservar sus funciones esenciales. Por ejemplo, una célula viva desarrolla una actividad (nutrición, interacción, reproducción…), la cual es producto de un intercambio de sustancias y energía, inherente a la materia orgánica. Todos estos procesos rompen y crean enlaces químicos, cadenas de electrones…, es decir, consumen y desprenden energía. En consecuencia, esta energía vital es el factor fundamental de la vida, y puede tener diferentes calidades.
El aire puro de las montañas, posee una calidad mayor que el que uno respira en las ciudades. La tradición hinduista asocia esta energía vital, al aire y le llama prana. En este sentido, el oxígeno es un elemento, entre otros, fundamental de la vida. Lo que permite captar su importancia en el ámbito de la transformación de energía, y su repercusión en la calidad de los campos biomagnéticos que se crean a raíz de su uso en todo el organismo. Esto mismo ocurre con el agua, los alimentos que se ingieren, las impresiones que uno recibe a través de los sentidos y cómo se reacciona ante ellas. El nivel de energía o prana que se halla en un ser humano, depende de todo lo anterior, y de cómo y para qué, el alumno usa esta fuerza vital según su estado de conciencia.
“Para los organismos biológicos, con inclusión del hombre, la función densa material más importante del prana es la respiración; pues en el acto de respirar, de acuerdo con los Shastras[8], absorbemos no solo oxigeno, sino también la fuerza básica de la vida: el prana”. (Omar. V. Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 4).
Las dos funciones de los chakras, breve explicación
Los chacras fueron creados por el proceso evolutivo en el ámbito humano para responder a unas necesidades de tipo anímico. La materia es la parte más externa de la Esencia, a través de la existencia, ella evidencia en sí misma las consecuencias de sus acciones. La vida ofrece la oportunidad para que la conciencia aprenda de sus propios aciertos y errores; reflexione sobre su condición humana, y comprenda su relación con las demás Esencias, su Ser y el universo que la alberga. En el plano físico, el individuo precisa sentidos adecuados para estar informado de todo lo que le rodea, de modo que el conocimiento proporcionado sea suficiente para desenvolverse en este mundo.
Los chakras o los sentidos internos que se hallan ligados al sistema nervioso central a lo largo de la columna vertebral, poseen exactamente esta misma función. Los principios que rigen este mundo, se hallan en una esfera o una dimensión superior. El tiempo, la gravedad, los campos magnéticos, la raíz de la vida, el principio de causa y efecto…, no pueden advertirse con nuestros ojos, oídos, nariz, etc. De la misma manera, el intelecto es incapaz de aprehender la causa y el sentido trascendente de la existencia de cada uno de estos principios. No obstante, esto no significa que el ser humano carezca de la posibilidad de percibirlos, y comprenderlos para integrarlos inteligentemente en su vida. Los sentidos internos son los que reciben esa información, la cual alerta a la conciencia de un proceso, o acción que se inicia en un plano superior al mundo conocido, pero que le afecta. La conciencia es el principio cognitivo facilitado por la “Auténtica Realidad” o Ser; de modo que el sujeto alcance tal comprensión, y disponga de los recursos necesarios para preparar una respuesta adecuada. Por lo tanto, los chakras cuando informan, es porque reciben una energía que solo ellos son capaces de percibir. Estos sentidos internos, si son activados por una energía afín, se estimulan, y envían los datos a la conciencia; ya solo depende de su estado que esta información se convierta en imaginación creadora, inspiración o intuición. En consecuencia, la canalización de energía y su transformación en información, como primera y segunda función respectivamente, son simultáneas. Tal como ocurre con los sentidos físicos.
Cuadro de texto: “Todos los chakras son vitales; por allí entra la vida”. (Samael Aun Weor)En Oriente, muchos templos, y en distintas expresiones artísticas…, los artesanos aludieron a estos chakras ligados a la espina dorsal. Estos utilizaron, principalmente, la imagen de columnas o árboles floreados, indicaron que los poderes ocultos a lo largo de la columna vertebral eran imprescindibles en el campo del Ser.
La multitud de chakras que se conectan con el sistema nerviosos periférico, canalizan esta energía vital, la cual mejora el rendimiento y la vitalidad de la estructura biológica a la que se fija. Estos chakras poseen poca relevancia como sentidos internos, si uno exceptúa las manos. En ellas, existen una gran cantidad de estos vórtices biomagnéticos. De hecho, en distintas tradiciones religiosas y culturales, existen escritos y relatos asociados a ciertas capacidades que se derivan de las manos. No obstante, en la actualidad florecen una gran cantidad de actividades económica alrededor de esta realidad, donde se aprecia una carencia absoluta de conciencia, y algunas veces de honestidad, de sus practicantes.
El estado general de los chakras en el ser humano actual
El modo de vida y el ritmo de la existencia contemporánea, sobre todo en las medianas y grandes ciudades, no benefician la actividad natural de los chakras. Esta red invisible y sutil de canales, y centros biomagnéticos, crean flujos de energía que circulan por el cuerpo a gran velocidad y vibran delicadamente. Esta arquitectura sensible tiene como objeto detectar la presencia de energías que son de su misma naturaleza, y concurren en su entorno. Del mismo modo que los oídos detectan sonidos, los chakras detectan energía vital.
Las causas que deterioran este entramado biomagnético son, tanto físicas como psicológicas, tal como se ha detallado en apartados anteriores.
La vida alejada de la naturaleza, con sus ruidos, continuas influencias electromagnéticas por medio de los dispositivos electrónicos, perjudican estos vórtices y red energética. Particularmente, móviles y tecnologías de emisión de ondas, campos eléctricos, etc. Por otro lado, las reacciones psicológicas inconscientes, y hábitos que el ser humano cristaliza en la psiquis, arruinan su estructura interna en todos los ámbitos: vital, emocional, mental, volitivo, anímico y conciencia. Así mismo, hay que sumarle una dieta deficiente en nutrientes, poco variada y, en muchos casos, excesiva, que produce desórdenes en todo el funcionalismo orgánico. Otro elemento ya comentado, es la escasa relación que muchos individuos tienen con el medio natural. No hay que olvidar que el ser humano proviene de un proceso evolutivo, vinculado a la naturaleza, no obstante, el sujeto cada día se aleja cada vez más de ella. Esto produce un perjuicio invisible, pero real, debido a la incapacidad del organismo de canalizar el prana que el hábitat natural le proporciona.
Todas estas circunstancias concluyen que los chakras en el ser humano, se hallan en un estado latente, incipiente, con una escasa actividad que los mantiene prácticamente cerrados.
Finalmente, la carencia de valores humanos implica una escasa utilización de los sentidos internos. La capacidad de aprehensión de la conciencia viene determinada por el uso de calidades que se originan en los chakras. Por ejemplo, la atención, la autoobservación, la imaginación…, emanan del chakra “ajna”, situado en el entrecejo, el cual se vincula con la glándula pituitaria. Esto mismo ocurre con la actividad del chakra del corazón, llamado “anahata”, el cual produce la inspiración e intuición. La experiencia de la corazonada informa sobre una realidad trascendente a la conciencia, y esta última opera un modo de pensar, sentir y obrar más universal. La autoconciencia se expresa a través de las funciones superiores: intelectual y emocional, gracias a la información aportada por los chakras. Esta comprensión creadora atrae el despliegue de los valores del alma. De este modo, el estudiante se beneficia de todos los recursos disponibles para ordenar su existencia y ocuparse de su desarrollo anímico, lo que constituye el bienestar integral. Los estados de serenidad, tolerancia, paciencia, sensatez, felicidad, dignidad…, son propios de la Esencia; todos ellos afectan positivamente a esta red y centros biomagnéticos, en el sentido que esta energía psicológica y ontológica los abre, desarrolla y florece.
A continuación, se explican los siete chakras más relevantes que se asientan a lo largo de la espina dorsal. Estos centros biomagnéticos constituyen los sentidos internos, y otorgan facultades a la Esencia cuando se despliegan por medio del despertar, tanto de la conciencia como de la energía creadora.
Despliegue de las características particulares de los siete chakras
“Es necesario saber que, en el cuerpo humano, en el organismo celular, existen algunos chakras que podríamos denominar específicos, especiales para la vitalidad orgánica; son a modo de vórtices por donde entra el prana, la vida, en nuestro organismo”. (Samael Aun Weor. “Cátedra V”. Cap. 77).
La estructura interna en el ámbito vital, emocional, mental y volitivo, influye al organismo físico, de igual modo que lo biológico obra sobre esta trama energética más sutil. Estos siete chakras son considerados principales debido a que se localizan en los plexos, u órganos más significativos de la anatomía del ser humano. Todos estos centros vitales se hallan unidos por el canal central de la espina dorsal; esto se aprecia en todas sus representaciones simbólicas. El desarrollo de cada uno de ellos se vincula directamente con el autoconocimiento.
Según la tradición hinduista, los cinco primeros vórtices se asocian con los cinco elementos de la naturaleza: tierra, agua, fuego, aire y éter[9]. A todos ellos se les atribuyen rasgos psicológicos[10]; y se supeditan a la conciencia y al progreso anímico.
La descripción siguiente asigna dos imágenes a cada centro biomagnético. Uno corresponde a su representación real en el cuerpo humano, tal como se comentó anteriormente; el otro, es un diagrama simbólico de sus características psicológicas y anímicas.
La concepción arquetipo se comenta brevemente para comprender su trascendencia en las antiguas tradiciones, y cómo esta se relaciona con la conciencia. En la India, todo proceso anímico es regido por una o varias divinidades. Los nombres asignados son de origen hinduista, tal como ocurre con las etapas de la meditación.
En el centro de cada chakra aparece el mantra, o sonido que lo caracteriza para meditar sobre él. Así mismo, en cada pétalo de los respectivos vórtices, se inscribe una letra sánscrita que apela a un rasgo, una cualidad, o un sonido, según el autor que los describe. En este texto, se obvia su explicación por la dificultad y complejidad que supone su conocimiento, el cual excede su objetivo.
“Cada uno de los pétalos de nuestras flores de loto representa determinada virtud. Sin estas virtudes, las flores de loto no podrán abrirse para recibir el sol de la verdad”. (Samael Aun Weor. “Los misterios del fuego”. Cap. El chakra vishuddha).
Chakra muladhara
La raíz, también llamada “Kanda” por los practicantes del yoga, de este vórtice de energía vital se ubica en la base de la columna vertebral, concretamente en el sacro. Su acción se localiza en el plexo sacro-coccígeo, es decir, entre el ano y el sexo, rige la energía y centro sexual, la semilla reproductora del hombre y de la mujer. Simbólicamente, la tradición oriental lo asocia al elemento tierra, el seno donde esta germina y se desarrolla.
“La palabra sánscrita muladhara significa raíz de soporte o fundación”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: muladhara).
Este chakra es la base de todos los posteriores, su estado de vibración y actividad influencian a todos los demás. Este centro biomagnético posee la particularidad de encerrar una energía espiritual, la cual se encuentra latente o dormida, y es llamada “Kundalini”. El tema del despertar de esta fuerza enroscada en el vórtice muladhara, se explicará más adelante en distintas exposiciones.
Este centro vital es afín a las propiedades del elemento tierra, y se le representa como una flor con cuatros pétalos junto a unos símbolos, tal como se visualiza en la figura. La idea de asignar a estas energías biomagnéticas aspectos materiales, animales o divinidades se justifica por varios motivos:
Ø    Todos los símbolos atribuidos a estos vórtices representan cualidades del mismo o de la Esencia. Por medio de analogías de los rasgos o aspecto tangibles del símbolo, el sujeto aprehende su trascendencia. En este caso, el elefante marca claramente su vinculación con la tierra, y sus rasgos de firmeza, fuerza, solidez, confianza y voluntad.
Ø    Aporta arquetipos conocidos a los devotos de la época, los cuales facilitan imaginar y meditar sus características. Por ejemplo, el elefante alude al dios Ganesha, del panteón hinduista, como sabiduría, quien mueve los obstáculos, creador de los elementos, etc.
Ø    Finalmente, la ciencia y el conocimiento de los elementos de la naturaleza y sus propiedades, propicia un indudable beneficio al ser humano. Así mismo, las antiguas civilizaciones estudiaron las características de estos centros biomagnéticos, y cómo les influyen los estados de ánimo. Esto significa que, internamente, el dominio de ciertos estados psicológicos, o el ejercicio de valores humanos, favorecen el desarrollo de los chakras. Como las cualidades anímicas son intangibles, inmateriales y abstractas, la tradición hinduista optó por referirlos con símbolos, tal como se indica en los dos párrafos anteriores.
“Se les atribuyen a los elefantes una gran variedad de comportamientos asociados a la inteligencia como duelo, altruismo, adopción, juego, uso de herramientas, compasión y autorreconocimiento”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: elefante).
En consecuencia, este centro vital se equilibra y desarrolla, si el estudiante practica el anhelo de despertar la conciencia, y los valores como: la firmeza o la fuerza de voluntad por objetivos que reafirmen la Esencia; asume una actitud sensata en la existencia; y su labor es honesta consigo mismo.
Los cuatro pétalos alegorizan la estabilidad, indican los cuatros puntos de apoyo, la cual se traslada a este vórtice. El triángulo hace referencia a la fuerza femenina, debido a la presencia de esa energía dormida comentada anteriormente; en el centro se visualiza la conciencia de Brahma. Las divinidades de esta rueda son Ganesha[11] y su consorte, Dakini.
Los elefantes tienen el sentido del olfato muy desarrollado, esto coincide con el chakra muladhara que se vincula con este sentido.
El sonido que lo hace vibrar es la consonante “s”, la concentración en su localización, el coxis, y el estado de presencia, son esenciales para que la práctica de vocalización sea efectiva.
El mantra “bhur”, sirve junto a la imagen simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente. Diversas escuelas de yoga consideran que estos sentidos internos, son puertas de entrada a la “Auténtica Realidad Espiritual” de cada persona. El desarrollo de este chakra facilita el despertar de la conciencia, y revitaliza toda la estructura orgánica del cuerpo físico. Así mismo, aporta esplendor sexual.
Chakra svadhisthana
Este centro vital toma su raíz en la primera vértebra lumbar, rige el plexo esplénico y las glándulas próstata en el hombre y útero en la mujer. Es un loto de seis pétalos. Su influencia se extiende hacia los riñones, la pelvis, la parte baja del abdomen, incluyendo las piernas. Este vórtice prostático o uterino se asocia al centro instintivo.
“Es un loto color bermellón, de seis pétalos, ubicado en el centro espinal de la región de la base de los genitales”. (Sir John Woodroffe. “El poder serpentino”. Cap. Los centros o lotos -chakra, padma-).
Este chakra pélvico se representa con una media luna, la cual simboliza los procesos vegetativos, los más automáticos del cuerpo. Así mismo, aparece la imagen de un cocodrilo[12] que lo vincula con el elemento agua. Esto indica que este vórtice afecta a los fluidos del cuerpo físico. También aparecen las deidades que lo rigen[13].
Las características psicológicas del elemento agua, se vinculan al ámbito de cómo el individuo se relaciona con la existencia, y con todas las circunstancias que surgen de ella.
El agua se caracteriza por ser un elemento adaptable, manejable, dúctil, voluble y escurridizo, de modo que adopta la forma del recipiente que lo contiene, sin perder sus principios. El elemento acuático no posee una morfología concreta, su capacidad es la adaptabilidad, incluso cambia de estado según la temperatura del medio, no obstante, su esencia permanece. Esta cualidad del agua, se traslada al ámbito psicológico. Un estudiante que desarrolla este chakra aprende a adaptarse a los eventos, sean estos favorables o adversos. La preferencia del ser humano es seguir los preceptos del hedonismo. Filosofía de elegir la vía de la facilidad, de lo agradable, cómodo, seguro…, que aporta satisfacción, y, por otro lado, huir de lo desagradable o costoso. Esta actitud merma el aprendizaje, dificulta una relación correcta con este centro biomagnético, el cual enseña a adaptarse a cualquier circunstancia para aprender de ella, las propias carencias, desarrollar habilidades y conciencia.
En el plano psicológico, actitudes basadas en el deseo; escapar de la realidad circundante con fantasías; estados anímicos de autocompasión, consideración interna, sentir piedad de sí mismo, frustración o insatisfacción, daña el chakra pélvico. Estos estados inferiores de conciencia impiden amoldarse a las nuevas situaciones, y la energía que circula, se canaliza en detrimento de este centro vital.
El desarrollo de este vórtice faculta a ser dúctil; atrae la mente abierta, comprensiva, cooperadora con la realidad que rodea al individuo; acepta los cambios, y se adapta a ellos, sin perder los propios valores y principios de la Esencia.
Este chakra se relaciona con el sentido del gusto. El sonido que lo hace vibrar es la consonante “m”, es necesario fijar la atención sobre la zona pélvica para su desarrollo, y estar presente, en el momento de la vocalización.
El mantra “bhuvar”, sirve junto a la imagen simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra manipura
“Este centro se ubica en la región lumbar a la altura del ombligo sobre el plexo epigástrico”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: manipura).
Este centro biomagnético afecta a toda la región umbilical: parte del abdomen, hígado, páncreas, estómago, bazo… Todos los elementos que se vinculan con el plexo solar, donde se ubica la función emocional.
Este chakra posee diez pétalos, en su interior figuran un carnero y un tríangulo. Estos símbolos son elementos relativos al dios Agni, divinidad del fuego creador, solar, reproducido junto a su consorte. Este dios formaba parte de los tres dioses primordiales o creadores en los Vedas[14], los cuales aluden a las tres fuerzas presentes en la naturaleza: positiva, negativa y neutra.
En la mitología india, el dios del fuego, Agni cabalga sobre un carnero. Este animal es un símbolo común a varias tradiciones antiguas: india, egipcia, hebrea…, y todas se asocian al fuego creador. En lo que respecta al ser humano y al chakra manipura, todos los
elementos recogidos en el diagrama, aluden al carácter ígneo. La reiteración de la alegoría al fuego de este vórtice, indica la importancia de su vinculación con la función emocional, la cual se despliega en el plexo solar y el sistema digestivo.
Los rasgos psicológicos del elemento fuego y, por lo tanto, del centro emocional son los que impulsan la acción, como son: valentía, fuerza, pasión, entusiasmo…, por lo que uno anhela trasladar a los hechos. Esto significa que la energía que se procesa en el centro emocional puede ir en detrimento del alma o en su beneficio, y esto es lo que determina su expansión o regresión vital de este chakra.
En el plano psicológico, el uso del centro emocional repercute, tanto en su asiento físico como biomagnético. Si el alumno se identifica con egos que crean hábitos como son: emociones negativas, estrés, miedos, ansiedad…, estos afectarán negativamente a los asientos de estos órganos. Esta conducta inducirá, tanto problemas del aparato digestivo como desequilibrios emocionales, y finalmente el chacra manipura se verá perjudicado en la misma índole. La cobardía, la debilidad en la acción, la negligencia, la inercia, la tibieza, la aversión, el rencor, el odio…, análogamente, el exceso de pasión, excitación, avidez…, son estados anímicos que se relacionan incorrectamente con el elemento fuego. El centro emocional y sus correspondientes asientos materiales y vitales, precisan la práctica de una psicología basada en templanza, serenidad, entusiasmo, valentía, dulzura… Este vórtice manipura adquiere equilibrio y desarrolla su potencial, si el estudiante no mal usa ni abusa de su centro emocional. Esta función alberga el elemento fuego, el cual unifica pensamiento y acto; atrae la fuerza o el entusiasmo suficiente para que la acción sea coherente, justa, un reflejo de coordinación de la psiquis. La personalidad acarrea defectos psicológicos tales como: la ira, el pánico, el amor propio, la impaciencia, la intolerancia, la lujuria…, estados de identificación incompatibles con el desarrollo interior. El individuo precisa observar con atención las causas de estos arrebatos, los cuales perjudican su Esencia en todos los ámbitos: físico, vital y psicológico.
El fuego creador y la función emocional que lo canaliza, son indispensables a la vida. La expresión correcta de este elemento fuego, se halla en el entusiasmo por la acción que le hace feliz; calor y simpatía en las relaciones humanas; amor y ternura por los seres queridos; expresión de sentimientos de modo natural, sincero y sencillo; estado de ánimo positivo ante la existencia; confianza en sus posibilidades; etc.
Con el desarrollo de este centro biomagnético, la tradición hinduista otroga la facultad de entender a los demás. Una especie de telepatía al poder percibirlos con una conciencia libre de perjuicios, y una mirada atenta a la persona.
Este chakra se relaciona con el sentido de la vista. El sonido que lo hace vibrar es la vocal “u”, es necesario fijar la atención sobre el plexo solar para su desarrollo, y estar presente, en el momento de la vocalización.
El mantra “Ram”, sirve junto a la imagen simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra anahata
“Anahata se asocia con el equilibrio, la quietud y la serenidad”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: Vedas).
Esta rueda vital nace en el corazón, se vincula con el plexo cardiaco, y consta de doce pétalos. La acción de este chakra corresponde a las expresiones de la intuición e inspiración, las cuales integran el centro emocional superior. El chakra anahata es un sentido básico del progreso interior, constituye una ventana para el alma y la conciencia, donde la realidad se experimenta de modo directo y por sí mismo.
En el diagrama simbólico, aparecen dos triángulos entrelazados, formando la estrella de David; una antílope cervicapra, y las deidades, ambos devas del elemento aire, el dios Rudra (Ishá), y la diosa Kakini, de la mitología hinduista.
Esta especie de antílope es el más veloz de la india, alude a correr como el viento, y, en consecuencia, al elemento aire. Igualmente, este animal es muy precavido, por lo que está atento a todo cuanto se mueve a su alrededor. Este hecho representa la atención plena, la sutileza, y la acción lacónica de la conciencia. La estrella de seis puntas simboliza la intersección del plano interno y externo, tal como ocurre en este centro magnético. Esto significa que este vórtice vital une los dos mundos que componen la realidad: el físico con el psíquico.
Este sentido interno conecta al estudiante con el plano trascendente, le permite un conocimiento de su “Auténtica Realidad”. Así mismo, cuando este se halla activo capta las causas de los eventos, y previene de los efectos que engendran las acciones del sujeto por medio de la corazonada o intuición. El chakra anahata es una herramienta poderosa de la conciencia y facilita la comprensión creadora.
El desarrollo de este chakra se relaciona con las cualidades psicológicas del elemento aire, el cual representa el plano espiritual. Físicamente, el aire no tiene raíces, ni una residencia fija, circula libremente de un lado para otro, nadie sabe de dónde viene ni a dónde va, es soberano. De este modo, el alumno precisa desapego con los ritmos de la
existencia, lo material, y los lazos de dependencia de crea cuando hay identificación con su entorno, y sus modelos de pensar y sentir. Esta enseñanza enfatiza el uso de la conciencia y Esencia libres. En efecto, la autonomía es la base de todo conocimiento objetivo, la acción de humanidad que define el aumento del nivel de Ser. Estos estados anímicos repercuten favorablemente en este centro biomagnético.

De este modo, el alumno precisa desapego con los ritmos de la existencia, lo material, y los lazos de dependencia que crea cuando hay identificación con su entorno. Así mismo, los modelos egocéntricos de pensar y sentir, los cuales perjudican la acción espontánea y natural del corazón como es cooperar con los demás, y los impulsos de la compasión. Este chakra anahata otorga confianza, esperanza, fe en su conciencia y “Auténtica Realidad”, cualidades basadas en la experiencia propia. La labor dedicada a adquirir los valores de humanidad, es lo que facilita el desarrollo real de este vórtice biomagnético, el cual implica un aprendizaje sobre la incertidumbre. La vida ofrece por sus rasgos continuas dudas, dificultades, todas ellas son la base de instrucción, descubrimiento de un defecto, o ejercicio de un valor universal. La búsqueda de seguridad, comodidad, hedonismo, temor a enfrentarse a la adversidad, refugiarse en lo conocido…, son actitudes y estados psicológicos que cierran este sentido interno. Las vibraciones generadas por este tipo recurrente de moldes del comportamiento, acaban por deteriorar, tanto el campo vital como el asiento físico del corazón.
Este vórtice rige el sentido del tacto, e influencia el sistema circulatorio. El sonido que lo hace vibrar es la vocal “o, también el mantra “om”, es necesario concentrarse sobre el corazón, y estar presente, en el momento de la vocalización.
“Meditar sobre este centro equivale a practicar el yoga en una de sus formas más elevadas, pues de él habrá de oírse el Shabda Brahma, la sílaba primordial “OM”, que es el sonido combinado del universo, el tono de la creación”. (Omar. V. Garrison. “Tantra: el yoga del sexo”. Cap. 3. Ruedas de éxtasis, Anahata).
El mantra “Yam”, sirve junto a la imagen simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra vishuddha
Este centro vital se sitúa en la garganta; tiene su raíz en la tercera cervical; posee dieciséis pétalos; se vincula con las glándulas tiroides y rige el plexo laríngeo. Su centro de gravedad es el verbo, la palabra emitida y las consecuencias que esta engendra. En el plano interno, otorga la capacidad de oír la propia charla interna y, en una octava superior, la expresión de la “Auténtica Realidad”, llamada “la voz del silencio”.
El diagrama de este chakra representa la luna llena, el elefante blanco con una flor de loto en la trompa, y sus respectivas deidades: Sudashiva, y su consorte Shakini.
La luna llena se asimila al sentido poético de su brillo plateado y simbólico, el cual hace referencia al quinto elemento de la naturaleza, el éter, causa de todos los demás. Esto significa que este chakra posee un poder creador, en este caso, a la concepción de la palabra, saber hablar con inteligencia, respeto y amabilidad. El elefante blanco personifica esta facultad, el cual alude a la sabiduría, concretamente al dios Ganesha según las creencias de la India.
“En el pericarpio de este loto está la región etérea, de forma circular y blanca como la luna llena. Sobre un elefante blanco como la nieve, está sentada la divina semilla del verbo”. (John Woodroffe. “El poder serpentino”. Cap. II. Los centros o lotos -chakra, padma-).
Cada persona desarrolla una voz singular; algunas de ellas, valiosas, se benefician de tesitura, vibrato y timbre peculiar. Muchos individuos gozan de una voz potente, armoniosa, son cantantes, locutores, poseen oratoria, arte en la palabra para hacerse oír, influenciar a las personas que le rodean o le escuchan.
Este magnetismo en la voz proviene del desarrollo de este chakra vishuddha, el cual se complementa con un contenido inteligente, envuelto en valores de humanidad. Esta capacidad de hablar con propiedad, se integra con el saber escuchar. La dilatación de este centro biomagnético se relaciona con la conciencia de la palabra y de la escucha; con su equilibrio, uno expresa lo que quiere decir de una forma fluida y sencilla.
El estudiante precisa estar atento al uso del verbo para que su palabra deje de ser mecánica e inconsciente. Esto ocurre cuando uno se identifica con la crítica, la protesta, la queja, etc.; se dirige a los demás de modo irrespetuoso; habla con impaciencia, intolerancia, egocentrismo… Por ejemplo: solo habla de sí mismo; interrumpe a los demás para contar sus anécdotas, o transmitir su manera de pensar; trata de centrar las conversaciones sobre su persona, sus opiniones, sus ideas, etc.
El éter es una energía desconocida, pero creadora y asociada la naturaleza. En el plano interno, la canalización adecuada de esta energía, se transforma en la facultad de crear estados de bienestar en el sujeto; permite influenciar a los demás de modo positivo con escucha y reflexiones inteligentes; pone orden ante la adversidad, hablando de los hechos con sensatez; etc. El verbo de la persona requiere fluir con espontaneidad, naturalidad, sencillez, lucidez, sinceridad…, todos valores humanos necesarios en las relaciones con nuestros semejantes. Cuando el alumno se esfuerza en despertar su conciencia a cómo habla, rectifica sus hábitos y mal usos, entonces, este centro vital se abre y vibra en coherencia con la energía de la Esencia. La flor de loto sobre la trompa del elefante alude a que la palabra debe florecer en la persona. Esto indica que, para hablar correctamente, se precisa pensar y sentir rectamente, a causa de que toda expresión es solo reflejo de la estructura psicológica de la persona.
“El chakra vishuddha se relaciona con el verbo creador. Hay veces que hablar es un delito y otras que callar es otro delito. Hay silencios delictuosos, hay palabras infames. Lo más difícil en la vida, es aprender a manejar la lengua.” (Samael Aun Weor. “Los misterios del fuego”. Cap. El chakra vishuddha).
El florecimiento de este centro vital ahonda en una percepción objetiva del tiempo, donde las fases temporales pasado, presente y futuro se experimentan como un instante. Estas facultades de tipo anímico progresan en el ser humano en la medida que su conciencia y su nivel de Ser se incrementan paulatinamente. En realidad, estos sentidos internos solo se accionan y vibran con la naturaleza del alma; son el reflejo del equilibrio interior entre los actos, inspirados por la Esencia y las consecuencias dignas de humanidad.
El área de acción del chakra vishuddha se asocia al sentido del oído. Así mismo, su campo magnético influencia la zona del cuello, mandíbula, laringe, boca, lengua, y regula la tiroides.
El sonido que lo hace vibrar es la vocal “e”, con plena atención en la garganta.
El mantra “Ham”, sirve junto a la imagen simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra ajna
Este sentido interno arranca de la primera cervical, rige la glándula pituitaria o hipófisis, y se asocia al plexo carotídeo o cavernoso; es llamado el loto de dos pétalos y se sitúa en el entrecejo. Su florecimiento se relaciona con la atención plena, la observación, la imaginación, la capacidad de concentrarse, el discernimiento y, con una vibración considerable, alcanza la clarividencia. En el mundo de los sueños, o cuando fantasea, el ser humano ve con los ojos cerrados, gracias a la acción de este sentido interno. Recordar algo con la memoria, es muy distinto a verlo en la pantalla de la mente. Por otro lado, este chakra ajna está vinculado con el centro intelectual superior, donde se expresa la conciencia o inteligencia práctica, tal como sucede con el chakra anahata, y el centro emocional superior. En Oriente, esta rueda biomagnética es conocida como el “tercer ojo”, y el mundo Occidental la denomina percepción extrasensorial o sexto sentido.
En el diagrama simbólico de este vórtice, se aprecia un triángulo invertido, el cual alberga el signo masculino y parte del mantra “Om”. Los hinduistas denominan a la pareja hombre-mujer, lingam-yoni representada por un falo y un triángulo. La silaba “Om” goza de un significado complejo. Se le considera el sonido primordial, de donde surgen todos los demás[15], y unifica sus deidades más sagradas: Brahma, Vishnu y Shiva. También identifica a Atman, el Ser de toda Alma Humana, alude a la unión de lo espiritual con lo material. En este caso, refuerza la idea de integración de los pares de opuestos. Junto al triángulo aparece la diosa Hakinki, emparejándose con el signo “Om” como consorte de Brahma.
“Puede notarle aquí que Sakti es representada con un triángulo debido a su manifestación triple como voluntad, acción y conocimiento. Así, en el plano material, si hay tres fuerzas, no hay otro modo de ponerlas en interacción que en forma de triángulo en el que, si bien cada una es separada y distinta de la otra, empero se relacionan todas recíprocamente y forman parte de un todo.” (John Woodroffe. “El poder serpentino”. Cap. II. Los centros o lotos -chakra, padma-).
En la parte superior se completa el ideograma “Om”, con los tres fonemas “a, u, m[16], que también representan la luna, el sol y el fuego, respectivamente. Estos tres elementos profundizan en lo anteriormente comentado, en una octava superior.
En el plano humano, las creencias hinduistas y budistas, aluden a la unión de lo masculino y lo femenino por medio del fuego. En el ámbito ontológico sería, el amor consciente sobre la base del entusiasmo que impulsa la acción por integrase con la “Auténtica Realidad”, la cual se halla más allá de los sentidos. Este símbolo revela la realidad ignota, que origina todo lo que percibe el sujeto. Este sonido primordial del mantra “Om”, se refiere a una vibración, o energía vinculada a la realidad más trascendente que surge de un punto misterioso, y que despliega la creación.
El chakra ajna es una herramienta de la conciencia para el alumno que anhela incrementar esa percepción de la realidad, y conocerse a sí mismo. El budismo, lo llama la “visión clara”. El desarrollo de este vórtice se inicia con el uso de la conciencia, la cual se halla presente cuando el individuo está atento cabalmente. El primer rasgo de acción de la conciencia de modo intencional por parte del alumno, es prestar atención[17] a todo lo que perciben nuestros sentidos. Esta voluntad se traduce en esfuerzo, energía, y este afán activa este centro biomagnético. Según la práctica del conocimiento de sí ahonda en su esfuerzo, hay que aprender a dividir la atención, dentro y fuera; contemplar lo que ocurre en la psiquis, y lo que aportan los sentidos físicos. El sentido de la autoobservación se halla directamente asociado a este chakra. La concentración, tanto en todos los ámbitos de la existencia como en la meditación, son cualidades que progresan con la acción de la conciencia. Así mismo, el uso de la imaginación consciente en cualquier campo que se necesita. Todas estas acciones propician el desarrollo de este vórtice ajna, porque son necesarias para percibir la realidad que nos rodea, y aquella que se halla dentro de uno en un momento dado. Igualmente, hay que sumarle la capacidad de distinguir en diferentes apartados de la existencia; lo que es de lo que no, la apariencia de la realidad, junto a la presencia de la conciencia. Este sentido interno es un elemento indispensable para el desarrollo del alma. Es la ventana por donde entra la luz del conocimiento adquirido por la conciencia en un nivel más profundo, y amplio de la realidad, tanto física como psicológica o anímicamente.
La claridad en la forma de pensar se basa siempre en la facultad de captar el mundo que le rodea tal cual es, sin diluirlo por una carencia de atención o concentración. En la misma proporción, si no hay conciencia, es decir, sin presencia a cómo se recibe la información cuando llega a la mente, ni a lo que provoca, no será posible “ser objetivo” con respecto a lo que significa. La autoconciencia posee, junto a los sentidos físicos, estos chacras para advertir, discernir y aprehender la realidad, que la limitación de las ventanas sensoriales pasan por alto. Estos sentidos internos informan, pero con sutileza y acción lacónica, semejante a la expresión de la conciencia. Esto es debido a que ambos comparten la misma naturaleza, son intangibles, y se mueven en el plano interno. Los chacras, si están abiertos y vibran en el momento de entrar en contacto con la escena, producen inspiración o intuición, y la conciencia aprehende la verdad del instante. De esta forma, el individuo se conecta con los centros superiores.
La comprensión de la realidad se fundamenta en la experiencia directa de la misma, la cual es percibida en los diferentes planos donde esta se manifiesta. Esto facilita la sensatez en el modo de pensar, sentir y obrar. De hecho, la conciencia despierta a la realidad, tanto interna como externa, en la medida que la persona está presente a los distintos planos del evento, y usa su conciencia para darle respuesta.
La autonomía de la conciencia es el axioma indispensable para que el estudiante aprenda a pensar por sí mismo, el cual fundamenta su libertad intelectual.
Este centro biomagnético se deteriora, si el individuo se asienta en un modo de pensar y sentir hedonista, materialista, escéptico, excesivamente racionalista. Estos estados mentales basados en la identificación, obstruyen la psiquis; esta pierde espontaneidad, elasticidad; no está abierta a lo nuevo, al instante, a lo que está más allá de los sentidos. Una mente que no está dispuesta a asombrase, descubrir, indagar, aprender, cuestionar, reflexionar…, sobre la realidad que vive, se encierra en sus propios dogmas y creencias. Esta mente queda fija, recurre, y sus aguas se estancan, no se renuevan con las experiencias de su conciencia.
Por otro lado, la mente del alumno precisa sobrepasar los dualismos, las luchas de opuestos, y sustituirlos por la llama de la comprensión creadora. Las dudas, los intereses creados, los miedos…, son fuentes de preocupaciones, las cuales dañan este sentido interno ajna, del mismo modo que lo hacen con el centro intelectual.
El centro de gravedad de la mente está en el cerebro, y de él parte esta energía hacia todas las funciones: intelectual, emocional, instintiva-motor-sexual. Si la actividad neuronal del cerebro, es inadecuada debido a la identificación, la fascinación y la hipnosis, esto perjudicará a todas las estructuras cerebrales, tanto materiales como intangibles. Es necesario que se respete un buen uso del centro racional, sin abusar de él, y dormir las horas que los facultativos aconsejan. De este modo, uno preserva su salud mental, y este vórtice ajna.
La carencia de esfuerzo en la atención, la concentración, la imaginación…, es fundamento de: distracción, rechazo de actividades cognitivas, fantasía, etc. Así mismo, la sobreestimulación promovida por videojuegos, móviles, tabletas, cine de acción, incluso a infantes con dibujos animados cuyas escenas desfilan a toda velocidad… daña la psiquis. Esto significa que generan problemas en la mente, como hiperactividad, impulsividad, adicción a sensaciones fuertes, etc. Lo que acarrea un deterioro de los dos chakras superiores, cuyas consecuencias derivan en trastornos de las funciones de estas glándulas y, en enfermedades de tipo psicológico.
Esta rueda biomagnética posee su núcleo en el centro intelectual superior; es un sentido interno de la conciencia, pero su labor opera en la mente. Una personalidad equilibrada y una mente receptiva, cooperan con las informaciones adquiridas por este chakra y con los impulsos de la conciencia, entonces, el centro intelectual gozará de lucidez. El vórtice ajna se relaciona íntimamente con la rueda sahasrara, y es su puerta de entrada. En consecuencia, el área de acción del chakra ajna se asocia con el centro intelectual, tanto inferior como superior. Así mismo, su campo magnético influencia la zona cerebral.
El sonido que lo hace vibrar es la vocal “i”, con plena atención en el entrecejo.
El mantra “Om”, sirve junto a la imagen simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente.
Chakra sahasrara
Este centro vital arranca de la primera cervical, rige la glándula pineal o epífisis y el cerebro, y se asocia al plexo cervical; es llamado el loto de los mil pétalos, y se sitúa en la coronilla. Su florecimiento se relaciona con el despertar de la conciencia y la iluminación, tal como lo entienden las corrientes filosóficas orientales. En la tradición cristiana y Occidente, es conocido con el nombre de la “corona de los Santos”, y es representado con una aureola o un nimbo dorado.
También, se le atribuye un estado de felicidad, o “anada”, tal como enseña el budismo.
Este sentido interno recoge la percepción de todos los chakras anteriores, tal como ocurre con el cerebro, donde transitan las corrientes nerviosas más importantes del organismo.
Este chakra sahasrara es el vehículo de expresión de la “Auténtica Realidad”, o Ser del individuo. El diagrama simbólico, más tardío que los anteriores chakras, presenta un círculo con un triángulo, y un punto en su interior.
El punto hace referencia a la glándula pineal. Por la función de esta última, se asimila a un ojo que, dentro de un triángulo, y por su relación con el chakra ajna, representa la omnipresencia y omnisciencia.
Este vórtice es el asiento donde se expresa la iluminación de la conciencia. Esta última transita por cuatro estados. El tercer estado, autoconciencia, es indispensable para que esta facultad de cognición, aprehenda lo que los sentidos internos perciben. Sin un estado psicológico adecuando, es decir, presencia de la conciencia y mente receptiva, la información advertida por los chakras pasa desapercibida. El tercer estado, “Dianoia”, corresponde al despertar de la conciencia; es autoconocimiento, pero la iluminación se atribuye al cuarto estado, “Nous”, e incumbe la comprensión profunda de la realidad que se percibe.
El chakra sahasrara es el sentido interno que provoca la intuición[18] , la cual se aloja en el centro intelectual superior, distinta a la corazonada. Aunque ambos, tercer y cuarto estado de conciencia, gozan de objetividad, la penetración del conocimiento es distinta; no es igual ver que comprender. Una persona contempla un fenómeno y su conocimiento sobre él, es revelador, pero la comprensión del mismo, otorga un entendimiento mayor, más amplio y significativo. Por ejemplo, esto ocurre con asiduidad en el esfuerzo por conocerse, el sujeto observa un estado interior de identificación, lo capta, no obstante, no lo comprende en profundidad, ignora su causa.
Por otro lado, para que la conciencia se ilumine, antes precisa estar en estado de autoconciencia de modo natural y espontáneo, es decir, la naturaleza de la conciencia resida en su propia virtud. Establecerse en “Dianoia”, el despertar la conciencia, significa que esta se mantiene en equilibrio dentro del ejercicio de su función. Tal como ocurre con la digestión que se activa porque el individuo ha ingerido alimentos, del mismo modo, la conciencia conserva su presencia y sus cualidades en acción, sin ningún tipo de esfuerzo particular. Esta capacidad se debe al florecimiento de estos sentidos internos. Un recién nacido es incapaz de gozar de una visión perfecta hasta que, poco a poco, los ojos y el sistema visual son operativos. Después, estos realizan su labor durante toda la vida sin esfuerzo. Esto mismo ocurre con el sujeto que se asienta firmemente en autoconciencia, y estos dos chakras, ajna y sahasrara, vibran y florecen en un grado suficiente y continuo.
La iluminación es un proceso superior, el cual nace de la integración de conciencia, y los atributos de la Esencia cuando se liberan. Si el alumno elimina un ego, desenfrasca la Esencia atrapada de un condicionamiento, y esta queda libre. Después, de su cautiverio precisa despertar a su cualidad, por ejemplo, si era miedo, ahora desplegará coraje, unida con los demás porcentajes de Esencia libre. La iluminación requiere un amplio porcentaje de conciencia liberada, y un uso asiduo de la misma. Esta condición es la que produce el florecimiento de este chakra sahasrara. El conocimiento de sí mismo y de sus circunstancias, atraen los estados de felicidad que son propios de la expansión de la conciencia. De alguna manera, la vivencia de la iluminación se relaciona con el proceso de la liberación del alma, tal como indican todas las doctrinas orientales con el “Nirvana”.
“En esa oscuridad que nosotros llamamos “la ignorancia fundamental” es donde se halla la raíz del sufrimiento. Cuanto más grande sea nuestra luz interior, más débil será la oscuridad interior. Ese es el camino que lleva a la liberación o nirvana”. (Dalai Lama. “Samsara”. Cap. Fe, ciencia y religión).
A efectos prácticos, luz interior implica claridad mental en el momento de percibir la realidad; es discernimiento, una comprensión que determina respuestas que se distinguen por su rectitud, dignidad y creatividad. Una persona con luz es un ser responsable y comprometido con la propia conciencia, la cual alumbra su existencia.
Una conciencia iluminada significa que tiene luz, es decir, brilla, e ilumina todo aquello que enfoca. De esta manera, disipa la oscuridad[19]. Esta alegoría define el carácter del conocimiento de la verdad, el cual libera la mente de sus limitaciones, y la integra en la naturaleza del alma. Así, conciencia, alma, voluntad y mente se fusionan con la realidad ontológica o Ser.
No existe ningún sonido específico para hacer vibrar este centro biomagnético, pero se puede utilizar la vocal “i”, como en el chakra anterior. Las glándulas pituitaria y pineal están muy próximas, y cuando vibran se influyen una a la otra.
El mantra “Aum”, sirve junto a la imagen simbólica para concentrase en este chakra, y meditar sobre su sentido trascendente. Así mismo, el mantra “om, mani, padme, hum”, vocalizado: “om, masi, padme, yom”, también lo activa junto a la intuición del centro intelectual superior[20].
Los chakras pulmonares
Una mención a estos chakras secundarios que no se hallan directamente conectados a la espina dorsal. Su vibración se asocia a la reminiscencia de la Esencia y, por consiguiente, a la memoria de la conciencia. Esta última es muy útil en el ejercicio de la retrospección, atraer todos los datos registrados por ella, y que forman la memoria de la mente interior. Estos vórtices se encuentran sobre cada uno de los pulmones, y vibran con la vocal “a”, en la medida que uno se concentra en ellos cuando vocaliza este sonido en meditación.
Conclusiones
El organismo y las continuas transiciones que concurren en su interior, son, en parte, un misterio. Aunque, la humanidad progresa en todos los campos del saber, la ciencia no ha despejado todas las incógnitas del cuerpo físico.
Hoy en día, la medicina dispone de medios tecnológicos, y aparatos altamente sofisticados para observar la constitución interna del individuo. Los escáneres, TAC, resonancia magnética, rayos X, transductor de ultrasonidos, electrocardiograma…, aportan una información efectiva y valiosa de la composición y estado orgánico de la persona. En este caso, los campos electromagnéticos, ultrasonidos…, se utilizan para conocer, diagnosticar, y analizar enfermedades.
La ciencia, según abra sus expectativas a nuevas fórmulas más sensibles de diagnóstico, accederá a explorar partes más internas de los órganos. De este modo, esta detectará funcionamientos o estructuras básicas dañadas, tanto en el plano material como energético o psíquico. Estas últimas se revelarán como las causas invisibles de muchos trastornos de salud que en la actualidad son de origen desconocido o denominadas raras.
“Uniendo física, ingeniería y microbiología, un equipo de investigadores del MIT[21] ha medido la frecuencia a la que los glóbulos rojos de la sangre vibran, demostrando que dichas frecuencias pueden reflejar la salud de las células. La investigación podría significar un avance para los diagnósticos médicos. De hecho, el trabajo realizado por los científicos se utilizaría como fórmula de diagnóstico de la malaria… El estudio ha permitido establecer, por vez primera, una relación experimental entre la vibración de la membrana celular y el estado patológico de una célula viva, señalaron los científicos”. (http://news.mit.edu/2008/blood-cell-0901).
Por otro lado, la relevancia de esta componente sutil del organismo se halla en el campo del autoconocimiento. Los chakras son ventanas para el alma. Los sentidos físicos aportan información a la mente, pero esta la interpreta y usa, en la mayoría de los casos, de modo subjetivo. Esta carencia de autoconciencia acarrea la incorrecta transformación de impresiones. Estos sentidos y cualidades internas siguen un itinerario inverso, sus actividades son percibidas, primero por la Esencia y la conciencia, después la información pasa a la mente. Cuando el estudiante se esfuerza por conocerse, goza por medio de estos vórtices de vivencias directas, las cuales corresponden a procesos internos más sutiles e intangibles. Por esta causa, imaginación, inspiración e intuición son facultades vitales en el progreso anímico. Así mismo, la capacidad de adaptarse, ser voluntarioso, desapegado, y entusiasta son cualidades, junto con otras muchas, básicas en los campos del Ser y del Saber. En este sentido, el desarrollo de estos centros biomagnéticos facilita, tanto la existencia como la guía necesaria hacia un equilibrio interior. La vibración de los chakras proporciona al sujeto unas herramientas eficaces a la conciencia y unas vías de percepción objetivas para la toma de decisiones y el conocimiento de la realidad. Igualmente, en el campo de la salud, esta canalización de la energía vital o prana aporta un suplemento energético, el cual incide en el equilibrio orgánico. Este será perceptible en el individuo con los años de trabajo sobre ellos, tal como indican las distintas disciplinas y tradiciones orientales.
Más adelante, el curso profundizará en un nivel superior sobre la transformación de la energía y sus distintas manifestaciones. Estos estudios incidirán en su uso consciente y equilibrado con el objetivo de un despertar de las mismas, y beneficie el progreso vital, anímico y espiritual del estudiante.
Tabla de ilustraciones
1.- “Yogi y los siete chakras”, (más tarde del siglo XVIII). Localización: ciudad de Kangra, India.
2.- “Flor de loto”, Localización: complejo de Qutb (1060), Nueva Delhi, India. Representa el chakra Muladhara.
3.- Estructura completa del chakra ajna. Confección propia.
4.- “Descripción de los nadis”, (siglo XIX), atribuida al sabio tibetano Ratnasara. Localización: cortesía de la University of the Trees Press, California, EEUU.
5.- “Los chakras y el sistema nervioso”, (1987), lámina 6, Autor: C. W. Leadbeater. Obra: “Los chakras”, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
6.- “Loto de oro”. Situado en el estanque del loto sagrado, “Potramarai Kulam”, en el templo de Meenakshi Amman, (siglo VI), Madurai, India.
7.- “Detalle de uno de los techos del templo de Meenakshi Amman, Madurai, India. Este templo está dedicado a Parvati y Shiva. Fue destruido en la conquista musulmana y reconstruido en el siglo XVI. En la imagen se representan los siete chakras junto a divinidades del panteón hinduista.
8.- “El chakra muladhara”, (1987), lámina 1, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
9.- “Diagrama simbólico del chakra muladhara”, (1979), lámina 2. Autor: John Woodroffe. Obra: “El poder de la serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos Aires, Argentina.
10.- “El chakra svadhisthana”, (1987), lámina 2, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
11.- “Diagrama simbólico del chakra svadhisthana”, (1979), lámina 2. Autor: John Woodroffe. Obra: “El poder de la serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos Aires, Argentina.
12.- “El chakra manipura”, (1987), lámina 4, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
13.- “Diagrama simbólico del chakra manipura”, (1979), lámina 3. Autor: John Woodroffe. Obra: “El poder de la serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos Aires, Argentina.
14.- “El chakra anahata”, (1987), lámina 5, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
15.- “Diagrama simbólico del chakra anahata”, (1979), lámina 4. Autor: John Woodroffe. Obra: “El poder de la serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos Aires, Argentina.
16.- “El chakra vishuddha”, (1987), lámina 7, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
17.- “Diagrama simbólico del chakra vishuddha”, (1979), lámina 5. Autor: John Woodroffe. Obra: “El poder de la serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos Aires, Argentina.
18.- “El chakra ajna”, (1987), lámina 9, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
19.- “Diagrama simbólico del chakra ajna”, (1979), lámina 6. Autor: John Woodroffe. Obra: “El poder de la serpiente”, Editorial Kier S. A., Buenos Aires, Argentina.
20.- “El chakra sahasrara”, (1987), frontispicio, Obra: “Los chakras”, C. W. Leadbeater, Editorial Edaf, S. A., Madrid.
21.- “Diagrama simbólico del chakra sahasrara”, (2007). Autor: Nyo. Localización: Creative Commons atribución 2.0 Genérica. Wikipedia.

Biografía consultada
“El poder de la serpiente”. Autor: John Woodroffe. Contiene la traducción de dos textos hindúes, el Sat-chakra-nirupana, y el Padaka-panchaka. Asimismo, todos los diagramas simbólicos de los chakras de este texto.
“Los chakras”. Autor: C. W. Leadbeater. Contiene todas las láminas de los chakras principales de este texto.
“Los misterios del fuego”. Autor: Samael Aun Weor.
“Los chakras”. Autor: Christian Rossel.
“Kundalini Yoga”. Autor: Swami Sivananda.
“Tantra: el yoga del sexo”. Autor: Omar V. Garrison.
“Shiva Sanhita”, los chakras. Autor: anónimo.
“El secreto tibetano de la eterna juventud”. Autor: Peter Kelder.
“Patanjali y el yoga”. Autor: Mircea Eliade.
Lecturas
“En el estudio de otras modalidades médicas alternativas, el BEM ofrece una estructura conceptual unificada que podría ayudar a explicar cómo ciertas técnicas diagnósticas y terapéuticas (por ejemplo, acupuntura, homeopatía, ciertos tipos de etnomedicina, y efectos de curanderos) pueden producir resultados que son de difícil comprensión desde un punto de vista más convencional. Estas áreas de la medicina alternativa se encuentran en la actualidad completamente basadas en enfoques empíricos (es decir, experimentación y observación antes que teoría) y fenomenológicos (es decir, la clasificación y descripción de cualquier hecho, circunstancia, o experiencia, sin intento alguno de su explicación). Así, su futuro desarrollo podría verse acelerado como una comprensión científica si su mecanismo de acción pudiera ser dilucidado”. (Institutos Nacionales de la Salud, EE.UU. Aplicaciones del Bioelectromagnétismo en Medicina. Conclusiones. Autores. Beverly Rubik, Ph.D.; Robert O. Becker; M.D.; Robert G. Flower, M.S.; Carlton F. Hazlewood, Ph.D.; Abraham R. Liboff, Ph.D.; Jan Walleczek, Ph.D.).
"El mundo es magnético, el sol es magnético, el universo es magnético, lo es desde las gigantescas nebulosas lejanas hasta las partículas elementales. Miríadas de campos magnéticos de diferente origen atraviesan al Hombre. El Hombre también es un imán: las corrientes biológicas del cuerpo engendran en derredor un fantástico dibujo pulsativo de líneas de fuerza magnéticas. La Tierra en la que vivimos es un gigantesco imán azul. El sol -la esfera amarilla de plasma- es un imán mayor aún. Las galaxias y las nebulosas, apenas visibles con radiotelescopios, son imanes de dimensiones inconcebibles". (V. P. Kartsev. Tres milenios del imán. Introducción).
Poema
CLVI (Galerías) VII
En el silencio sigue
la lira pitagórica vibrando,
el iris en la luz, la luz que llena
mi estereoscopio vano.
Han cegado mis ojos las cenizas
del fuego heraclitano.
El mundo es, un momento,
transparente, vacío, ciego, alado.
Antonio Machado
     
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[1] C.W. Leadbeater (1854-1934), los define como “los centros magnéticos vitales del Hombre”, en su obra: “Los chakras”.
[2] En el plano biológico, estos procesos del pensamiento, y de cómo esta labor se realiza en el cerebro, son extremamente complicados, y en ningún caso son objetos de estudio en esta exposición.
[3] (Institutos Nacionales de la Salud, EE.UU. Aplicaciones del Bioelectromagnetismo en Medicina. Autores. Beverly Rubik, Ph.D.; Robert O. Becker; M.D.; Robert G. Flower, M.S.; Carlton F. Hazlewood, Ph.D.; Abraham R. Liboff, Ph.D.; Jan Walleczek, Ph.D.).
[4] Este aparato proyecta un continuo haz de luz sobre un objeto que gira, por ejemplo, un ventilador. Cuando la imagen que refleja el objeto es estática, es decir, es iluminado siempre en la misma posición, entonces, se conoce su velocidad de rotación.
“Instrumento que permite visualizar un objeto que está girando como si estuviera inmóvil o girando muy lentamente. Este principio es usado para el estudio de objetos en rotación o vibración”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: estroboscopio).
[5] En los distintos yogas, se denomina nadis “Sushumná”.
[6] Este fenómeno se conoce como resonancia. El uso de dos diapasones idénticos demuestra esta propiedad de las ondas sonoras, el cual consiste en hacer vibrar uno de modo que el otro se activa solo, y repica con el primero en la misma frecuencia o tono. El diapasón es un instrumento que se utiliza para afinar instrumentos musicales. Este vibra a una frecuencia determinada, normalmente estándar, es decir, un tono justo y un patrón de afinación del sistema musical.
[7] Consumir una dieta equilibrada; evitar la ingesta de sustancias psicotrópicas, alcohol, tabaco…; mantener un contacto con la naturaleza, sus elementos, por ejemplo, el campo, el sol, el mar, el viento, la lluvia, el frío del invierno, el calor del verano, disfrutar de espacios abiertos y luz solar, adquirir el hábito de caminar en las distintas estaciones del año en un entorno natural, o practicar una actividad física al aire libre; conservar las relaciones personales en lugar de hacerlo siempre por vía telemática; compartir tiempo con los demás; dormir las horas recomendadas por OMS; gozar de una vida sencilla…, en definitiva, no olvidar que el ser humano es un ser vivo, y forma parte de la naturaleza.
[8] “Los sastra, o shastras, son un conjunto de textos budistas e hinduistas que contienen tratados y enseñanzas”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: shastra).
[9] En la antigüedad, el éter, describía el elemento base o la causa de los demás elementos de la naturaleza. En la Edad Media, fue llamado quintaesencia, y hoy en día, en cosmología, este término da nombre a una energía hipotética que explica una expansión acelerada del universo.
“En el diálogo de Platón, “Timeo” (58d), hablando sobre el aire, Platón menciona que existe el tipo más translúcido al que se le llama éter”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: éter).
[10] Las antiguas tradiciones orientales (India, China, Mesopotamia…) como occidentales (Grecia, Roma, celtas…) consideraban a los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire), fundamento y estructura de la naturaleza. Los filósofos de la antigüedad añadían a estos cuatro elementos, un quinto más sutil e invisible llamado éter, origen de todos ellos.
[11] Esta deidad es conocida por ser representada con un cuerpo de hombre con cabeza de elefante.
[12] Makara blanco. John Woodroffe. “El poder serpentino”, Cap. II. Los Centros o Lotos (Chakra, Padma).
[13] El dios Brahma o Vishnu y la diosa Rakini, según Swami Sivananda o Sir John Woodroffe respectivamente.
[14] “Se denominan Vedas (literalmente conocimiento, en sánscrito) a los cuatro textos más antiguos de la literatura india, base de la religión védica (que fue previa a la religión hinduista”. (Wikipedia, la enciclopedia libre. Clave: Vedas).
[15] Tal como ocurre con la luz blanca que se descompone en los colores del Arco Iris.
[16] En sanscrito las vocales “a, u” se pronuncian “o”.
[17] La relación entre la atención y la conciencia se estudia en una monografía particular en el curso.
[18] El diccionario de la RAE define: “La intuición es la visión o la comprensión directa e inmediata de la realidad, sin razonamientos”.
[19] El subconsciente y, en consecuencia, los procesos de identificación, fascinación, sueño e hipnosis.
[20] “Este mantra sirve para despertar el séptimo sentido, que es la intuición”. (Samael Aun Weor. “Las facultades superiores del hombre”. Cap. Lección mántrica).
[21] Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en EEUU.

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